Capítulo 11

94 19 0
                                    


Cuando los señores se levantaron de la mesa después de cenar, Seokjin subió a visitar a su hermano y al ver que estaba bien abrigado lo acompañó al salón, donde sus amigos le dieron la bienvenida con grandes demostraciones de contento. Seokjin nunca los había visto tan amables como en la hora que transcurrió hasta que llegaron los caballeros. Hablaron de todo. Describieron la fiesta con todo detalle, contaron anécdotas con mucha gracia y se burlaron de sus conocidos con humor.


Pero en cuanto entraron los caballeros, Taehyung dejó de ser el primer objeto de atención. Los ojos del joven Seojoon se volvieron instantáneamente hacia Yoongi y no había dado cuatro pasos cuando ya tenía algo que decirle. El se dirigió directamente al joven Kim y lo felicitó cortésmente. También el señor Eunwoo le hizo una ligera inclinación de cabeza, diciéndole que se alegraba mucho; pero la efusión y el calor quedaron reservados para el saludo de Jimin, que estaba muy contento y lleno de atenciones para con él. La primera media hora se la pasó avivando el fuego para que Taehyung no notase el cambio de un habitación a la otra, y le rogó que se pusiera al lado de la chimenea, lo más lejos posible de la puerta. Luego se sentó junto a él y ya casi no habló con nadie más. Seokjin, enfrente, con su labor, contemplaba la escena con satisfacción.

Cuando terminaron de tomar el té, el señor Eunwoo recordó a su cuñado la mesa de juego, pero fue en vano; él intuía que a Yoongi no le apetecía jugar, y el señor Eunwoo vio su petición rechazada inmediatamente. Le aseguró que nadie tenía ganas de jugar; el silencio que siguió a su afirmación pareció corroborarla. Por lo tanto, al señor Eunwoo no le quedaba otra cosa que hacer que tumbarse en un sofá y dormir. Yoongi cogió un libro, el joven SeoJoon cogió otro, y el señor HyungSik, ocupado principalmente en jugar con sus pulseras y sortijas, se unía, de vez en cuando, a la conversación de su hermano con el joven Taehyung.


El joven SeoJoon prestaba más atención a la lectura de Yoongi que a la suya propia. No paraba de hacerle preguntas o mirar la página que él tenía delante. Sin embargo, no consiguió sacarle ninguna conversación; se limitaba a contestar y seguía leyendo. Finalmente, angustiado con la idea de tener que entretenerse con su libro que había elegido solamente porque era el segundo tomo del que leía Yoongi, bostezó largamente y exclamó


––¡Qué agradable es pasar una velada así! Bien mirado, creo que no hay nada tan divertido como leer. Cualquier otra cosa en seguida te cansa, pero un libro, nunca. Cuando tenga una casa propia seré desgraciadísimo si no tengo una gran biblioteca.––


Nadie dijo nada. Entonces volvió a bostezar, cerró el libro y paseó la vista alrededor de la habitación buscando en qué ocupar el tiempo; cuando al oír a su hermano mencionarle un baile al joven Taehyung, se volvió de repente hacia él y dijo:


––¿Piensas seriamente en dar un baile en Netherfield, Jimin? Antes de decidirte te aconsejaría que consultases con los presentes, pues o mucho me engaño o hay entre nosotros alguien a quien un baile le parecería, más que una diversión, un castigo.


––Si te refieres a Yoongi ––le contestó su hermano––, puede irse a la cama antes de que empiece, si lo prefiere; pero en cuanto al baile, es cosa hecha, y tan pronto como Han lo haya dispuesto todo, enviaré las invitaciones.


––Los bailes me gustarían mucho más ––repuso su hermano–– si fuesen de otro modo, pero esa clase de reuniones suelen ser tan pesadas que se hacen insufribles. Sería más racional que lo principal en ellas fuese la conversación y no un baile.

Orgullo y Prejuicio (adaptación - Sujin) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora