Capítulo 61

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El día en que la señora Kim se separó de sus dos mejores hijos, fue de gran
bienaventuranza para todos sus sentimientos maternales. Puede suponerse con qué delicioso orgullo visitó después a el señor de Park y habló de el señor de Kim. Querría poder decir, en atención a su familia, que el cumplimiento de sus más vivos anhelos al ver colocados a tantos de sus hijos, surtió el feliz efecto de convertirla en una mujer  sensata, amable y juiciosa para toda su vida; pero quizá fue una suerte para su marido (que no habría podido gozar de la dicha del hogar en forma tan desusada) que siguiese
ocasionalmente nerviosa e invariablemente mentecata.

El señor Kim echó mucho de menos a su Seokjin; su afecto por él le sacó de casa con una frecuencia que no habría logrado ninguna otra cosa. Le deleitaba ir a Pemberley, especialmente cuando menos le esperaban.

Jimin y Taehyung sólo estuvieron un año en Netherfield. La proximidad de su madre y de los parientes de Meryton no era deseable ni aun contando con el fácil carácter de Jimin y con el cariñoso corazón de Taehyung. Entonces se realizó el sueño dorado de los hermanos de Jimin; éste compró una posesión en un condado cercano a Derbyshire, y
Taehyung y Seokjin, para colmo de su felicidad, no estuvieron más que a treinta millas de distancia.

Yohan, sólo por su interés material, se pasaba la mayor parte del tiempo con sus dos hermanos mayores; y frecuentando una sociedad tan superior a la que siempre había conocido, progresó notablemente. Su temperamento no era tan indomable como el de Donghan, y lejos del influjo de éste, llegó, gracias a una atención y dirección conveniente, a ser menos irritable, menos ignorante y menos insípido. Como era natural, lo apartaron
cuidadosamente de las anteriores desventajas de la compañía de Doghan, y aunque el señor de Jeon  lo invitó muchas veces a ir a su casa, con la promesa de bailes y galanes, su padre nunca consintió que fuese.

Namjoon fue el único que se quedó en la casa y se vio obligado a no despegarse de las faldas de la señora Kim, que no sabía estar sola. Con tal motivo tuvo que mezclarse más con el mundo, pero pudo todavía moralizar acerca de todas las visitas de las mañanas, y como ahora no lo mortificaban las comparaciones entre su belleza y la de sus hermanos, su padre sospechó que había aceptado el cambio sin disgusto.

En cuanto a Jungkook y Donghan, las bodas de sus hermanos les dejaron tal como estaban. Él aceptaba filosóficamente la convicción de que Seokjin sabría ahora todas sus falsedades y toda su ingratitud que antes había ignorado; pero, no obstante,
alimentaba aún la esperanza de que Yoongi influiría para labrar su suerte. La carta de felicitación por su matrimonio que Seokjin recibió de Donghan daba a entender que tal esperanza era acariciada, si no por él mismo, por lo menos por esposo. Decía textualmente así:

«Mi querido Jin: Te deseo la mayor felicidad. Si quieres al señor Min la mitad de lo que yo quiero a mi adorado Jungkook, serás muy dichoso. Es un gran consuelo pensar que eres tan rico; y cuando no tengas nada más que hacer, acuérdate de nosotros. Estoy seguro de que a Jungkook le gustaría muchísimo un destino de la corte, y nunca tendremos bastante dinero para vivir allí sin alguna ayuda. Me refiero a una plaza de trescientas o cuatrocientas libras anuales aproximadamente; pero, de todos modos, no le hables a Yoongi de eso si no lo crees conveniente.»

Y como daba la casualidad de que Seokjin lo creía muy inconveniente, en su contestación trató de poner fin a todo ruego y sueño de esa índole. Pero con frecuencia le mandaba todas las ayudas que le permitía su práctica de lo que él llamaba economía en sus gastos privados. Siempre se vio que los ingresos administrados por personas tan
manirrotas como ellos dos y tan descuidados por el porvenir, habían de ser insuficientes para mantenerse. Cada vez que se mudaban, o Taehyung o Seokjin recibían alguna súplica de auxilio para pagar sus cuentas. Su vida, incluso después de que la paz les confinó a un hogar, era extremadamente agitada. Siempre andaban cambiándose de un lado para otro en busca de una casa más barata y siempre gastando más de lo que podían. El afecto de Jungkook por Doghan no tardó en convertirse en indiferencia; el de Donghan duró un poco más, y a pesar de su juventud y de su aire, conservó todos los derechos a la reputación que su matrimonio le había dado.

Aunque Yoongi nunca recibió a Jungkook en Pemberley, le ayudó a progresar en su carrera por consideración a Seokjin. Doghan les hizo alguna que otra visita cuando su marido iba a divertirse a Londres o iba a tomar baños. A menudo pasaban temporadas con los Park, hasta tal punto que lograron acabar con el buen humor de Jimin y llegó a insinuarles que se largasen.

El Joven Seojoon quedó muy resentido con el matrimonio de Yoongi, pero en
cuanto se creyó con derecho a visitar Pemberley, se le pasó el resentimiento: estuvo más loco que nunca por Soobin, casi tan atento con Yoongi como en otro tiempo y tan cortés con Seokjin que le pagó sus atrasos de urbanidad.

Soobin  se quedó entonces a vivir en Pemberley y se encariñó con su hermano tanto como Yoongi había previsto. Los dos se querían tiernamente. Soobin tenía el más alto concepto de Seokjin, aunque al principio se asombrase y casi se asustase al ver lo jugueton que era con su hermano; veía a aquel hombre que siempre le había
inspirado un respeto que casi sobrepasaba al cariño, convertido en objeto de francas bromas. Su entendimiento recibió unas luces con las que nunca se había tropezado. Ilustrado por Seokjin, empezó a comprender que un hombre puede tomarse con su marido unas libertades que un hermano nunca puede tolerar a un hermano diez años menor que él.

Lady Catherine se puso como una fiera con la boda de su sobrino, y como abrió la esclusa a toda su genuina franqueza al contestar a la carta en la que él le informaba de su compromiso, usó un lenguaje tan inmoderado, especialmente al referirse a Seokjin, que sus relaciones quedaron interrumpidas por algún tiempo. Pero, al final, convencido por Seokjin, Yoongi accedió a perdonar la ofensa y buscó la reconciliación. Su tía
resistió todavía un poquito, pero cedió o a su cariño por él o a su curiosidad por ver cómo se comportaba su esposo, de modo que se dignó visitarles en Pemberley, a pesar de la profanación que habían sufrido sus bosques no sólo por la presencia de semejante dueño, sino también por las visitas de sus tíos de Londres.

Con los Gardiner estuvieron siempre los Min en la más íntima relación. Yoongi,
lo mismo que Seokjin, les quería de veras; ambos sentían la más ardiente gratitud por las personas que, al llevar a Seokjin a Derbyshire, habían sido las causantes de su unión.

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Hasta aquí llegó esta hermosa historia,  disfrute mucho hacerla aunque al principio estaba dudando un poco

Espero que la disfruten

Gracias a las personitas la han estado leyendo, me gusto leer los comentarios de algunas (ojalá wattpad tuviera esa opción de responder comentarios)

Algunos nombres no los cambie por q me daba pereza andar buscando a cada rato nombres aparte de q tengo memoria de pollo

En fin, love pa toos

Orgullo y Prejuicio (adaptación - Sujin) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora