En cuanto se marcharon, Seokjin salió a pasear para recobrar el ánimo o, mejor
dicho, para meditar la causa que le había hecho perderlo. La conducta de Yoongi lo tenía asombrado y enojado. ¿Por qué vino ––se decía–– para estar en silencio, serio e indiferente?»No podía explicárselo de modo satisfactorio.
«Si pudo estar amable y complaciente con mis tíos en Londres, ¿por qué no
conmigo? Si me temía, ¿por qué vino? Y si ya no le importo nada, ¿por qué estuvo tan callado? ¡Qué hombre más irritante! No quiero pensar más en él.»Involuntariamente mantuvo esta resolución durante un rato, porque se le acercó su hermano, cuyo alegre aspecto demostraba que estaba más satisfecho de la visita que él.
––Ahora ––le dijo––, pasado este primer encuentro, me siento completamente
tranquilo. Sé que soy fuerte y que ya no me azoraré delante de él. Me alegro de que venga a comer el martes, porque así se verá que nos tratamos simplemente como amigos indiferentes.––Sí, muy indiferentes ––contestó Seokjin riéndose––. ¡Oh, Taehyung! ¡Ten cuidado!
––Jin, querido, no vas a creer que soy tan débil como para correr ningún peligro.
––Creo que estás en uno muy grande, porque él te ama como siempre.
No volvieron a ver a Jimin hasta el martes, y, entretanto, la señora Kim se entregó a todos los venturosos planes que la alegría y la constante dulzura del caballero habían hecho revivir en media hora de visita. El martes se congregó en Longbourn un numeroso grupo de gente y los señores que con más ansias eran esperados llegaron con toda puntualidad. Cuando entraron en el comedor, Seokjin observó atentamente a Jimin para ver si ocupaba el lugar que siempre le había tocado en anteriores comidas al lado de su hermano; su prudente madre, pensando lo mismo, se guardó mucho de invitarle a que tomase asiento a su lado. Jimin pareció dudar, pero Taehyung acertó a mirar sonriente a su alrededor y la cosa quedó decidida: Jimin se sentó al lado de Taehyung.
Seokjin, con triunfal satisfacción, miró a Yoongi. Éste sostuvo la mirada con noble indiferencia, Seokjin habría imaginado que Jimin había obtenido ya permiso de su amigo para disfrutar de su felicidad si no hubiese sorprendido los ojos de éste vueltos también hacia Yoongi, con una expresión risueña, pero de alarma.
La conducta de Jimin con Taehyung durante la comida reveló la admiración que sentía por él, y aunque era más circunspecta que antes, Seokjin se quedó convencido de que si sólo dependiese de él, su dicha y la de Taehyung quedaría pronto asegurada. A pesar de que no se atrevía a confiar en el resultado, Seokjin se quedó muy satisfecho y se sintió todo lo animado que su mal humor le permitía. Yoongi estaba al otro lado de la mesa, sentado al lado de la señora Kim, y Seokjin comprendía lo poco grata que les era a los dos semejante colocación, y lo poco ventajosa que resultaba para nadie. No estaba lo bastante cerca para oír lo que decían, pero pudo observar que casi no se
hablaban y lo fríos y ceremoniosos que eran sus modales cuando lo hacían. Esta
antipatía de su madre por Yoongi le hizo más penoso a Seokjin el recuerdo de lo que todos le debían, y había momentos en que habría dado cualquier cosa por poder decir que su bondad no era desconocida ni inapreciada por toda la familia.Esperaba que la tarde le daría oportunidad de estar al lado de Yoongi y que no acabaría la visita sin poder cambiar con él algo más que el sencillo saludo de la llegada. Estaba tan ansioso y desasosegado que mientras esperaba en el salón la entrada de los caballeros, su desazón casi la puso de mal talante. De la presencia de Yoongi dependía
para él toda esperanza de placer en aquella tarde.«Si no se dirige hacia mí ––se decía–– me daré por vencido.»
Entraron los caballeros y pareció que Yoongi iba a hacer lo que él anhelaba; pero desgraciadamente varias personas se habían agrupado alrededor de la mesa en donde la señora Kim preparaba el té y Seokjin servía el café, estaban todos tan apiñados que no quedaba ningún sito libre a su lado ni lugar para otra silla. Al acercarse los caballeros, uno de los muchachos se aproximó a Seokjin y le dijo al oído:
––Los hombres no vendrán a separarnos; ya lo tengo decidido; no nos hacen
ninguna falta, ¿no es cierto?Yoongi entonces se fue a otro lado de la estancia. Seokjin le seguía con la vista y
envidiaba a todos con quienes conversaba; apenas tenía paciencia para servir el café, y llegó a ponerse furioso consigo mismo por ser tan tonto.«¡Un hombre al que he rechazado! Loco debo estar si espero que renazca su amor. No hay un solo hombre que no se rebelase contra la debilidad que supondría una segunda declaración. No hay indignidad mayor para ellos.»
Se reanimó un poco al ver que Yoongi venía a devolverle la taza de café, y él
aprovechó la oportunidad para preguntarle:––¿Sigue su hermano en Pemberley?
––Sí, estará allí hasta las Navidades.
––¿Y está solo? ¿Se han ido ya todos sus amigos?
––Sólo lo acompaña la señora Annesley; los demás se han ido a Scarborough a
pasar estas tres semanas.A Seokjin no se le ocurrió más que decir, pero si él hubiese querido hablar, ¡con
qué placer le habría contestado! No obstante, se quedó a su lado unos minutos, en silencio, hasta que el muchacho de antes se puso a cuchichear con Seokjin, y entonces él se retiró.Una vez quitado el servicio de té y puestas las mesas de juego, se levantaron todos. Seokjin creyó entonces que podría estar con él, pero sus esperanzas rodaron por el suelo cuando vio que su madre se apoderaba de Yoongi y le obligaba a sentarse a su mesa de whist. Seokjin renunció ya a todas sus ilusiones. Toda la tarde estuvieron confinados en mesas diferentes, pero los ojos de Yoongi se volvían tan a menudo donde él estaba, que tanto el uno como el otro perdieron todas las partidas.
La señora Kim había proyectado que los dos caballeros de Netherfield se
quedaran a cenar, pero fueron los primeros en pedir su coche y no hubo manera de retenerlos.––Bueno, niños––dijo la madre en cuanto se hubieron ido todos––, ¿qué me decís?
A mi modo de ver todo ha ido hoy a pedir de boca. La comida ha estado tan bien
presentada como las mejores que he visto; el venado asado, en su punto, y todo el mundo dijo que las ancas eran estupendas; la sopa, cincuenta veces mejor que la que nos sirvieron la semana pasada en casa de los Jung; y hasta el señor Min reconoció que las perdices estaban muy bien hechas, y eso que él debe de tener dos o tres cocineros franceses. Y, por otra parte, Taehyung querido, nunca estuviste más guapo que esta tarde; la señora Song lo afirmó cuando yo le pregunté su parecer. Y ¿qué crees que me dijo, además? «¡Oh, señora Kim, por fin la tendremos en Netherfield!» Así lo dijo. Opino que la señora Song es la mejor persona del mundo, y sus sobrinos son unos muchachos muy bien educados y no son feos del todo; me gustan mucho.Total que la señora Kim estaba de magnífico humor. Se había fijado lo bastante en la conducta de Jimin para con Taehyung para convencerse de que al fin lo iba a conseguir. Estaba tan excitada y sus fantasías sobre el gran porvenir que esperaba a su familia fueron tan lejos de lo razonable, que se disgustó muchísimo al ver que Jimin
no se presentaba al día siguiente para declararse.––Ha sido un día muy agradable ––dijo Taehyung a Seokjin––. ¡Qué selecta y qué cordial fue la fiesta! Espero que se repita.
Seokjin se sonrió.
––No te rías. Me duele que seas así, Jin. Te aseguro que ahora he aprendido a
disfrutar de su conversación y que no veo en él más que un muchacho inteligente y amable. Me encanta su proceder y no me importa que jamás haya pensado en mí. Sólo encuentro que su trato es dulce y más atento que el de ningún otro hombre.––¡Eres cruel! ––contestó su hermano––. No me dejas sonreír y me estás provocando a hacerlo a cada momento.
––¡Qué difícil es que te crean en algunos casos!
––¡Y qué imposible en otros!
––¿Por qué te empeñas en convencerme de que siento más de lo que confieso?
––No sabría qué contestarte. A todos nos gusta dar lecciones, pero sólo enseñamos lo que no merece la pena saber. Perdóname, pero si persistes en tu indiferencia, es mejor que yo no sea tu confidente.
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Orgullo y Prejuicio (adaptación - Sujin)
FanfictionKim Seok Jin y Min Yoongi, cada uno a su manera y, no obstante, de forma muy parecida, deben madurar para superar algunas crisis y aprender de sus errores para poder encarar el futuro en común, superando el orgullo de clase de Yoongi y los prejuicio...