Nerd 2.5: Parafilia [+18] [COMPLETA]

Capítulo 4

Estaba lista para partir con un nuevo guardarropas, típico de una chica decente a la que no le gusta llamar la atención, que se rehúsa a destacar, a mostrar de más y que probablemente forme parte de una congregación religiosa de forma activa. Todo escogido por Azrel.

—¿Y la lencería? —le pregunté a Azrel revisando mi maleta.

Él alzó una ceja, conteniendo una sonrisa mientras me escrutaba con inocencia fingida.

—Tienes ropa interior de sobra en el equipaje que armé para ti

—Me niego. —Cerré la maleta y me senté encima con resignación, enfrentando a mi jefe con la mirada seria—. Me niego a creer que en serio creas que eso es lencería.

—¿No sirve para cubrirte?

Me mordí el interior de la mejilla para no sucumbir a su broma en una risa.

—¿Alguna vez te han modelado en ropa íntima una mujer? —inquirí—. ¿Usaban eso?

—Exacto, Poison. —Me dio un par de palmadas en mi rodilla cruzada sobre mi pierna—. Vas a trabajar, ¿no? ¿A quién quieres modelarle?

—No jodas. —Me tapé el rostro con las manos para disimular la risa—. Con alguien tengo que coger, ¿no? Y no será usando esas cosas.

—Puedes pedirle algo prestado a Aysel, tu prima, para esas hipotéticas situaciones, pero el resto del tiempo es imprescindible que te metas de lleno en tu papel... Literalmente hablando, esto sería meterte en el papel hasta las pantaletas.

En ese momento no pude más y me reí con soltura. Él, a pesar de se mordía el labio y miró hacia otra dirección, la diversión le desbordaba también.

—De acuerdo —accedí todavía riendo.

Antes me habían escogido la ropa interior otros hombres, siempre motivo de sus fantasías, pero jamás me habían pedido que usara las de su abuela.

—Entonces... ¿algo más que deba saber antes de irme?

—Tu teléfono siempre debe estar encendido, te contactaré por ahí. Y vendrás cuando yo te llame. Nada más.

—Pues... de acuerdo. Supongo que es todo, entonces. Nos vemos.

Mientras me levantaba, Azrel me tomó de la muñeca, deteniéndome.

—¿Qué?

—A pesar de todo, de que estoy honestamente dispuesto a ser tu verdugo si me desobedeces, para todo lo demás... Somos un equipo, Poison. No dudes en decirme si hay algo en lo que te pueda ayudar... Mataría a cualquiera, ¿de acuerdo?

—No será necesario. —Me solté de su agarre—. Soy mi propia defensora.

—Nunca está demás tener a un villano de tu lado.

Asentí, y me marché de inmediato, arrastrando mi maleta.

No quería que me viera sonreír.

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     Al llegar a Malcom, la localidad en la que viviría a partir de entonces, lo primero que hice fue buscar cualquier tipo de sustancia tóxica que me dañara por dentro. Para evitar levantar sospechas, me conformé con un polvo matarratas que había en una ferretería de camino al vecindario de las Lugo.

Preparé una porción mínima diluida en una bebida energética, y me la tomé poco a poco mientras arrastraba mi maleta hacia el caserón.

No sabía vivir de otra forma que destruyéndome, no se me ocurría otro modo de impedir que lo hicieran los demás.