***—Tienes novio —le solté a Aysel de sopetón mientras nos arreglábamos para empezar nuestro día de por la mañana.
No me importaba que ella me preguntara cómo lo sabía, o que dedujera que estuve con él en la noche, me impactaba demasiado la noticia que por una explicación enfrentaba el problema que fuese.
Aysel estaba sentada al borde de su cama, subiendo el cierre unas botas negras tan largas que le llegaban casi a la rodilla. Cuando volteó a verme, lucía alarmada.
Pero no me esperaba su respuesta, por supuesto.
—¿De cuál te enteraste?
Abrí la boca para responder, pero la volví a cerrar.
¿Cómo que de cuál? ¿Cuántos tenía?
La vi pararse frente al espejo ya vestida, su falda planchada a la perfección, la camisa metida por dentro de manera elegante; encima llevaba un saco gris con el distintivo que la identificaba como Aysel Lugo, y una corbata azul con franjas rojas que solo ella llevaría.
Yo apenas tenía puesta la falda.
Aysel tomó un rímel y comenzó a retocar sus pestañas en el espejo casi con hipnosis. Parecía haber olvidado mi presencia, así que tuve que volver a hablar.
—Solo digo que... No esperaba que tu abuela te permitiera un noviazgo.
—Ella está de novia con el Señor, no me puede decir nada.
—¿Entonces lo sabe? —pregunté con una ceja alzada.
—¡Por supuesto que no! Y tú no le vas a decir.
—¿No y que no mientes? —acusé mientras buscaba en mi maleta la camisa del uniforme y el suéter que me iba a poner.
Yo no llevaría ni saco ni corbata, Mailyn no era la mitad de organizada y destacada que su prima, prefería esconderse, pasar desapercibida y refugiarse en su fe.
—No estoy mintiendo, ella no me ha preguntado si tengo novio, no si tengo tres, así que no le he mentido en nada.
Me crucé de brazos frente al espejo donde ella se arreglaba, todavía sin ponerme la camisa, mientras ella delineaba sus labios con un labial húmedo de un rojo más intenso que el de su cabello, que era más cobrizo.
—Prima, por el amor al Señor, ¿qué haces tú con tanta verga?
Ella me volteó a ver de frente, con el ceño fruncido al punto en que sus cejas casi se tocaban. Le molestaba que yo usara un lenguaje obsceno, como si no escuchara las cosas que salían de su boca acaramelada.
—Ponte la camisa —dijo, para mi sorpresa.
—¿Nunca has visto tetas antes, primita?
—Más que solo visto. Mi primer beso fue con una mujer.
Enarqué una ceja. Debo confesar que en ese momento su mirada me parecía distinta, aunque tal vez solo cambió mi manera de interpretarla. De pronto fui muy consciente de mi desnudez.
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Nerd 2.5: Parafilia [+18] [COMPLETA]
Mystery / Thriller«-¿Qué edad tienes? -La que tú quieras que tenga. -Tienes veintiuno a partir de ahora. -¿Y mi nuevo nombre? -Mailyn. -De acuerdo. ¿Y qué debo hacer? -Absolutamente todo lo que yo te ordene». ~~~ [Esta historia puede leerse de manera independiente co...