Capítulo 17

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No tenía intensiones de volver con Aaron y Aysel, al menos no de inmediato, así que seguí adelante, hacia una zona apartada de la sala pública del club, donde en lugar de sillas había largos sofás de pelaje rosa, y mesitas de cerámica blanca para los bocadillos y los tragos.

Sama'el estaba ahí con su amante anclada a su brazo como una sanguijuela, y un par de hombres a su alrededor vestidos con trajes elegantes le hablaban apenas gesticulando.

Demasiada diplomacia para una feria de pervertidos.

No sabía de qué estarían discutiendo, pero parecían asuntos importantes y secretos que me valía verga interrumpir.

Así que me acerqué con toda la imprudencia que solo una persona inocente podía permitirse, y me interpuse entre los hombres a mitad de su conversación.

—Señor Jesper, disculpe —dije para llamar la atención del dueño.

Él miró uno a uno a sus hombres con sorpresa e indignación, como si esperara que alguno pudiera explicarle mi impertinencia. Al no recibir respuesta, se volteó hacia mí con una mirada letal y sedienta, la chispa transformándose en llama, porque era un sádico sediento de mostrar su poder, y yo estaba sirviéndole la oportunidad en bandeja de plata.

Hizo callar a sus acompañantes cerrando el puño de su mano, y con un gesto extra de sus dedos, estos acataron y se fueron sin cuestionar.

—¿Tú quién demonios eres? —espetó Sama'el hacia mí, la misma gravedad en su voz que descubrí en el salón de clases.

La mujer a su lado, la supuesta Faraona, elevó su mentón para mejorar su porte, mirándome como a una alimaña rastrera.

—Profesor, soy Mailyn. Mailyn Lugo.

Sus ojos se abrieron en reconocimiento que pronto dieron paso a algo más... El rastro de la amargura dejada por nuestro encuentro de aquella mañana.

Entendía su desconcierto. No sé si acostumbraba a ver a sus estudiantes en su club, pero definitivamente no esperaría encontrarse a uno como Mailyn.

—¿Y qué carajo haces aquí? —preguntó al fin.

—¿En Parafilia? Pues...

—En mi puta presencia.

Me sobresalté en respuesta a su tosquedad, a la facilidad con la que soltaba malas palabras en mi cara como si me las estuviera escupiendo.

—Señor, vine a pedirle disculpas. Por lo de la otra mañana. No fue la mejor...

—¿Es en serio?

—Le juro que yo no quería llegar tarde y no quisiera que quedemos en esos términos...

—¿Quieres convencerme de que te deje entrar a mi clase en este momento? Ni siquiera a ti te creí tan rastrera.

—Pues me subestimó, señor —rebatí—. Yo necesito...

—Cállate, maldita sea.

Elevó su mano y chasqueó los dedos. En apariencia aquello no tenía sentido, hasta que vi que en respuesta a su llamado, uno de sus hombres se acercó como un lacayo lame botas de manual.

—Llévatela —instruyó Sama'el con cansancio e indiferencia—. Es tuya si la quieres.

No tuve que fingir la indignación y el desconcierto que me invadió de pronto.

—¿Suya? ¿Suya para qué?

—Para lo que les dé la maldita gana.

—No quiero nada con ese hombre.

Nerd 2.5: Parafilia [+18] [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora