Amaría poder decir que, al escapar de aquella situación, tenía un plan que me ayudaría a partir de entonces, o al menos estaba en proceso de hilarlo al detalle. Sin embargo, no existió tal frialdad metódica de mi parte en aquel momento. Solo me recriminaba como una cobarde por no haber sido capaz de enfrentarme a la situación, por haber tenido que estrellar el teléfono para librarme tanto de Azrel como del desconocido.
Y eso fue un error, lo mirara por donde sea, ya que, luego de mi decisión, ya no tenía modo de saber quién era esa persona que apareció de la nada, intervino el número privado que Azrel me asignó, me espió y amenazó en plena videollamada con información que creí enterrada. Y, lo que es peor, no tenía forma de saber lo que quería de mí.
Tendría que sentarme a esperar a que, como ya logró hacer una vez, volviera a interceptarme.
Esa mañana quise volver al caserón de las Lugo, pero entrar por la puerta delantera sería un suicidio.
¿Y si quien me amenazaba me esperaba cerca? ¿O Azrel? ¿O ambos? Al menos estarían vigilando la entrada y sus alrededores, de eso no cabía duda.
Así que preferí mantener mi distancia por unas horas, mientras decidía qué camino tomar, cómo abordar el nuevo conflicto frente a mí.
Así que deambulé por las calles de Terrazas. Compré en efectivo algo de ropa en la tienda más discreta que conseguí, y deambulé oculta a plena vista, vestida con decoro para hacer justicia a mi personaje y disimulando mi apariencia con bufanda y lentes de sol.
La urbanización era una majestuosidad, como una pequeña ciudad privada donde el foco visual era la colina oscura y baldía coronada por el castillo gótico de los Jesper.
Ese debía ser mi objetivo, no el corazón de mi jefe.
Estaba demasiado desenfocada para mi gusto.
Mientras me camuflaba entre la gente llegué a escuchar todo tipo de conversaciones que no me interesaban en lo absoluto ni aportaban nada a mi vida y trabajo, pero que eran efectivas para callar en seco las voces de mi tortuoso fuero mental.
Hasta que un comentario inofensivo al fin me resultaba útil.
Escuché mencionar que esa mañana se reanudaron las clases en la institución en la que Sama'el era docente, misma en la que estudiábamos Aysel, Aaron y yo, y que habían suspendido mientras estuviese abierta la investigación del crimen reciente contra el hijo del gobernador.
Así que, de pronto, ya tenía planes para el día.
Volvería a la universidad.
☆☆☆
Resultó que el caso del homicidio de Álex Divario, hijo del gobernador de Malcom, seguía abierto; pero por múltiples protestas de parte de todos los representantes de los becados de la institución, se decidió que no podía seguir retrasándose el ciclo académico.
Así que se reanudaron las clases en el edificio, solo manteniendo aislada y clausurada la zona de los baños. La escena del crimen.
Cuando llegué al instituto ya habían arrancado con la primera clase, así que esa la perdí. Me quedé a esperar afuera, pegada a los pasillos. Y tenía un buen motivo para eso. Necesitaba interceptar a cierta jovencita apenas saliera.
La vi salir junto al resto, impecable con su uniforme pulcro y sin arrugas, su cabello recogido en una cola de la que no escapaba ni un mechón y su rostro apenas retocado por algo de polvo para matizar la piel pecosa y un brillo rojizo en los labios que lo hacían lucir como una fruta codiciada.
La intercepté a mitad de camino al tomar su brazo para arrastrarla hasta el cuarto de escobas donde una vez había estado con uno de sus novios. La pegué de la pared con el puño aferrado a su camisa y la amenacé con una daga en el cuello.
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Nerd 2.5: Parafilia [+18] [COMPLETA]
Mystery / Thriller«-¿Qué edad tienes? -La que tú quieras que tenga. -Tienes veintiuno a partir de ahora. -¿Y mi nuevo nombre? -Mailyn. -De acuerdo. ¿Y qué debo hacer? -Absolutamente todo lo que yo te ordene». ~~~ [Esta historia puede leerse de manera independiente co...