Parte 37: Una Cena Inolvidable.

665 11 0
                                    

Al entrar al museo ambos se quedaron en la cafetería cenando ya que era demasiado tarde y se disfrazaron de Mary y José pero la Catrina era una de las guías del museo, le tocaba enseñarle a los niños y ella siempre era muy amable con ellos y con el personal de museo, mientras José en vez de convertirse en el hombre de Francia decidió transformarse en un viejo guardia de seguridad, nada atractivo, sin embargo ellos estaban felices ya que estaban juntos todo el día, y cuando terminaban sus turnos ambos tenían un lugar por si querían estar en privado, Mary se dirigió a ese lugar ya que ahí podía verse en un espejo enorme del salón y arreglarse para de nuevo salir y recibir a las visitas, pero fue coincidencia de que haiga encontrado a José quien estaba un poco molesto.

-¿Estas bien, Balby?, dijo ella colocando un beso en la mejilla de José quien se le fue toda la molestia.

-Claro querida, pero no entiendo como pude aceptar este trabajo, definitivamente no me llevo bien con eso pequeños demonios, dijo el viendo a Mary que se dirigía hacia el espejo.

-Pues… eso no es mi culpa tu insististe en acompañarme, y a mi me encanta contarle a los que llamas pequeños demonios la historia del libro de la Vida, dijo ella viéndose en el espejo peinando su cabello.

-Lo se, al menos esto es mejor que ser un profesor de la escuela, dijo el convirtiéndose en Xibalba dando una vuelta.

-Xibalba…no se como serás con los niños cuando… tu ya sabes, los tengamos, dijo ella convirtiéndose en la Catrina hablando un poco decepcionada pero no dejándose de arreglar su cabellera oscura y ondulada.

-Una cosa son niños humanos, y otra son los niños inmortales querida, además, aun no es tiempo, dijo el tomándola de ambas manos.

-Bueno, olvídalo, quisiera saber ¿porque viniste aquí?, le guiño.

-Pues estaba aburrido allá, además te estaba esperando, dijo el agarrándole la cintura.

-¿Así, para que?, dijo ella arqueando una ceja.

-Para esto, Xibalba subió las manos hasta su cuello, haciéndole cosquillas, su novia no paraba de reír y su felicidad lo hacia reía a él también, pronto Xibalba la puso contra la pared agarrando sus muñecas para que ella no intente hacerle la misma acción.

-Xibalba, jajajajajajajajajaja, ¡para!, jajajajajajajajajaja, reía y reía junto a su esposo, este no se rendiría tan fácil, bajo las manos hacia el abdomen de su novia y empezó ha mover sus dedos en círculos, era el punto débil d la Catrina.

-¡Ya basta Xibalba! jajajajajajajajajajajaja, ¡por favor! jajajajaja, ¡para!, no paraba de soltar risitas hasta que al fin Xibalba enrollo sus brazos en su cintura y la Catrina los suyos en su cuello, ambos chocaron sus frentes mirándose románticamente.

-Tú eres mi Reina, dijo Xibalba sin dejar de mirarla.

-Tú eres mi niño travieso, dijo la Catrina guiñándole un ojo, Xibalba le sonrió entre dientes.

 -Te amo mi amor, dijo él acercando sus labios.

-Yo más, respondió ella, ya estaban a punto de besarse hasta que algo pasó.

-¡OIGAN PAR DE TORTOLOS! ya salgan a trabajar… Catrina, dijo el Hombre de Cera, el era otro ayudante del museo, el se llamaba Lucas cuando se convertía en humano, Xibalba lo miró con la cara de que quería matarlo, y la Catrina estaba un poco triste por a ver arruinado el momento.

-Claro Lucas, lo ciento mi amor, debo irme, mi descanso ya acabo, pero podemos encontrarnos para el almuerzo ¿te parece cielo?, dijo ella convirtiéndose en Mary Beth, Xibalba se convirtió de nuevo en el viejo José y le respondió.

-De acuerdo, te espero en el restaurante de a lado, ¡para no tener interrupciones!, miro al Hombre de Cera de manera molesta,- Y cuando vayas te tendré una sorpresa.

-Muy bien ¡te amo!, dijo Mary saliendo con Lucas del salón, Xibalba se quedó muy enojado pero ahora estaba más interesado por el almuerzo, se realizaría a la 1:30 pm y ya eran las 12:15 del mediodía, el le diría al jefe del museo que le de un tiempo libre.

Llegó las 1:30 pm, Mary salió a tiempo, y se fue a cambiar al vestuario, después de hacerlo fue al restaurante, donde encontró al José joven de Francia, junto a el lo acompañaban unos violinistas, ella se quedó sorprendida.

-Aw, José, ¿esto es para mí?, dijo ella sonriendo, José se levantó de su asiento y la tomó la mano solo para darle un beso en los nudillos.

-Claro que sí mi Reina, toma asiento, por favor, dijo él agarrando la silla para que ella se acomodara.

-Eres tan dulce, ¿como podría agradecértelo?, preguntó sinceramente.

-No tienes que hacer nada mi vida, tu amor es el mejor obsequio.

-Aw, me encanta que haigas hecho esto, pero creo que seria mejor que fuera en la cena, dijo ella.

-Este mi amor estamos en la cena; Xibalba chasqueó los dedos y ya estaban en la noche, ¿que habría pasado? la Catrina no lo sabia, ella bajó la mirada viendo que llevaba un vestido terciopelo, como pudo cambiarle el look, si en la tarde estaba con unos vaqueros y una blusa verde.

-Eres muy atrevido, querido, pero me encantaría que estuviéramos en mi Reino sin tener que usar estos disfraces, ella parpadeo y en menos de un segundo, estaba en su Reino, siendo la Catrina, teniendo su vestido rojo y de flores, su cabello adornado con las flores de diamantes.

-¿Ahora estas mejor, querida?, dijo el que también se había convertido en el Xibalba verdadero.

-Yo… no…no tengo palabras, Xibalba, dijo ella, los violinistas empezaron a tocar muy suave y románticamente, mientras la pareja cenaba y hablaba hasta que a Xibalba se le ocurrió una idea maravillosa, el se levantó de la silla.

-¿Le importaría bailar esta pieza conmigo?, el dijo inclinándose hacia ella.

-Por su puesto, nada me gustaría más, dijo ella levantándose y tomando la mano se Xibalba, el la agarró con una mano suavemente la cintura, mientras que con la otra agarraba la mano de la Catrina y esta ponía su otra mano en el hombro de su amado.

-Xibalba… esto es muy romántico, dijo ella mientras inclinaba su cabeza en el hombro de Xibalba.

-Eres mi Reina, te mereces lo mejor, dijo susurrándole al oído.

-Oh, mi amor, me haces muy feliz, te amo, te amo tanto, eres mi mundo entero, Xibalba…tu eres el hombre que me conquistó, dijo ella ahora apoyándose en el pecho de su amado.

-Eso fue muy lindo, mi hermosura, dijo el mientras veía la expresión de su novia, era entre felicidad y amor, él hizo lo mismo, le dio una vuelta con la mano y la tomó de la cintura, la sostenía para que no cayera, y ambos se besaron románticamente en esa posición.

El Amorío de los Dioses de la MuerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora