Aunque todos están listos, la hembra de la cata no puede entrar hasta que el Zethee esté presente. Por eso todos me esperan y sólo cuando aparezco se preparan para dar inicio por fin a la cosa.
El salón en donde se está llevando a cabo es de los que tiene tronos. Uno. Toda la estancia ha sido decorada con miles de rosas negras, púrpuras, y azules muy oscuros. Están por todas partes, subiendo por las columnas, bajando de los techos, y desperdigadas por el piso, incluso en las escaleras que separan mi lugar del que ocupan los pocos presentes. También han puesto velas, muchas de ellas ya están bastante derretidas y se escurren sobre los pétalos caídos.
El oficiante del acto y las dos damas que le asisten esperan paciente cerca de una mesa con las únicas flores blancas en todo el perímetro, también hay frutas, sangre, y otros elementos comestibles. Nada de esto es para repartir.
La puerta del fondo se abre dejando ver a Diego que trae a su hermana del brazo, y la belleza de ella vuelve a golpearme como lo hizo en el club la noche en que la vi por primera vez tras su conversión.
Aquella joya preciosa que casi me vuelve loco ahora ha sido puesta en una bandeja de plata. Su cabello más negro que el azabache está trenzado al ras de su cráneo, luce como si llevara una serpiente que le bordea la cabeza y todos sus bucles naturales le caen a un costado sobre un pecho. Un mechón mucho más fino le atraviesa la frente horizontalmente de oreja a oreja. Varias perlas repartidas por toda su cabellera le brillan al caminar.
Tiene puesto un vestido claro, morado creo, pero casi translúcido. Está cubierta en sus zonas más íntimas, y aún así la transparencia de la tela deja entrever que tiene el cuerpo decorado, se lo han pintado para mí. Sus uñas también están arregladas y las alhajas le adornan el cuello, las muñecas y tobillos.
Lo que estoy pensando no puedo callármelo, es un impulso tan fuerte que lo pronuncio de forma audible.
—¿Quién es esta bella diosa que se ha vuelto mortal para llegar aquí?
Los ojos de Damara se iluminan sorprendidos, me mira sonrojada.
—Permiso para dar inicio a la ceremonia, señor— dice el impertinente.
No le hago caso, nadie me robará el disfrute de este instante. Mi diosa está ante mí y esa sensación profunda que se me mueve en el pecho y me engrosa la polla me tiene absorto. Contemplarla a ella es como ir al cielo.
—Es una estrella que se ha hecho carne para venir a mí y llenar todo lo vacío— resuelvo mi duda —Que viene a convertirse en las velas de mi navío, que fue enviada a reconstruir mi vida rota.
La inmovilidad de mi diosa no cambia y yo caigo en cuenta de lo imprudente que he sido. Aunque ella ya sabe que la amo, todavía no me corresponde como quiero. Me fijo en los demás, también me miran atónitos.
—Permiso concedido— digo.
El tiempo retoma su andar y el oficiante empieza dando la bienvenida a los asistentes, pero lo hace ocupando la lengua antigua de los vampiros, sé que Damara no lo habla.
No es justo para ella que no sepa lo que se dice y tampoco entenderá cuando se le pida hacer algo. Sé que mi siguiente orden irritará al oficiante porque principalmente deberá arreglárselas para que las palabras coordinen. Parece que el rito original habla en rimas.
—Usa su idioma— le ordeno —Que ella pueda entender.
—Pero debe ser recitado así— se queja por la falta que haremos a las costumbres.
—No esta vez.
—Ni siquiera conoce la lengua de los antiguos— murmuran entre los presentes.
Reconozco la voz. Se trata de Sakpto Occs, un invitado desagradable que he tenido que recibir, es de los que no me apoyan en mi decisión del matrimonio. Me dirijo a él.
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Lujuria Escarlata | LIBRO 2 (Línea de Daniel)
VampireLa sed lujuriosa de Daniel se transformó en obsesión, ahora la única mujer en su cama es la que ha tomado por esclava y también por reina ¿Quién domina a quién? ♥ Continuación del libro Éxtasis Carmesí ♥ Historia paralela a los hechos contenidos en...