Capítulo 13

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Lo malo de las ceremonias protocolares es que deben cumplir el tiempo estipulado, el rito de cata no es la excepción. Todavía le estoy haciendo el amor a mi mujer cuando llaman a la puerta para avisar que ha amanecido, y la única motivación que se me ocurre para contestar es salir a asesinar a los intrusos. Por suerte para ellos, los besos de Damara me tienen tan prendado que mi cuerpo no se atreve a levantarse.

—No quiero salir... — le digo contra su boca.

—No lo hagamos.

¿Cómo negarme? En lugar de contestarle al mundo le beso el cuello a mi diosa divina, me encanta como se arquea demostrando cuánto le gusta, su cuerpo se amolda a mí para dejarme hacer con él todas las maravillas posibles. Es fácil distraerme con cada parte suya, tengo todos mis sentidos en el tacto de su lengua y pienso que no hay nada mejor, pero mis manos vuelven a descubrir sus tetas suaves así que bajo para venerarlas. Totalmente absorto en ellas, el aroma a hembra se me mete en la nariz y sigo bajando más allá como un adicto. Por más convencido que esté de cuál atributo es mi favorito, algún otro me conquista para volver a hacerme dudar.

Afuera llaman otra vez.

—No nos dejarán en paz— me quejo —Tendremos que ir.

—Eres el líder. Puedes hacer lo que quieras, y si tu orden es que nos dejen aquí para siempre, ellos tendrán que obedecer.

Me atrapa con esos brazos que me llevan al paraíso, lo que no le ayuda a mi determinación.

—No en este caso— le corrijo con esa triste verdad —No importa, esta noche serás mi esposa.

Apoyándome yo mismo en esa esperanza me levanto y le ayudo a ponerse el albornoz. Ella se queda mirando lo que fue su vestido, ya no tiene forma alguna.

—No podría vestirme con eso yo sola ni en un millón de años.

—Te veías hermosa.

Vuelvo a acariciarla mientras la halago y le doy un beso suave en la cabeza. La ternura que me provoca me hace sentir igual que durante los primeros oleajes de una embriaguez.

—Tú no necesitas ayuda— señala mi pantalón a pocos metros.

Claro que no. El vestido que ella traía eran metrajes de seda con el que le habían envuelto el cuerpo, la adornaron mucho más que a mí que sólo usé un traje. Me visto tan rápido como sólo un ser antinatural podría hacerlo, y vuelvo para aprovechar lo que nos queda del rito. Me arrodillo recreándome en su belleza. La tomo de las manos al hablar.

—Gracias por concederme estar contigo— besos sus dedos —Por darme la oportunidad de reescribirlo todo.

El cariño que me devuelve acariciándome la cara antes de besarme me hace sentir que Damara podría estar enamorándose de mí. Enamorándose de verdad. Dispuesta a dejarse querer como deseo, y a darme más allá de lo que me había puesto por límite. Un momento de paz que me joden porque no dejan de golpear contra la maldita puerta.

—¡CON UN DEMONIO!, ¿ES TAN DIFÍCIL ESPERAR?

Damara suelta una carcajada ante mi reacción, eso me relaja lo suficiente como para no ir a arrancar cabezas.

—Vayamos a ver qué quieren— me dice relajada.

Creo que me alegra que tenga más paciencia que yo, eso impide que este acto termine en malos términos. Ambos salimos y nos encontramos con casi todos los que fueron testigos anoche, Diego incluido, el único faltante es aquel que no está de acuerdo con nuestro matrimonio. Miro a mi diosa y sus mejillas están repentinamente rojas, apuesto a que no esperaba que tuviera que mostrarse frente a todos sólo vestida con el albornoz. Yo esquivo los ojos acusadores de mi amigo, él deducirá por los olores que falté a mi palabra.

—Bienvenido, Zethee— habla Rohib Vhortak —Esperamos que hayas tenido una buena noche, probando las mieles de tu elegida. ¿Es tu decisión libre, grata, y voluntaria tomar a la hembra Marie Damara Voohkert como tu esposa?

—Sí, lo es— beso los nudillos de Damara porque quiero.

—Entonces será tu zrasny. Que así quede en constancia, y según tus deseos así se ejecute.

Rohib se acerca a mi mujer, quién debe soltarme. Él le toma de las manos.

—Marie Damara, tus registros dan fe de que eres un vampiro libre. Sin embargo te casarás con el líder y esto conlleva a un estilo de esclavitud. A diferencia de cualquier otra esclava, tú única obligación será mantener satisfecho al Zethee, estar siempre dispuesta para él, parir buenos hijos y asegurar la continuidad de su linaje.

Aunque me alegra haber hablado al respecto con mi diosa, me perturba un poco que asocie la palabra esclava para mal. Estudio su rostro, pendiente de la mínima reacción. Rohib sigue.

—No tendrás participación política ni responsabilidades en la administración del poder, pero serás la dueña de su casa, y serás principal en todas las decisiones concernientes a su vida personal. Siempre y cuando estas no atenten en contra de nuestra sociedad o forma de gobierno, y no estén asociadas a intervenciones políticas y sus doctrinas, toda orden que dictes debe ser y será obedecida por todos los vampiros, no importando su título, nivel social, o distinción. Durante tu matrimonio serás envestida, pero siendo la zrasny la principal esclava, te consideraremos como a una a partir de ahora. Tu cuerpo debe ser tatuado como tal, así que pasarás al salón de esclavos en donde te espera una primera sesión. Durante una segunda, te vestirán para la ceremonia, y en ella será donde ganes los tatuajes que te diferenciarán del resto.

Veo a Damara reprimir un suspiro. Rohib la suelta para hacerle la pregunta.

—La serie de eventos y condiciones que acabo de explicarte seguirán adelante sólo bajo tu consentimiento y autorización. ¿Es tu decisión libre, grata, y voluntaria entregarte al Zethee como su esposa?

Pienso que lo pensará una vez más, por eso me sorprende lo rápido que responde.

—Sí, lo es.

—Entonces será hecho— acepta Rohib —Que así quede en constancia y según tus deseos así se ejecute. A los testigos presentes: El rito de cata se ha consumado y la pareja ha decidido. Tanto ellos como nosotros hemos honrado las tradiciones que los antiguos nos dejaron por herencia. Esta es una época buena para vivir y ser parte de las filas de los vampiros. Deseemos que esta unión traiga consigo beneficio a la sociedad zansvrika.

Desde aquí puedo sentir la emoción de Elizabeth, su expresión dista mucho de la de su esposo. Rohib Vhortak tiene unas últimas palabras para los principales involucrados.

—Daniel, compartimos tu alegría de encontrar a la hembra cuya fuente para ti nunca estará seca. Marie Damara, reconocemos la nueva autoridad que tendrás en adelante. Diego, a partir de este momento dejas de ser el responsable legal de tu hermana, quién ahora es propiedad única del Zethee vigente. Durante el transcurso de este día se llevará a cabo la preparación de la ceremonia a celebrarse esta noche, en la cual legalizaremos todo lo antes expuesto. Para esto y como ya he dicho, la hembra será escoltada al salón de esclavos en dónde el equipo encargado ya la espera.

Una de las rubias de protocolo viene en busca de mi diosa, pero ella me mira confundida y nerviosa probablemente.

—¿Ahora...?— pregunta.

—Venga conmigo.

Le sujeto los dedos un instante antes de que eché a andar para que sepa que todo está bien. En unas horas volveremos a encontrarnos. Tiempo que yo también debo usar para encargarme de lo que me corresponde.

Lujuria Escarlata | LIBRO 2 (Línea de Daniel)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora