Capítulo 24

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Intento hablarle a mi esposa pero se aleja hacia otro de los extremos de la isla. Pienso que lo mejor será darle privacidad, no demasiada, la que alcance durante algunos minutos que le concedan calma y me permitan a mí también recuperarme de la conmoción.

Me engaño creyendo que puedo ser paciente, pero los pensamientos frenéticos acerca de las decisiones negativas que mi diosa llegue a tomar, me desesperan. Sigo su efluvio, no me toma más de un instante encontrarla, me siento en la arena frente al mar y junto a ella aunque no demuestre intenciones de hablarme.

—¿Compartirías conmigo lo que piensas?— le pregunto.

—¿Compartirías conmigo lo que sientes?

Me parte el corazón ver a Damara tan triste. Me gustaría no causarle este dolor. Limpio sus pómulos con mis manos.

—Te ensuciaste de sangre— le hablo dulce —Buen trabajo el de hace un rato, me has sorprendido.

—¿Viniste aquí para hablar de eso?

—No quisiera que las nuevas circunstancias opaquen tu mérito.

La llegada de Akie frustró el momento de gloria que sólo le pertenecía a mi diosa por haber logrado tanto control. Soy honesto, pero ella no me siente de ese modo, lo sé por la forma en que se burla.

—Voy a hacer muy franco. Tanto como hasta ahora lo he sido. Mírame— le hago verme —Eres mi esposa, Damara. Para siempre. Te amo. Nada en el mundo cambiará eso.

—Lo que no significa necesariamente que no la ames a ella también, ¿No es así?

No es la primera vez que hablamos de este tema, y no tengo motivos ni derechos para ocultarle la verdad.

—No. Tienes razón. Pero es diferente.

—¿En qué?

—En que por encima de mis sentimientos, está mi decisión. Y yo decido serte tan fiel como lo soy de Leal... Pero esa lealtad, en cierto modo, podría tener una deuda con Akie.

—¿De qué hablas?

—Escúchame...

Le sujeto la mano para conversar con ella más unidos, pero me rechaza. Continúo.

—No hay forma en que me involucre romántica o sexualmente con ella. Te lo aseguro, Damara, no pasará. Pero...

—Pero— se vuelve a burlar.

—Hoy he resuelto muchas de las dudas que una vez me persiguieron y que tú conoces bien. Yo estaba equivocado, con respecto a sus motivos.

—Esto es insólito. Después de todo lo que sufriste por su culpa, ¿Ahora la justificas?

—Ella tomó una decisión errada. Fue engañada. No pasó lo que creí. Mientras estuvimos juntos, no tuve dudas de su honestidad, ni de lo que sentía por mí. Su fuga me sorprendió, me decepcionó, jamás me lo esperé. Sabes que la busqué. A pesar de todo, a pesar de su declaración de divorcio, a pesar de su desfalco, durante mucho tiempo la busqué, porque no podía entender como alguien que me había dado todo cuánto ella era, en intachable entrega, hubiera actuado del modo en que lo hizo. Damara...

La frustración que sentí en ese entonces, me llena la boca de cierta amargura.

—No había explicación. Yo la conocía muy bien, y por eso no podía aceptar que simplemente me hubiera dejado. Usé mis autoridades como Zethee para intentar encontrarla, y después de rendirme, y sobre todo cuando ocurrió lo de Ellie, me convencí de que Akie no era quién yo creía, nada más. Así fue. Hoy he descubierto la verdad... Y no puedo odiarla. Porque esa imagen que tuve de ella tras su desaparición no podía estar más equivocada. Hizo algo espantoso... Pero no en mi contra, sino suya. ¿Entendiste lo que pasó?

Lujuria Escarlata | LIBRO 2 (Línea de Daniel)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora