Capítulo 4

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Las exigencias de Diego me complican mucho las cosas. Le ofrecí a Damara el mundo, ahora sin capital tengo que apañármelas. No le hablaré de la situación en que estoy quedando porque son preocupaciones con las que debo lidiar yo, sólo espero que por su propia cuenta elija vivir en Montemagno un tiempo, al menos mientras vuelvo a recuperarme.

Ella tendrá su propios bienes pero no puedo cedérselos y en seguida pedirle que se encargue de los gastos, prefiero usar el mismo recurso que ya tuve que ocupar una vez cuando mi primera esposa me desfalcó, y es que como Zethee, la tesorería de Montemagno puede encargarse de las necesidades inmediatas. Ahora más que nunca tendré a la corte encima, en especial por los giros que he estado moviendo para resolverle la vida a mis ex flores.

En medio de este desastre financiero sigo adelante con los preparativos de la unión, con más empeño si se quiere. El primer cumplimiento que debemos celebrar según las tradiciones es el rito de cata, no sé mucho porque cuando me casé si bien pertenecía al ejército, no era Zethee, y las bodas son distintas.

Lo único que sé al respecto y en palabras simples es que el rey paga al padre por la virginidad de la hembra, se acuesta con ella por una sola noche y al día siguiente anuncia si le gusto o no.

Bueno, no es un pago sino más bien una ofrenda, un donativo. Yo tuve suerte de pensar en esto antes de que la rata rubia me robara o habría tenido que darle dos sacos de tierra.

Como sea, resulta que el rito de cata no es tan sencillo como se pinta ya que lo envuelven una serie de protocolos simbólicos que desconozco. Me apoyo en el antiguo libro de los ritos para ver de qué se trata y me doy cuenta de que es un acto bastante solemne. Más ceremonioso que el matrimonio simple que tuve con Akie.

No soy yo quién tiene que encargarse de hacerlo posible pero tampoco puedo llegar al sitio sin saber ni siquiera en donde estaré parado. Hago del tiempo maravillas para orquestarlo todo.

Cuando amanece es la hora de visitar a mi hija en el sepulcro. Llevaré a mi futura esposa conmigo, compartiendo con ella por primera vez aquello que es lo más sagrado para mí.

Soy consciente de que la dependencia que he tenido los últimos 17 años desde su muerte no es precisamente sana, pero hoy estoy dispuesto a poner de mi parte para soltarlo. Abriéndome de este modo frente a Damara me doy cuenta de lo mucho que ella me importa. Por más necio que fui, Damara no es un capricho, y trayéndola aquí siento que ya es mi familia.

No podría mostrarme más vulnerable, pero confiando en mi diosa le hablo audiblemente a mi niña como acostumbro. Después de resolver nuestros conflictos de padre e hija, le presento a quién será mi mujer.

—Tengo que contarte, voy a casarme. ¡Ellie!, ¡Si estuvieras aquí!... Su nombre es Marie Damara. Creo que ustedes dos hubieran discutido mucho por cualquier tontería. Damara es una consentida, malcriada de primera categoría. Bastante infantil... La verdad es que no sé si ella hubiera podido ser una buena madre para ti, pero confío en que aprenderá a hacerlo para nuestro hijo. Tendrás un hermano, o hermana. Me hubiera gustado mucho tenerlos a ustedes dos, juntos conmigo ahora.

Siempre tuve miedo de la despedida pero ahora que la hago siento que me libero. No me olvidaré de Ellie, pero estas cadenas que me traían aquí todas las mañanas las corto hoy. Estoy seguro de que si Damara no protagonizara mi vida yo no lo habría decidido.

De regreso al palacio le dedico a mi hija todos mis pensamientos. Noto como mi diosa me observa cada tanto de reojo, un poco pensativa también. Quisiera decirle que no pasa nada pero deseo reservar estos últimos momentos de silencio para decirle adiós a esa rutina que se había convertido en mi verdugo.

Y por supuesto en cuánto dejamos de estar solos, la paz se acaba. La saturación de trabajo me ayudó durante años a restarle poder a todo lo que me generaba dolor, pero ahora que deseo darle un espacio a mi mundo personal las responsabilidades se convierten en esa novia loca que no acepta el rompimiento. Me veo obligado a atender algunos asuntos en presencia de mi diosa, pero finalmente logro volver a escaparme para cumplir con otra de las condiciones que ella me ha pedido.

Lujuria Escarlata | LIBRO 2 (Línea de Daniel)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora