Ray III (2)

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Se sacudieron la harina del cabello y fueron a comerse el pastel. Estaba bueno. Norman hizo su parte bastante bien.

Norman parecía contento con dejar la desastrosa confesión de Ray a un lado para volver a charlar casualmente. Pero no dejaba de mirarlo. Con intención incierta. Desconectándose de la realidad.

Ray se movió torpemente en su sitio, sospechando que a su novio le molestaba que lo utilizaran mucho más de lo que dejaba ver. No lo culpaba, pero no quería que Norman reprimiera sus emociones. Él sabe de primera mano lo abrumador que hacer eso puede llegar a ser.

—... ¿Hay algo que te moleste?

— No exactamente... — Norman miró su pastel, comiéndose un trozo y evitando el contacto visual.—... Dijiste que estaba bien si yo quería algo. Que podríamos discutirlo si así era.— su voz se hizo más baja, insegura.— ¿Lo decías en serio?—

— Sí.— dijo con firmeza, tratando de parecer lo más abierto posible, sonar tan honesto como se sentía.— Soy todo oídos.—

Norman masticó otro trozo de pastel antes de murmurar.—  ¿Te pondrías un collar por mí?—

¿Collar... ?

Ray parpadeó, dispuesto a hablar de cualquier cosa, pero no esperando tener ese tipo de discusión en un momento como este.

Aún así se tomó la solicitud en serio y la procesó.

Después de la cuerda en sus muñecas, un collar estaba lejos de ser alarmante. Puede que se sienta un poco extraño. Extremadamente vergonzoso. Pero puede hacerlo por Norman, no hay problema.— Asumo que sería un collar de cuero o de perro, ¿no?—

— Sí.— Norman se iluminó con esperanza ante su tono casual, elevó su voz ante la sonrisa incómoda de Ray, sin poder ocultar su entusiasmo.— ¡Uno rojo se vería increíble en tí!—

Dios, este tipo...

— Está bien.— Ray inconscientemente se rascó el cuello, imaginando un grueso collar de cuero alrededor de éste -uno con el que Norman por seguro jugaría, y mucho- y trató de ocultar su cara sonrojada detrás de su flequillo—... Pero sería en otro momento, ¿verdad?—

— Sí, otro momento.— Norman tarareó aturdido, mirando intensamente la garganta de Ray.— Todavía tengo que comprar el collar.— se sonrojó, dejando que sus dedos se deslizaran tentativamente alrededor del cuello de Ray, atesorándolo. Haciendo esa expresión tan llena de admiración y apreciación con la que Ray todavía no sabía cómo lidiar. Suavemente colocó su propia mano sobre la de Norman, dejándolo hacer lo que quisiera.— Dios mío, Ray...— su voz era un susurro.— Eres tan hermoso.— Ray se sentía arder por la tierna forma en que acariciaba su piel.— ¿Puedo poner cadenas en tu collar?—

— Está bien.— Ray movió las piernas debajo de la mesa, más decidido que nervioso. Esa no era una solicitud irracional, él podía lidiar con cadenas, siempre y cuando no estuvieran encadenándolo a un sitio sin que se pudiera mover, estaba bien con que lo jalaran un poco.

O conociendo a Norman...

Mucho.

— Primero probaremos el collar sin cadena.— agregó con cautela, sin estar seguro de cuánto lo presionaría Norman.— Si me parece cómodo, te dejaré poner cadenas.—

— ¿Lo prometes?

Ray asintió con la cabeza.— Lo prometo.—

— Está bien.— sonrió Norman, saliendo de su trance y tomando un gran bocado de su pastel.

To Die For [traducción] [TPN/Norray]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora