Ray IV (1)

530 53 89
                                    

La mención de matrimonio había desconcertado a Ray al principio.

Afortunadamente, Norman mostró sentirse mortificado ante la idea de un matrimonio real y ni siquiera insinuó nada acerca de ninguna boda después de deshacerse de la somnolencia, así que Ray creyó en su explicación. Aunque nunca había salido con alguien que balbuceara por las mañanas, sí que ha tenido pijamadas con un par de personas que lo hacían.

Empezó a sentirse tonto por su reacción mientras desayunaba. Ni siquiera había pasado un mes desde que empezaron a salir, Norman solo estaba siendo cursi como normalmente es. Su novio podría ser terriblemente devoto, pero por eso mismo debería haberse dado cuenta de que no estaba hablando en serio. Un tipo tan extravagante como él compraría flores y dulces, diseñaría un anillo de bodas elegante, se aseguraría de hacer "la mejor propuesta del mundo para el mejor hombre del mundo" o algo así de cursi.

Ray rió internamente ante el tonto pensamiento, sintiendo que sus mejillas se calentaban.

Sabe que tendrá que trabajar más duro para compensar su retraso una vez que llegara a la panadería, pero era difícil no sonreír.

•••

Norman se volvió más gentil después de su pijamada. Actuando tan descarado como siempre pero visiblemente menos agresivo, viéndose satisfecho con solo besar su nariz y su mejilla.

A Ray no le molestaba su entusiasmo la mayor parte del tiempo, era agradable, ser deseado, pero atesora profundamente esta atención casual. Su toque persistente pero suave, no necesariamente pidiendo un beso, sino simplemente disfrutando de su presencia.

Llenaba a Ray de calidez. Una que un horno no podía superar.

•••

— ¿Emma?— Ray llamó mientras se sentaba como en casa, viendo un lugar vacío en la mesa de su mejor amiga y colocando el pastel empaquetado sobre ésta.

Su sala estaba más desordenada que hace dos días, el piso estaba lleno de barras de bocadillos y envoltorios de dulces, con el doble de tazas vacías regadas en sofás y estantes. Había tres pesas en su colchoneta estirada, lo que demostraba que puede que se haya tomado un descanso de su trabajo como entrenadora de gimnasio, pero que seguía haciendo ejercicio.

El póster de Disney que Hayato le regaló hace seis años todavía se exhibía con orgullo en las paredes, los bordes del viejo papel se ondulaban. El techo estaba lleno con los collares de conchas que el trío hizo aquella vez que tuvieron unas cálidas vacaciones en la playa. Fueron unas de las mejores vacaciones de su vida.

Ray sintió que su corazón se apretaba dolorosamente, su mente lo hacía retroceder en el tiempo, recordando con vívidos detalles una fogata fallida, un par de idiotas jalándolo de cada uno de sus brazos, una cama compartida bajo un aire acondicionado que funcionaba mal, paletas coloridas, el trío chapoteando en las olas saladas...

Su sonrisa se debilitó.

Echaba de menos a Hayato, ya no está al punto de derrumbarse por simplemente recordar al chico, pero todavía se sentía profundamente entristecido, estos recuerdos son todo lo que queda de un mejor amigo de toda la vida.

Es egoísta, sabe que es egoísta, pero una parte de él se alegra de que Emma tenga estos recuerdos al igual él. Pueden compartir el peso juntos, ofrecer un consuelo que es más personal que las palabras de cualquier otra persona.

— ¡Raaaaaaay!

Hablando de la Reina de Roma.

— Yo.— le sonrió débilmente a Emma, ​​distrayendo a su observadora amiga antes de que ella pudiera detectar su tristeza— Te traje pastel.—

To Die For [traducción] [TPN/Norray]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora