Norman II (3)

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Norman fue a la panadería al día siguiente, asegurándose de mostrar inseguridad y de dudar antes de abrir la puerta, fingiendo sorpresa cuando vio a su panadero.— Ray... —

— Norman.— dijo Ray, dándole una débil mueca que apenas calificaba como sonrisa. Su pelo recogido en un par de pasadores, las manos todavía cubiertas con curitas coloridas. Quizás Norman debería de deshacerse de sus vendajes y ponerse curitas también. Así combinarían.— Hola... —

— Ray... — le dirigió una mirada preocupada, emocionado por empezar a consolarlo, pero se contuvo.— Isabella me contó la noticia, lamento mucho no haber estado ahí para tí. ¿Cómo lo estás tomando, amor?.— le hubiera encantado capturar la expresión de Ray en el momento en que escuchó la noticia, pero estaba muy fuera de su alcance, el faltar a una conferencia para presentarse sería sospechoso.

— No hay necesidad de disculparse, estoy bien.— afirmó Ray. Su voz se oía estable, pero Norman podía ver el temblor de sus dedos, notó el agotamiento en sus ojos.— Lamento no responder tus llamadas.—

— Está bien.— dijo Norman, frunciendo el ceño al dirigir su mirada a las manos del contrario.— ¿Qué te pasó?—

— Un accidente mientras cocinaba.— cambió de tema inmediatamente.— ¿Qué vas a pedir?—

Norman se le quedó mirando en silencio, esperando que tal vez Ray confiara en él lo suficiente como para ser honesto pero, como era de esperarse, no consiguió nada. Norman le dedicó una sonrisa preocupada.— Un chocolate caliente y una bebida de tu elección.— le acarició suavemente la mejilla.— ¿Has estado cuidándote?—

Ray se inclinó hacia su tacto, sus ojos vacíos.—... no tengo hambre.—

Así que también perdió el apetito...

Se preguntaba qué pasó con toda la comida que horneó.

Norman asintió en entendimiento y apartó su mano vendada. Sintiéndose encantado al notar que Ray buscó su toque de manera casi inconsciente.— ¿Estás seguro... ?—

— Sí.

Ray hizo su pedido con la agilidad de siempre, sus manos firmes mientras trabajaba.

Hubo un silencio pesado una vez que terminó la bebida, un silencio que Norman aprendió a encontrar relajante hace años.— ¿Necesitas que... te dé algo de espacio?—

Ray negó con la cabeza.— Quédate.—

Se quedaron en silencio de nuevo. Norman tomó un sorbo incómodo de su bebida. Ah, maravilloso. Dio otro pequeño sorbo, mirando preocupado a Ray y notando que se encontraba inquieto.

Norman estaba familiarizado con esta inquietante energía en particular. Se aseguró de parecer lo más abierto posible, mirando muy fijamente a los ojos de Ray y sonriendo por dentro. Contando mentalmente hasta tres.

Uno.

Ray evitó el contacto visual.

Dos.

Frunció el ceño.

Tres.

— ... Ha habido muchos accidentes alrededor de Goldy Pond últimamente.— soltó Ray, sintiendo la necesidad de hablar sobre lo que le molestaba.

Bingo.

— Es cierto.— No podía negar eso. Algunas muertes fueron sólo accidentes, pero un cuarto, tal vez hasta un tercio, sucedieron gracias a él. ¿Me pasé de la raya?.

No lo creía así. Neverland puede tener muchos ladrones debido a su tamaño pequeño, pero tiene una baja tasa de accidentes, su ayuda ocasional está lejos de ser alarmante.

To Die For [traducción] [TPN/Norray]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora