Norman I (3)

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Norman regresó el jueves a las 4 pm. Había dos clientes adentro. Una empresaria en su computadora portátil y un hombre gruñón en su teléfono.

Ray estaba en el mostrador. Así que se aproximó allí.

— Buenas tardes, Ray.

— Buenas, Norman.— dijo al verlo. — ¿Más chocolate caliente?—

— No, no, quiero probar algo nuevo. Hoy hace bastante calor, ¿tienes jugo de naranja? El hielo aparte, por favor.— pidió con una sonrisa.— Un brownie también, no debería comer tantos pero los extraño.—

Ray asintió, desapareciendo brevemente en una puerta a la izquierda y volviendo con naranjas. Norman admiraba su espalda mientras trabajaba, observando sus omóplatos moverse cada vez que apretaba una naranja.

— ¿Has estado trabajando aquí por mucho tiempo?

— Desde los once.— dijo Ray, sin apartar la vista de la bebida.

— Eso es bastante.— comentó, apartando los ojos de sus manos para centrarse en su rostro. Su ceño estaba fruncido en concentración. Qué lindo.— ¿Tu madre te obligó a ayudar desde temprana edad o es tu trabajo soñado?.—

— Lo de trabajo soñado suena como una propaganda barata, pero sí disfruto trabajar aquí.— rió Ray al terminar, soprendiéndose al notar a Norman viéndolo directamente. Frunció el ceño confundido pero le dio a Norman su bebida, haciendo que el asesino se concentrara en ella.

— Eso es bueno.— murmuró Norman, jugando con la pajita de su bebida.— Si pudieras ser algo más que un panadero, ¿qué serías?—

Ray lo miró extrañado, pero al notar no más que genuina curiosidad respondió.—... Fotógrafo.—

— ¿Oh?

— Me gusta capturar recuerdos. ¿Qué hay de tí?— se enfocó en Norman.— ¿Eres feliz en esa tienda?—

¿Feliz?

Vincent y Cislo eran buenos compañeros de trabajo y el vecindario era agradable. No se siente mal allí, así que seguramente es feliz.

— Sí, lo soy.— sonrió. — Nunca pensé que sería diseñador, pero no tengo ninguna queja al respecto. Mis compañeros de trabajo son buenos y mis clientes también son agradables.—

Ray le devolvió la sonrisa, miró a alguien detrás de Norman y tomó su pedido empacó sus siete barras de pan y dejó a Norman disfrutando de su jugo.

•••

El viernes fue un buen día.

Encontró un lindo nido de búhos cerca de la ventana de su habitación y no tuvo problemas para ponerse sus lentes de contacto.

Las nubes cubrían el sol y el aire era fresco, su panadería favorita estaba prácticamente vacía y Ray estaba en la caja registradora. Pudieron hablar un poco. Norman le contó a Ray sobre su amor por los viajes y Ray reveló que también tenía un profundo amor por las cámaras cinematográficas.

Norman lo miró inquisitivamente. Le gustaba cómo sus ojos se iluminaban, no de manera burlona, sino alegre.

Pasó una hora en la panadería, eventualmente tuvo que despedirse e ir a trabajar.

Fue un buen día en el trabajo también. La señorita Reglavalima compró cinco de sus anillos más caros, Don compró un par de anillos de boda y, para diversión de muchos, su novia de hace mucho tiempo entró tres horas después, saliendo de Viva Flowers con otro par de anillos de boda.

Sabía que Don o Gilda le devolverían un par de los anillos, pero incluso con ese conocimiento, no podía borrar la sonrisa de su rostro. Consiguió bastante efectivo, lo suficiente como para reabastecer su veneno y obtener un nuevo conjunto de cámaras de espionaje, tal vez incluso podría comprar ese lindo abrigo que, aunque insistían en que estaba a la venta, costaba una fortuna.

Se detuvo en una banca cerca del banco local una vez que terminó su turno, se quitó sus lentes de contacto y jugó con su teléfono, quedándose debajo de la cámara que había pirateado unos años atrás.

A las 8 en punto, su chico caminó por la calle. Se veía muy diferente fuera de la panadería, la estética en blanco y negro de su uniforme ahora era ropa casual, conformada por un cuello alto a rayas rojo, naranja y marrón oscuro. Era holgado, la tela suelta cubría sus activos, cambiando su aspecto sexy a una imagen sorprendentemente linda. Algo sobre cómo se bajó las mangas para cubrirse las manos, las mejillas rojas por el frío... Provocaban que Norman quisiera ir allí y calentarlo.

Frunció el ceño, no estando seguro de si quería tomar de la mano a Ray o poner sus dedos debajo de un encendedor, haciendo subir su temperatura hasta el punto en que suplicara que lo suelte.

Soltarlo...

¿Soltar el qué? ¿El encendedor? ¿Su mano?

La idea de ver cómo reaccionaría Ray al ser quemado era muy atractiva. Probablemente tendría cierta resistencia al calor, considerando las marcas de quemaduras en sus manos, pero un minuto debería ser más que suficiente para romperlo, hacer que le ruegue que se detenga. ¿Serían sus gritos fuertes o ahogados? ¿Lloraría? Oh, esperaba que sí, esos ojos grises se verían tan bien... húmedos, atónitos y llenos de agonía. Brillantes debido al reflejo de las llamas y el dolor.

Se sonrojó al pensarlo.

Con la mirada fija en sus guantes grises, sintió su emoción cambiar a confusión una vez que recordó la primera opción. Sorprendentemente, la idea de solo sostener su mano también era... agradable. No causaría en lo absoluto una reacción tan grande, tal vez un sonrojo o una ceja alzada, pero... Si Ray tomara su mano, ¿jugaría con sus dedos como lo hace con las mangas de su suéter? ¿Sonreiría agradecido o miraría hacia el otro lado por la vergüenza?

Norman arrastró un dedo sobre la palma de su mano, sintiendo el algodón.

... ¿Querría soltarlo?

No importaba. Ray e Isabella se alejaban de su vista.

Norman se estiró, deslizando sus dedos por el teléfono mientras seguía al par a una tienda. Él conocía esta tienda, solo tenía una entrada y una salida, así que se quedó afuera, tomó una foto de un lindo pájaro en un poste y fingió estar haciendo algo con ella. El panadero tardó 8 minutos en salir de la tienda, regresando con dos bolsas de plástico, una barra de chocolate y una pequeña sonrisa. Se despidió de alguien que Norman no podía ver desde ese ángulo y comenzó a caminar solo.

Después de diez minutos, Ray sacó una llave de su bolsillo, Norman tomó una foto de manera sigilosa, sin apartar la vista de su teléfono. Apagó la pantalla una vez que pasó la casa de Ray, observando por el reflejo a su objetivo entrar y cerrar la puerta de su casa. Era una linda casa, casi sin seguridad.

Norman tomó una foto rápida del nombre de la calle y caminó casualmente a una tienda cercana, asegurándose de comprar una baratija antes de regresar a casa. Tomó nota de no uno, no dos, sino tres callejones sin salida desde la panadería hasta la casa de Ray.

Sin cámaras.

Cuatro farolas rotas.

Sin guardias...

Frunció el ceño, decepcionado por la falta de seguridad. Era casi demasiado fácil. Cualquier ladrón o violador medio decente podría atacar a Ray.

Por lo general, no le importaría. Podía aprovechar una oportunidad como esa para brindar apoyo emocional en un momento vulnerable y obtener su confianza, ofrecer la más dulce amabilidad y manipular lentamente la mentalidad de Ray... Pero esa idea, aunque buena, fue descartada de inmediato.

Algo acerca de un extraño haciendo algo así con Ray le hizo hervir la sangre. Llenándolo con el deseo de quemar los ojos de este hipotético atacante para que no puedan siquiera mirar a Ray otra vez, cortar sus asquerosas manos y...

Sacudió la cabeza, revisó la hora y notó que el acoso e inspección de los alrededores tomaron 2 -casi 3- horas.

Realmente estaba oxidado.

Y cansado.

Debería poner una cámara en Ray la próxima vez. Sería menos problemático.

To Die For [traducción] [TPN/Norray]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora