Capítulo 77

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Permanecieron unos minutos observando los bailes hasta que les sirvieron la cena, momento en el que a regañadientes Natalia y Alba tuvieron que situarse de espaldas al escenario. Solícito Germán le propuso a Natalia cambiar de lugar, para que encarase el espectáculo, y la pediatra aceptó ilusionada. Todo aquello le resultaba sumamente interesante. Cenaron casi en silencio, disfrutando de la música y el baile. El espectáculo terminó casi al tiempo que ellos la cena, y Natalia miró a Alba con la intención de que cumpliese su promesa y buscase alguna excusa para regresar a la cabaña, pero la enfermera hablaba animadamente con Annie y no se percató.

- ¿Te ha gustado? – le preguntó Germán con una mueca divertida.

- Estaba muy bueno, pero... no podía con más – se justificó creyendo que Germán le recriminaba lo lleno que había dejado el plato.

- Me refiero al espectáculo.

- ¡Es increíble la agilidad que tienen!

- Desde pequeñas están obligadas a hacer todo tipo de ejercicios – le explicó Nancy que se había sumado a la conversación – en ocasiones vienen unos chicos que hacen auténticos ejercicios de equilibrismo.

- Alba me llevó a verlos al... ¡Ahhhhh! – gritó asustando a todos y abriendo los brazos mirándose el pecho.

- ¡Nat! – la miró Alba sobresaltada, sin saber qué ocurría.

De repente había aterrizado sobre su camiseta un insecto de más de diez centímetros que Natalia observaba aterrada. Germán soltó una carcajada y con rapidez lo cogió y lo echó a volar por encima de la barandilla que daba al lago. La pediatra permanecía con la misma postura, brazos abiertos y una expresión entre pavor y asco, que divirtió a las dos científicas.

- Nat deberías acostumbrarte a... los insectos... en mitad de la selva abundan más que aquí.

- Lo siento – se disculpó enrojeciendo – no me lo esperaba y.., era tan grande....

- Lacunza, Lacunza... - estuvo a punto de mofarse de ella cuando se ganó un puntapié de Alba que se temía que Natalia se arrepintiese de hacer la excursión, y eso que Nancy, por suerte aún no había sacado su tema sobre las precauciones que debían guardar en la selva, solo esperaba que lo hiciera al día siguiente cuando Natalia ya no pudiese echarse atrás, porque mucho se temía que entre lo que le contaran y la mala suerte que estaba teniendo con la fauna local Natalia decidiese no subir a la montaña – auh... - se quejó levemente Germán frotándose la espinilla con el ceño fruncido.

- Estos insectos son inofensivos – le dijo Annie - no eres muy de campo, ¿verdad?

- Bueno... de pequeña sí que me crié casi en él pero... no soporto los insectos, y... hablando de ellos... ¿qué era eso? – preguntó Natalia mirando a Nancy – parecía una mezcla entre las cucarachas esas gigantes que hay en el campamento y un escarabajo.

- Estamos junto al lago – sonrió Nancy – y... éste es uno de los inconvenientes junto a los mosquitos, que los insectos de agua por la noche comienzan su actividad.

- Insecto de agua – musitó - ¡es repugnante! – se estremeció al recordarlo pegado a su cuerpo.

- No seas exagerada Lacunza, que tampoco ha sido para tanto – le dio Germán un golpecito en el brazo – ya verás mañana cuando una araña peluda se suba por tu brazo – le dijo burlón recorriendo con sus dedos el antebrazo de la pediatra que volvió a estremecerse solo de imaginarlo, provocando la risa en el médico y la sonrisa en las demás, menos en Alba que golpeó otra vez a su amigo en la espinilla, pero él estaba lanzado, espoleado por la cara de espanto de la pediatra – o peor aún cuando un gusano de esos gigantes caiga sobre tu cabeza y se enrede en el pelo – continuó alborotándole un poco el mismo - ¿sabías que se comen como si fueran...?

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