Capítulo 116

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Cruz caminó en silencio hacia la salida, pero antes de montar en el coche se detuvo un instante y se volvió hacia la enfermera. Raúl, se despidió con la mano y se marchó en la ambulancia.

- Vuelve al campamento. Había venido a la clínica a traer un chico que se estrelló con la moto y aproveché para pedirle que me acompañara – le explicó.

- Sí, ya me lo ha comentado – le extrañó que Cruz le contara aquello, pero no le dio más importancia deseando volver al interior - bueno yo... me voy con Nat que...

- Espera Alba...

- ¿Qué?

- Quería pedirte algo

- Dime.

- Se trata de Nat, de... ya sé cómo es ella, pero... es muy importante que descanse, por favor, intenta que se meta en la cama.

- Sí, yo me encargo.

- Y... que no se altere por nada. No... le des charla, tiene que dormir.

- No te preocupes que se va a meter ahora mismo en la cama.

- Y llámame con lo que sea.

- Sí, eh... Cruz... yo... también quería comentarte algo.

- Tú dirás.

- Antes, cuando Nat te ha dicho que estábamos hablando... no era del todo cierto, eh... en realidad - se sonrojó levemente, no quería que los demás supieran que habían discutido, pero consideraba que Cruz debía saber todo porque quizás esa discusión había repercutido en el estado de Natalia.

- Tranquila que ya me lo ha dicho ella – se adelantó al verla azorada - Estabais discutiendo.

- Sí y... ¿crees que ha sido por eso? se alteró mucho y...

- Puede ser, Vero habló conmigo sobre sus problemas con la ansiedad, cada vez se repiten con más frecuencia esas crisis y... siempre coinciden con episodios de extrema tensión. La verdad es que estamos preocupadas, parece que el tratamiento que le recetó Vero no surte mucho efecto.

- Es que... apenas lo toma. Solo alguna noche para conseguir dormir. No le gusta estar todo el día empastillada.

- Lo entiendo, pero si no quiere estarlo debería hacer caso a lo que le aconsejamos, le he repetido hasta la saciedad que debe estar tranquila, pero no hay manera.

- Pero... está bien ¿verdad?

- Eso parece.

- ¿Qué quieres decir con parece?

- Nada. Solo que me preocupan esos mareos. Tengo la sensación de que hay algún problema cardiaco, pero ninguna de las pruebas que le he hecho demuestra que sea así.

- A Germán también le pasaba lo mismo.

- Bueno... que haga lo que le he dicho, y que no haga ningún esfuerzo ¿de acuerdo?

- Sí.

- Y cuídate tú también, el envenenamiento no es ninguna broma.

- ¡Dímelo a mí! sigo algo cansada.

Cruz le apretó el brazo en señal de comprensión y montó en su coche. Raúl ya se había marchado con la ambulancia. Alba volvió al gimnasio, Natalia no estaba en la tumbona y se sorprendió. Su sexto sentido la impelió a mirar por encima del hombro con la sensación de que alguien estaba tras ella. Se giró sobre sí misma y sonrió al verla de nuevo en pie.

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