Capítulo 4

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Hace 1 hora que habíamos llegado a la fiesta y no me está haciendo muy bien. No conozco a nadie, y Ella fue a conversar con un chico. Creo que es mejor que me vaya. No hay nada peor que estar un lugar donde no quieres estar. Iba a ir hacia donde estaba Ella, pero me dio un fuerte dolor de cabeza. No creo que sea la bebida a penas he tocado el segundo vaso que pedí con un poco de ponche. Me aguanté de la mesa que estaba enfrente de mí. ¿Qué me estaba pasando? Todo empezó a darme vueltas.
- ¿Estás bien? - Esa voz. Dios, dime que no es lo que yo creo es. Levanto mi mirada y sí, adiviné. Este se sorprendió al verme, pero en seguida comenzó con sus bromas.
- ¡Oh! Miren quién está aquí. Miss Ice cream. - dijo con burla.
- De todas las personas de este mundo tenías que acercarte tú. - Este rió por mi comentario, pero luego se puso serio.
- ¿Estás bien? - En sus ojos pude ver que se preocupaba por mí.
- ¿Ahora te preocupas por mí? - me quedé mirándolo a los ojos.
- Me parece que dejé claro el otro día que me gustaría ser tu amigo. -
- Y yo te dije que no. No quiero. ¿Por qué sigues intentando? -
- ¿Qué hay de malo en que seamos amigos? -
- Yo pregunté primero. - Ambos sosteníamos la mirada.
- Simplemente quiero ser tu amigo. Tu mirada refleja tanta tristeza, tanta agonía. Serías aún más linda si sonríes más. - Sin darme cuenta, mis ojos estaban inundados de lágrimas. ¿Cómo pudo darse cuenta? ¿Tan evidente soy? Este me abrazó. Dudaba en debía si corresponder o no. Hacía tanto que nadie me daba un abrazo. Realmente lo estaba necesitando. Nos separamos y este limpió delicadamente mis lágrimas con una servilleta.
- Aún no respondes la mía. - salió una pequeña sonrisa de mis labios. - Vaya, ya te saqué una sonrisa. Que bueno soy en estás cosas. -
- No te creas tan importante. -
- Vamos respóndeme. - dijo con tal de que no cambiara de tema.
- Simplemente no podemos. -
- Pensé que te había hecho cambiar de opinión. - dijo un poco desanimado.
- Soy alguien bastante difícil de convencer. -
- De igual forma no me daré por vencido. - dijo con una sonrisa arrogante.
- No me sorprende. - nos quedamos mirando por un momento. De momento una pregunta se formuló en mi mente. ¿Qué rayos estaba haciendo aquí? - Por cierto, ¿qué haces aquí? -
- ¿Para qué quieres saber? - tomó el caso que estaba enfrente de mí y se bebió el ponche de un solo trago.
- Te vas a emborrachar si tomas así. - bufó - Y responde mi pregunta. - dije mirándolo atentamente.
-  Eso ni siquiera hace cosquillas. - señaló el ponche. Se acercó más a mi rostro. - Y no tengo por qué responderte. - Engreído.
- Bien. - me di la vuelta para dirigirme hacia Ella y decirle que ya me iba. Ahora que me sentía un poco mejor después del dolor, debía aprovechar e irme. Ella conversaba animadamente con el chico, el cual me sacaba un buen tramo y casi no me dejaba verla. - Ammm...disculpa. - Este se giró y Ella me miró.
- ¿Qué pasa Hyun-ah? - se acercó a mí y tomó mis manos. Siempre hacía eso.
- Me voy a casa. No me estoy sintiendo bien. -
- ¿Te sientes mal? - me dijo preocupada.
- Sólo me duele un poco la cabeza. Es todo. -
- Vamos te llevo. - dijo muy determinada.
- No, tranquila. Quédate, tú estás disfrutando más que yo. Estaré bien. -
- No, no dejaré que te vayas sola. Además, es muy tarde. - Iba a hablar pero alguien se me adelantó.
- Yo la llevaré. - Dios, ¿hasta cuándo lo vas a seguir poniendo en mi camino? ¿Qué ya no es suficiente para ti? ¿Eh? Pero sería muy buena excusa para que Ella se quede y no se preocupe por mí.
- Y, ¿quién eres tú? - preguntó totalmente confundida y a la defensiva, ya que no lo conocía. Este iba a hablar pero me adelanté.
- Es un a-amigo. - Ella se calmó un poco al decirle esto. Y como él no se puede quedar callado -
- Ah, ¿resulta que ahora somos amigos? - dijo con ironía. Ella estaba más confundida que antes.
- Es tonto, no preocupes. Estaré bien. - me acerqué a su oído - Disfruta con tu nueva conquista. - esta se empezó a reír.
- ¡Oye! - empujó mi hombro. - Ok. Me escribes cuando llegues. - miró a Jake - Y tú, más te vale que no le falte ni medio pelo cuando llegue a su casa. - le dijo desafiante.
- Es ruda tu amiga. -
- Vamos. - lo halé de su chaqueta.
10: 30pm
- ¿Te gusta persuadir a la gente verdad? - Estábamos sentados en una de las bancas del parque comiendo helado. Donde nos encontramos por primera vez. Este no quería venir, pero digamos que soy bastante buena para conseguir lo que quiero cuando quiero.
- Me gusta que las cosas salgan como yo quiero. - dije haciéndole un gesto levantando la ceja y sonriendo con altanería.
- Ya - dijo bastante obvio. - ¿Por qué te gusta venir aquí? - lo miré - Y no me digas que es porque te gusta el helado. -
- ¿Por casualidad te metes en mi mente? - Sostuvimos la mirada. Este soltó una pequeña risa.
- Tal vez. Recuerda que beberé tu sangre. Como buen asesino debo asegurarme de que conozco lo suficiente a mi víctima. - Su forma de hablar, como miraba y su sonrisa, fueron tan tenebrosas que provocó que me erizara por completo. Sin embargo, no le tengo miedo. Él no me haría daño, ¿verdad?

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