Capítulo 15

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Luego de fregar, Jay me llevó a la habitación que tenían para mí.

- Jae esta será tu nueva habitación. - Creo que ya la tenían preparada para mí desde hace un tiempo. Es tan yo. Desde el segundo en el que puse un pie en ella, se sintió tan confortable. Pero tenía una duda.

- ¿No volveremos a casa? - lo miré.

- No, viviremos aquí. -

- Jay, pero estoy muy lejos de la Universidad. Además, ya estás aquí. Podemos volver. - le reproché.

- Jae...no irás a la Universidad. - ¿Qué? Ahora sí sé que se volvió loco.

- Jay, ¿estás loco? Puedo perder el año. -
- Estás en peligro Jae. No dejaré que andes por ahí. - ¿Qué ande por ahí?

- Jay, cualquiera que te escucha soy una chica que no va a clases. Yo voy a la Universidad, no a andar por ahí. - le dije molesta por su comentario.

- Sí andabas por ahí. En vez de ir casa, te ponías a caminar por ahí hasta las tantas. Y nosotros aquí tratando de cuidarte las espaldas y haciendo maravillas para que no te dieras cuenta. - A este punto ya estábamos discutiendo. Seguro todos estaban escuchando.

- Primeramente, me protegían porque querían, yo no los obligué. - bufó irónicamente - Ni siquiera sabía nada de esto. Y segundo, no regresaba a casa porque llegar y saber que no estabas ahí era mi propia muerte. - Este abrió los ojos, como si estuviese sorprendido. Este hizo un puchero, asintió y con la misma se fue y tiró la puerta al cerrarla. Estaba molesto.

10:00pm

Me encontraba en el techo de la casa viendo la noche. Escuchaba música, Given up de Linkin Park. Cuando estaba molesta escuchaba rock. Independientemente de que amaba esa canción. No tenía que estar molesta precisamente para escucharla. Alguien se sentó a mi lado y puso un pote de helado de Pistacho frente a mí.

- Jake, ¿dónde...? - lo miré dudosa mientras tomaba el helado y me quitaba los audífonos.

- Independientemente, de que tu hermano lo come desde el primer día que llegó aquí, fui a tu lugar favorito a buscar uno para ti. A Jay no le gusta que le toquen su helado. - Reímos por eso. Jay siempre ha sido así de cascarrabias. Lo raro era, que sea de Pistacho. A él no le gustaba.

- Pero, a Jay no le gusta el helado de Pistacho. - le dije confusa.

- Pero era como si te tuviera con él. También sufrió mucho. - mi mirada calló en cuanto dijo eso. Creo que fui cruel con él. Ambos sufrimos mucho esta separación.

- Creo que fui muy cruel con él. - Jake, levantó mi mentón para que lo mirara.

- No fuiste cruel, simplemente ambos están preocupados y estresados con todo esto. - dijo acomodando un mechón rebelde de mi cabello detrás de la oreja.

Este se fue acercando poco a poco. ¿Hará lo creo que hará? Estábamos tan cerca que nuestros labios rozaban, pero aún no nos besábamos. Nos miramos por última vez para de una vez por todas fundir nuestros labios en un beso. Era lento y pausado. Estaba dando mi primer beso. ¡ESTABA DANDO MI PRIMER BESO! Ok, lo acepto. Jake me llama la atención. Y como si me hubiese escuchado este sonríe en medio del beso. Nos separamos para poder respirar y unimos nuestras frentes. Comencé a reír de la nada. Estaba muy nerviosa. Este también rió conmigo, pero luego volvió a su tono arrogante.

- ¿Nerviosa Miss Ice-cream? - aún estábamos algo cerca. Así que, sí me ponía nerviosa.

- No, ¿por qué lo estaría? - desvié mi mirada de la suya, abrí el helado y comencé a comerlo. De esa forma no tendría que hablar. Este mantenía su sonrisa y su mirada arrogante en mí.

- Claro. - Me quitó la cuchara y me robó un poco de helado. Lo miré algo sorprendida pero a la vez como si quisiera enterrarlo vivo por robarme mi helado. Le arrebaté la cuchara para empezar a comer mi helado ya no tan completo, por culpa de Jake. Pero volvió a repetir el mismo acto de antes.

- Jake, ¿quieres tener una muerte prematura? -

- Por más que quieras matarme no podrás. - lo miré alzando una ceja.

- ¿Ah si? -

- Uhm - musitó este, mientras cerraba los ojos con altanería.

- Explícate. - le dije con la misma expresión. Me miró.

- Primero, soy un vampiro y tú una simple humana. - tiene razón - Segundo, que me amas demasiado para hacerlo. - Qué engreído. Comencé a reír irónicamente.

- Ya quisieras. - Se acercó nuevamente a tal punto de que nuestras respiraciones se mezclaban.

- Sí me amas. - Teníamos una guerra de miradas.

- ¿Qué te hace pensar eso? -

- Primero, estás sonrojada justo ahora, segundo, te pongo nerviosa, y tercero, no detuviste nuestro beso. - Tiene razón. Buenas acusaciones contra mí. Iba besarme de nuevo pero alguien interrumpió.

- ¿Qué están haciendo? -

DarknessDonde viven las historias. Descúbrelo ahora