Darkness

Epílogo

- Buenos días, dormilona. - Una voz grave y ronca se coló por mis oídos haciendo que despertara. Estiro lentamente cada músculo de mi masa corporal soltando un pequeño gemido en la acción. Abro mis ojos y los traviesos rayos del sol que se cuelan por la ventana llegan directo a estos haciendo que los cierre de golpe. Restriego mis ojos para tratar de abrirlos nuevamente. Miro directamente hacia la figura vampiresca que yace a mi lado. Este está acostado de lado apoyando su cabeza en su brazo. Aclaro que siempre he estado estado enamorada de este hombre, pero desde que tiene su cabello de color negro lo noto mucho más apuesto últimamente. Está contemplándome con una sonrisa, dejando sobresalir sus colmillos. Mi vista por fin termina en sus ojos, esos ojos oscuros en los que me reflejo cada vez que lo veo, y que siempre brillan para mí. Y como ya es hábito en él, invade mis pensamientos. - Cuidado con lo que piensas Miss Ice-cream. - me regaló una sonrisa arrogante y burlesca.

- Deja de leer mi mente cada vez que te plazca. - dije. Quería sonar molesta pero una sonrisa se me escapó de los labios. Me acerqué a él lo suficiente como para que nuestras respiraciones se mezclaran. - Deberías ser sentenciado a cadena perpetua por eso. - Una sonrisa traviesa desbordaba de mis labios, mientras los rozaba con los suyos. Lo miré por última vez con la misma sonrisa traviesa y me separé de él para levantarme. Pero este rápidamente envolvió sus brazos en mi cintura y en un movimiento rápido me dejó debajo de él.

- Aún no tengo mi beso de los "buenos días" - me dio una mirada cómplice con una sonrisa juguetona. Solté una pequeña carcajada por su comportamiento. Me estaba poniendo nerviosa y lo sabía perfectamente. A pesar de eso, no dejaría que me ganara en esta breve disputa. Me moví rápidamente y empleando un poco de mi fuerza, ahora era él quién estaba debajo de mí. A mi merced.

- ¿Ahora qué, Mr. Arrogante? - dije feliz por mi victoria. Ahora fue él quien soltó una carcajada.

- Dejémonos de bromas y bésame. - puso su mano en mi nuca y me acercó para besarlo finalmente.

Amo tanto sus besos. Nunca me cansaré de ellos. Sé que se ha colado en mi cabeza de nuevo cuando sonríe en medio del beso. Continúa besándome lentamente y con gran pasión.

- ¡Jake, acaba de soltar a mi hermana! ¡Ella no puede escuchar tus pensamientos pero todos en esta casa sí! - gritó Jay pasando por el pasillo. Ambos comenzamos a reír.

- Buenos días. - finalmente le di mi saludo de la mañana a Jake.

- ¡¡¡Jay!!! - escuchamos el grito enojado de Ella y salimos a ver qué pasaba. Aunque estoy segura que debe ser el inicio de una de sus tantas peleas.

Ella y Jay eran pareja ahora. Ambos son super tiernos juntos. Siempre están peleando pero no es nada importante. Todas las mañanas nos despertábamos con sus gritos por alguna travesura que había hecho alguno de los dos. La verdad nunca había visto a mi hermano tan feliz desde que está con ella. Ella saca todo lo tierno que tiene Jay, aparte de mí claro. Además, de que sonríe más a menudo. Los chicos se ponen celosos a veces por eso. Estoy muy contenta de que sea mi mejor amiga la causa de su felicidad.

- ¿Ahora qué...? - iba a preguntarle qué había sucedido pero con sólo verla ya lo sabía. Ella tenía cara de pocos amigos. Jake al verla comenzó a reír. Esta le dio una mirada de muerte y eso sólo hizo que riera más fuerte. - No preguntaré quién fue el autor de los hechos porque por tu grito ya lo sé. - Ella se había hecho un flequillo hace unos días, ahora estos estaban parados perfectamente hacia arriba, parecía que estaba formando la corona de la Estatua de la Libertad. A parte de que tenía la cara llena de dibujos.

- Iré a ducharme primero. - sentimos el ruido de una cámara Polaroid. La pelinegra sólo dio un grito de frustración y entró a su habitación. Me giré a ver a Jay y a Jake. Por más que quise regañarlos no pude y me uní a la pequeña reunión risueña de ambos, volviéndome cómplice de su broma.