Clases de buen comportamiento

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A las 5:00 am. suena el despertador, apenas si puedo levantar los párpados de lo cansado que me encuentro, además de que el dolor de mi esguince no me dejo descansar del todo, aunque debo decir que la enfermera hizo un buen trabajo, pues hace una hora pude caminar mejor y volver a mi habitación.

Escucho de pronto, como Fritz se levanta y tropieza con uno de sus zapatos, golpeándose fuertemente en algún dedo del pie, para después escucharlo furiosamente maldecir.

- ¡Scheisse! (¡Mierda!).

En cuanto prende la luz, me levanto como puedo y me meto enseguida al baño corriendo, pues sé muy bien que eso lo hará encabronar. Cuando se trata de molestar a Fritz, soy un maldito desgraciado.

- ¡Maldita sea Brinkmann, sal de ahí! - comienza a patear y golpear la puerta como un niño pequeño e incluso haciendo berrinche.

- Demasiado tarde idiota... - me bajó el pantalón y me pongo a mear, mientras continuó riendo.

- ¡Escuchaste como me golpeé con el jodido zapato por encender la luz, así que sal de ahí y no seas cabron!

- ¡Claro, saldré cuando termine de asearme... ha, ha, ha! - de pronto lo escucho por último, dar un golpe a la puerta.

- ¡Carajo Brinkmann!

Terminando de hacer mis necesidades, empiezo a quitarme la ropa, para luego meterme a la regadera.

Mientras me tallaba el cuerpo, alcanzo a notar en mi abdomen, unos cuantos chupetones. Agh... Esa zorra me marcó... Aunque de igual manera, continuó tallándome hasta terminar de bañarme. En cuanto salgo, veo a Fritz recostado con su celular en la mano.

- ¡Vamos ya levántate, se hará tarde maldito flojo! - le aviento mi toalla en la cara y este enojado me la regresa.

- ¡Carajo... Leon! - como me encanta hacer enojar a Fritz. De repente, de estar furioso, noto que me mira curioso, por lo que deduzco que se encuentra mirando los moretones que me hizo la enfermera.

- ¿Ya viste lo que esa tipa me hizo? - le pregunto mientras comienzo a secar mi cabello.

- ¿Ummm... que, que cosa?

- Pues los moretones... ¿Fritz, qué carajos estás viendo entonces? - en cuanto le hago aquella pregunta, veo como la cara de Fritz cambia de color a una sonrojada y asustada mirada, después rápidamente cambia su vista hacia arriba.

- ¡Ppp- pues los chupetes! Maldita loca... Oye, que bueno que estas bien... Es decir, mejor... Sabes que, iré a darme un baño, ya es tarde. - era mi imaginación o estaba... no, claro que no.

Después de ese momento tan incómodo... empiezo a vestirme. Según dicen que la profesora que impartirá el examen es una tipa dura, gruñona y seguramente ya es una señora, pero en fin, tocará conocer de nuevo a cada profesor. Que fastidio...

A las 5:55 am nos encontramos ya en el aula. Aquello es un espacio grande, con esos desniveles por cada asiento, taburetes de madera fina y enfrente el clásico pero pintoresco pizarrón de tiza, junto con el respectivo escritorio del profesor.

En cuanto llegamos, Jacob, Tyra, Jackson y Kano, llegan a saludarnos.

- Hola cariño - Tyra pasa rozando mi mejilla con su mano y después se retira a platicar con sus amigas. No contestó, pero sonrió, pues verla caminar con esa diminuta falda es totalmente satisfactorio para mi. Carajo, que piernas...

- ¿Que hay Brinkmann? - pregunta Kano, haciendo que desvíe mi mirada hacia él.

- Lo mismo de siempre... - miro hacia Tyra y este se pone serio. - Tragos amargos, pero adictivos.

¿Te portarias mal conmigo?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora