El principe Melenudo

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A las 5:00 am y como siempre... El despertador suena a la par del sonido que emite una de las ramas del árbol, que se encuentra por fuera de la ventana, el cual chocaba constantemente en ella, dando indicios de una fuerte tormenta, aun así Leon y Fritz se encontraban dormidos, pues parecía que el sonido del viento los arrullaba.

Pasaron pocos minutos así, cuando de pronto, Leon exaltado despierta por una pesadilla nocturna...

Con el corazón acelerado, agitado, pálido y con una mirada perpetua hacia al frente, Leon se encontraba respirando agitado, con la mano en el pecho y aun sentado en su cama.

A los pocos segundos, Fritz al escuchar a Leon, se levanta asustado por ver en la situación en la que su mejor amigo se encuentra, por lo que rápidamente abre el cajón de la mesita de noche de Leon y saca unas cuantas pastillas de Valium, para después dirigirse al minibar y tomar un vaso con agua.

- ¡Vamos Leon, abre la boca! - Fritz intenta colocar el medicamento en su boca, mas sin embargo, Leon se pone totalmente renuente e incluso salvaje con él, escupiendo la pastilla al suelo.

Para después voltear ferozmente hacia Fritz, tomándolo de los brazos y recostándolo fuertemente en su cama, mientras colocaba sus piernas posesivamente a los lados de su tembloroso cuerpo.

- Deja - de estarme - jodiendo - de una - puta vez... - las palabras de Leon se tornaban totalmente intimidantes. Bajando incluso hasta el rostro de Fritz, llegando casi cerca de sus labios y susurrándole aquellas extrañas palabras en un tono furioso, pero con cierto matiz sensual.

Definitivamente Fritz no sabía qué hacer. Inmovilizado por sus palabras, pensaba que si lo despertaba de su trance, seguramente eso sería malo para su cerebro, pero si eso continuaba, tal vez Leon podría lastimarlo.

Aunque muy por dentro, en aquel lado masoquista que guardaba en su interior, Fritz disfrutaba del como Leon lo tenía dominado, pues verlo desde su posición era totalmente excitante, mas no sabía a quien en realidad Leon estaba viendo, ya que su mirada parecía estar realmente en otro lugar.

Leon parecía seguir en aquel trance, sometiendo a Fritz de los brazos, mientras seguía observándolo con cierta furia, hasta que de pronto, Leon alzó los brazos de su presa, recorriendo sus manos hasta sus muñecas, dominándolo por completo. Por lo que Fritz ya no soportaba más y necesitaba saber si en realidad seguía dormido o ya está despierto.

- ¡Leon... Leon, basta ¿Qué haces?, soy yo... Fritz!

Leon agudizó más su vista, tomándolo de la quijada y observándolo entre la oscuridad, su mirada parecía esclarecerse más y sus facciones se volvían más relajadas e incluso preocupadas, tanto, que tomó a Fritz del rostro con ambas manos.

- ¿Qué mierdas estaba haciendo? - al escuchar Fritz que Leon apenas se había dado cuenta de lo que estaba haciendo, por un momento sintió alivio, pero por otra parte, le hubiera encantado que supiera a quien estaba sometiendo.

- Pues ya sabes... lo de siempre. - Fritz se levantó, tomó el reloj y observó que marcaban las 5:14am. - Tenemos que apurarnos o se hará tarde.

- Claro... Oye, Fritz... - Fritz voltea y entonces lo mira fijamente a los ojos, mientras Leon parece no saber hacia dónde voltear, pues parece frustrado y avergonzado. - Discúlpame si te hice algo, yo... - pero Fritz lo interrumpe.

- Tranquilo... - Fritz tomó una toalla, junto la pastilla y molesto se la entregó en la mano. - No pasó nada.

Fritz se dirigió a la ducha y cerró la puerta, mientras Leon, curioso, volteo a su mesa de noche la cual se encontraba salpicada por pequeñas gotas de agua y un vaso medio lleno de la misma. Se dio cuenta entonces que Fritz una vez más había forcejeado con él para darle una pastilla. Pensar en ello, lo hizo colapsar de frustración en el suelo, quedando en posición fetal, arrepintiéndose de su maldición.

¿Te portarias mal conmigo?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora