Una apuesta y una cita ganada.

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Una apuesta y una cita ganada

Por fin llegó el viernes... día de liberación y descontrol. Digo... No odio mi universidad, pero se podría decir que vivo aquí, así que necesito un maldito Brake. Además, los únicos días de libertad son los fines de semana y la semana no sería tan dura, si mis estúpidos sueños y alucinaciones no se atravesaran constantemente en mi cabeza.

Obviamente hay pocas cosas que disfruto de la vida y esas son las mujeres, el alcohol y un buen cigarrillo después del sexo ¡Alabado sea, maldita sea!

Lo que me recuerda mi semanita con Schulz... Hoy es el día en que le mostraré a Jacob, todos esos "Videos educativos" que hice con la profesora. Ya quiero ver la cara de imbécil que pondrá cuando se entere, que la profesora está perdidamente enamorada de mí.

Pero bueno, hoy lamentablemente es el último día que cogeré con ella y vaya pena, ya que me la estaba pasando tan bien... Pero en fin... No puedo seguir con esa relación de ̈alumno y profesora ̈, ya que puedo meterme en problemas y no precisamente a los legales, si no a esos, donde ellas meten los estúpidos sentimientos...

Y la verdad es que, cada vez más siento que Schulz se pone pesada con las chicas de la clase y eso definitivamente no me está gustando. Simplemente ayer, se le ocurrió castigar a una chica de 3er grado, por estarme coqueteando... Vaya locura...

Y bueno, hablando de chicas que me coquetean, me llega a la mente solo una que usa un coqueteo sutil y poco convencional, Jones. Esa chica parece alguien sacada de otro planeta, pues no logro descifrar ciertas cosas en ella, aun así, no puedo dejar de verla.

- Fritz, ¿cuánto falta para que termine la clase del profesor Fischer? - recargándome en el respaldo del asiento, pongo mis brazos hacia atrás y empiezo a estirarme, mientras Jones se encuentra fuera del aula jugando voleibol.

- Faltan 5 minutos solamente, ¿por?

- Me muero por un buen cigarrillo... - Pasan por fin esos tortuosos 5 minutos y rápidamente tomamos nuestras cosas para irnos casi corriendo de ahí.

Pero antes, Fritz y yo pasamos por la cancha donde Jones está jugando, rápidamente las chicas comienzan a mirarme sonrientes pero ella no, ya que solo se pone roja y algo tímida, cuando comienzo a sonreírle con mi particular coquetería ella reacciona y me sonríe. Es tán linda...

Nuestro coqueteo no ha pasado más allá de solo miradas en estos días, pues ambos al parecer hemos estado bastante ocupados y solo cuando hay cambio de clase, nos podemos ver por los pasillos e intercambiamos miradas.

Llegando a la parte de abajo de las gradas de aquel enorme estadio de carreras, nos encontramos con Dereck Lander, el cual vende cigarrillos y drogas de todo tipo.

- Creí que no llegarían... ¿qué les pasó?

- Fischer y... Una que otra chica. - contesta Fritz, mientras busca su cartera en la mochila.

- Mmm... sí, ya entiendo... - Dereck empieza a sacar de una bolsa hecha de papel, varias cajas de cigarrillos y paquetes pequeños con un polvo blanco.

- Fischer cree que está dando misa. - menciona Fritz.

- ¿A los infieles? - pregunta Dereck sonriendo, mientras continúa sacando los paquetes.

- A los redentores de la libertad, tal vez... - le contestó mientras saco un billete grande de mi cartera, después tomó su mano y se lo estampó en ella.

- Dame... lo más fuerte que tengas, porque hoy quiero volar lejos. - Fritz voltea y me mira con el ceño fruncido.

- Leon, ¿qué carajos? Solo iremos a pasarla bien. - dice molesto Fritz.

¿Te portarias mal conmigo?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora