Mi último aliento de vida.

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Kelly y yo regresamos a Alemania a entregar el cuerpo de Fritz a su familia, después de todo el papeleo que tuvimos que hacer para trasladarlo y demás desde Francia, mi mente estaba totalmente en blanco, pues no sabía realmente si lo que sucedía era verdad o solo una maldita pesadilla.

Obviamente el dolor de su familia me pegó demasiado fuerte y creo que jamás se me olvidará, pues ver mas que nada a su madre arrodillarse ante el ataúd de Fritz, fue lo que más me derroto. Pude sentir ese infernal dolor en el corazón, como si este quisiera estallar.

Mi madre, Sonja y Hazel habían ido al funeral, junto con algunos alumnos de la universidad, con los cuales Fritz había tenido amistad, entre ellos Jacob y Jackson, los cuales me sorprendieron pues siempre solían molestarlo. También el padre de Fritz llevó a algunos de sus amigos de Finlandia a Alemania a despedirse mientras estábamos en el velatorio y entre ellos se encontraba Hesekiel, el cual no me quitaba la mirada de encima con cierto coraje. Se lo que supone, pero me da igual, no estoy para soportar estupideces de nadie.

Pero entonces, el tipo parece no darse cuenta de la situación y viéndolo con el rabillo del ojo, este se acerca a mí de manera retadora colocandose a un lado de mi sin mirarme.

- Sé lo mucho que te duele, pero no sé cuanto tiempo dure tu luto por él. - dice sin contener aquel odio que siente por mi.

- Por tu bien, será mejor que te alejes de mí... - le contestó molesto, mientras continuó mirando el bonito arreglo de flores que mi madre trajo para Fritz.

- Sabes que digo la verdad. Las personas como tú, no saben amar o respetar a los demás.

- ¿Y tu que carajos sabes del amor que nos teníamos? - se lo digo con odio pero igualmente en voz baja.

- Porque lo amaba. Fue mi amigo por mucho tiempo y el día en que quise decirle lo que sentía por él, él se tuvo que ir y después te conoció a ti. Me dijo lo que le hacías sentir, lo que le provocaba tu sola presencia, lo mucho que te cuidaba y me dolió... Aun así quise que fuera feliz, aunque no fuera conmigo.

Al escucharlo, me relaje un poco, pues hasta ahora me doy cuenta, por que tanto enojo hacia mi.

- Entiendo tu punto de cierta manera, pienso en que si fuera tu, me doleria saber que alguien más está con la persona que siempre ame, y lamento mucho lo que escuchaste aquella vez en la casa de su abuela, pero tanto él y como yo supimos solucionar nuestros problemas siempre, pues ambos sabíamos nuestras virtudes y nuestras desventajas. Por lo que si me equivoque en algún momento con él, te juro que pague por ello. - el tipo se queda callado, se da media vuelta y entonces...

- Entonces te deseo suerte, porque dudo mucho que vuelvas a encontrar a una persona igual que él... - esbozo una sonrisa sarcásticamente con un gesto poco feliz.

- A donde voy no la necesito.

Y no digo mentiras, pues me encuentro nuevamente en aquel infinito infierno donde me encontraba hace 5 años, aquel sendero donde solo me esperan dos almas en pena, pues mi mundo se ha roto y dudo mucho que esta vez alguien pueda salvarme.

De pronto Louna y James se acercan a mí con una tristeza inmensa, por lo que me giro a ellos y Louna sin más, se abalanza a mis brazos, rápidamente la sostengo mientras siento como ella deja caer algunas lágrimas en mi hombro.

- Te falle Louna, te falle... - digo tristemente y con coraje, al recordar cuando ella me pidió que cuidara de él.

- No Leon, no te culpes, es lo que menos deseo que hagas... - entre sollozos, Louna me mira a los ojos tomándome del rostro con ambas manos.

- Yo no... yo no debí dejarlo... - Louna de pronto saca lo que parece una púa de madera algo tallada, con el símbolo de la banda que más le gustaba a Fritz, el símbolo del heartagram.

¿Te portarias mal conmigo?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora