El lado gay de la época renacentista.

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Ya es de día y el sol empieza a hacerse presente... Siento como algunos rayos traspasan las cortinas de Kelly e iluminan mi rostro como pequeños hilos de seda. Mis ojos se abren y observó que ella no se encuentra en la cama ¿Dónde está...? Asustado y pensando lo peor, me levanto y observo como la cortina comienza a ondear con el viento, entonces miro la ventana y me doy cuenta de que esta se encuentra totalmente abierta ¡Mierda Kelly ¿Que hiciste?!

Rápidamente me bajo de la cama y abro la cortina. Encandilado por el sol, intentó mirar hacia abajo y no veo nada excepto los autos pasando. Un pronto alivio llega a mi alma y comienzo a tranquilizarme. Carajo... por un momento creí que... De pronto escucho el sonido que hace una tetera cuando está lista para servir y entró de nuevo al cuarto.

Huele a café y pan recién hecho ¿Estará cocinando Kelly? Me colocó las botas y salgo de la habitación, el olor comienza a intensificarse cuando camino hacia la cocina, el cual huele a canela y pasas.

- Algo huele bien aquí... - digo sonriente, me asomo y veo a Kelly cortando en rodajas lo que parece un panque de pasas.

- Buenos días Leon... ¿Pudiste dormir? – Observo mi reloj y marcan las 8:56 am. Si mal no recuerdo, ella se quedó dormida a eso de las 5:00 am y estoy casi seguro de que ese panque por lo menos le tomó 2 horas hacerlo.

- Dormí algo, pero, parece que tu no pudiste del todo. – observó mi alrededor.

- No... la verdad no puede... - con un rostro triste, coloca sus manos en los bolsillos de su delantal y un silencio se apodera de nosotros por unos cuantos segundos, hasta que me acerco e intento tomarla de las manos y Kelly con la mirada asustada solo se hace hacia atrás.

Mierda... lo que me temía, ahora me tiene miedo...

- Leon... es que... - como si Kelly quisiera darme explicaciones por su acción, veo como sus ojos comienzan a cristalizarse e intentó calmarla.

- Tranquila, ¿sí? Soy un tonto y no debí acercarme de esa manera contigo.

- No, no digas eso, es solo que... - de pronto alguien habla e interrumpe a Kelly.

- Buen día... - me giró asustado, pues pensé que nos encontrábamos solos y veo que se trata de una mujer, cerca de los  30 años.

- ¡Oh! Que pena Leon... Te presento a mi tía Lois.

- Que tal, mucho gusto, Leon Brinkmann. - le doy mi mano junto con una cálida sonrisa y ella la toma sonriente.

- Que tal ¿Tu eres el... conejito? - dice ella y Kelly comienza a ponerse roja.

- Tia...

- Vaya... Parece que le has dicho mi sobrenombre.

- Algo así... - contesta Kelly apenada mientras a Lois parece caerle en gracia el rostro de Kelly.

- Sabes Leon, es curioso que mi sobrina se ponga a hacer postres.

- ¿A si? ¿Por qué? - observó a Kelly aun sonriendo por su actitud.

- Normalmente cuando Kelly está feliz por algo, ella tiende a preparar postres y curiosamente hasta donde yo sé, tenía 4 años sin hacer alguno ¿O me equivoco Kelly?

- Ella tiene razón... - contesta Kelly con una linda y tierna sonrisa.

Escucharla decir eso a Lois, me hace sentir de maravilla, pues parece que después de todo lo sucedido anoche, la hice sentir bien.

- Bueno chicos, me tengo que ir a la cafetería, pero me dio mucho gusto conocerte Leon y espero poderte ver de nuevo. - la tia Lois me toma de las manos y se despide con una cálida sonrisa.

¿Te portarias mal conmigo?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora