Solamente Tú| Sesshome

22.

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Dejó un enésimo suspiro escaparse de sus labios.

-¿Nunca termina las energías de esta niña?.

Su amo había vuelto a salir solo dejándolo con el horrible trabajo de niñera, solía irse sin dar pistas.

El sol era fuerte a estas alturas de la tarde, el pequeño río que conectaba con una aldea humana había caído casi que del cielo.

Solo le restaba esperar.

Mientras tanto Sesshomaru se encontraba bajo el enorme árbol sagrado, hacia más de dos semanas que no tenía noticias de la miko, casualmente se había enterado de que el cadáver ambulante había empezado a acompañar el grupo de su hermano.

Y que la morena había entrado al pozo y nunca más volvió.

Suspiró, el pozo estaba a solo unos metros enfrente. Muy bien podía entrar como la última vez, solo que todavía no sabía que hacer después. Su corazón se aceleró cuando pensó en ella.

Se aproximó al pozo, todavía debatiéndose internamente sobre que debería hacer.

Aquel beso tuvo demasiado efecto en él, claro que aquel no había sido su primer beso; como cualquier hombre de la época en algún momento había tomado una copa de más. Pero esta vez fue algo completamente diferente.

Este era su primer beso con sentimiento, y cómo que tenía ganas de repetir.

Apoyó su mano en el borde de madera y dio un salto a un lugar casi que completamente desconocido para él.

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Aproximó su mano al gran tronco, el gran árbol de las edades era considerado sagrado para los humanos.

—¿De quién tenemos la gran honra de su visita desde la época feudal?— sin quitar su mano del gran tallo solo la observó, —¿Sesshomaru?— ella sonrió cuando este dió un pequeño asentimiento.

—Si viniste por Aome entonces puedes volver más tarde.

La mujer tenía un cesto de ropa bajo su brazo, y lo miró divertida.

—Ella está en la escuela en este momento, ¿sabes a lo que me refiero?.

El hombre de vestimenta blanca solo asintió.

—No sueles casi hablar, pero ¿puedo pedirte un favor?.

Nuevamente no obtuvo respuesta, así que prosiguió.

—Aome olvidó su almuerzo en casa, ¿podrías entregarlo?— la mención de su hija capto por completo su atención.

—¿Donde queda esa tal escuela?— preguntó, no tenía demasiados ánimos de para salir de aquel lugar. El mundo de la sacerdotisa era un lugar plagado de humanos.

—No queda lejos de aquí, si no la encuentras puedes pedir información sobre una escuela de uniforme verde.

Soltó una risa seca, —¿Por qué pediría ayuda sobre algo tan trivial?.

—¿Tu madre te enseñó a ser tan poco inclusivo con las otras razas?.— su pregunta sorprendió al dai yokai.

Tenia que admitir que la miko tenía más parecido con su madre de lo que pensaba.

Entonces decidió preguntarle con un tono burlesco —Entonces dime, señora. ¿Cómo te sentirías si tu esposo te engañara con una mujer más débil y menos hermosa que usted?.