Solamente Tú| Sesshome

6.

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Había experimentado la cercanía de un chico varias veces en su vida, ni siquiera que Inuyasha la cargara en su espalda generó tal sensación en ella.

De cierta manera Inuyasha era más bruto, producto de haber tenido poca cercanía con otros seres a lo largo de su vida, siempre tuvo poca confianza. Pero sentía que con el pasar del tiempo el esta aprendiendo a no ver a todos como sus enemigos.

Sesshomaru es un poco más delicado, decidió cargarla como una princesa, si esta estuviera menos en el mundo de sus pensamientos se daría cuenta que dicha acción también tenía efectos en el mayor.

Este, con aquel cosquilleo todavía presente se dio el lujo de apreciar cada detalle del rostro de la morena, observó con detenimiento  sus ojos cerrados; adornados por largas pestañas. Pasó por sus mejillas sonrojadas y finalmente miró aquellos labios rojizo.

Se veía tan frágil en su pecho, tuvo inmensas ganas de protegerla. La miko era hermosa, internamente intentó convencerse a sí mismo de que ella era una presencia inferior.

¿De qué sirve tanto poder si no tienes a quien proteger?

Se encontraban cerca de su destino, su tiempo justos estaba contado.

Se detuvo, habían llegado a su destino. En el pie de la montaña había una cueva, su entrada estaba bloqueada por las ramas de una enredadera como una cortina natural.

El Dai Yokai bajó a la humana con delicadeza hacia el suelo, el hizo frente y se acercaron al lugar que se le había indicado.

Se aproximó a su objetivo y utilizando su espada cortó una parte de la enredadera que bloqueaba el camino, de sus delgados tallos salió una coloración púrpura, hizo nota mental para no dejar que la humana llegara demasiado cerca.

Y entonces entraron, el lugar no era muy ámplio que digamos, fue necesario agacharse un poco para no dar de cara con raíces que bloqueaban la visión. El inu dai yokai sin demasiado problemas para ver entre toda la oscuridad tomó la delantera, empuñando su espada y garantizando que la sacerdotisa lo siguiera.

—Espera— dijo suavemente la morena que procedió por abrir un cierre de su ya no tan empapada mochila.

—Deja esa cosa ahí, solo nos retrasará— dijo con su tono habitual.

Ella le restó atención y le mostró su fiel compañera para evadir la oscuridad, su linterna.

—Mira— dijo, y prendió la linterna apuntando hacia la ropa del mayor.

Para él, la luz que apareció de la nada lo dejó entre una mezcla de asombro y temor, ¿esto es acaso algún tipo de arma?

Teniendo en cuenta de que no podría usar su arco en un lugar pequeño.

—¡Quita esto de aquí! ¿De dónde quitas tantas cosas raras?

Pobre, si le muestro un tenedor de seguro lo usa como peine– pensó Aome, no podía culparlo. Lo que le deparaba el futuro era algo desconocido para él.

Después de explicárselo en que consistía un linterna, el mayor por fin cedió en que los acompañara la amiga de Aome.

Caminaron por el estrecho túnel unos cien metros, conforme pasaban este se hizo más estrecho, terminaron por ponerse en cuatro para seguir camino.

–Creo que hubiera sido mejor que ella viniera en frente, ¿qué?, ¿creo?– se detuvo en seco, ¿estaba dudando?.

No, no podía ser cierto, él era el Gran Sesshomaru, el Lord de las tierras del Oeste; el Amo Bonito. ¡¿y estaba dudando?!.

¿En qué momento se le perdió un tornillo? Su respiración se agitó, pero se calmó cuando sintió una mano que tímidamente le tocó el hombro.

—¿Te encuentras bien?, no te preocupes si sientes ganas de estornudar. Admito que el polvo también está molestando a mi nariz.

Este solo suspiró y acomodó su largo cabello que se esparció por el suelo, sintió como la chica sostuvo algunas mechas para que estas dejen de tocar la tierra bajo sus pies.

El sentir como la muchacha ordenaba y acariciaba su melena le trajo lejanos recuerdos de cuando era solo un cachorro y su madre dedicaba una parte de la noche para cuidar su cabello.

–Sesshomaru escucha. Una cabellera larga y bien cuidada significa fuerza y valentía. Solo con verte todos sabrán que no pasan de insectos a tu lado. Algún día me agradecerás.

Se estaba sintiendo profundamente agradecido en aquel momento.

Pero de la nada esta sensación se detuvo, el dai yokai gruño como respuesta, se sentía como un perrito a que se le negaba cariño.

Aome se distanció de este, temiendo que su atrevimiento lo hubiera  hecho enojar.

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El camino finalmente se hizo más espacioso, pero Aome continuó caminando detrás del mayor. Estos no se dirigían palabras, el cabello de Sesshomaru estaba atajado por una floja trenza que con su caminar se estaba deshaciendo. Faltaba una cinta para asegurar su peinado.

Pudieron ponerse de pie, al final de la cueva había una barrera color rosa resplandeciente, en el medio se encontraba el objeto buscado por el Lord de las Tierras del Oeste.

—Ve y haz lo que necesites— finalmente habló. Sesshomaru miró a la chica, esta asintió y caminó hacia la barrera.

–¿Entonces aquí está el objeto que encomendó mi madre que buscara? Que patético, perdí mi tiempo por algo tan simple.– Pensó.

La sacerdotisa llevó su mano hacia la barrera, pero cuando la tocó. Una descarga recorrió su cuerpo avisando que no era bienvenida.

Dio un grito cayó hacia trás, pero Sesshomaru soltó su espada y la atajó antes de que llegara al suelo.

—Sesshomaru... ¿te dijeron algo antes de que me buscaras?.

Este se detuvo a pensar  y después respondió.

—Consigue la ayuda de un humano para que te ayude atravesar la barrera.–!– meditó su respuesta.

Enfundó a Tokijin y se puso al lado de la morena, la sujetó de la mano.

Esta acción hizo que la sacerdotisa se sonrojara, pero afastó cualquier tipo de pensamiento cuando este le dijo —Si aprecias tu vida mejor no le digas a nadie.

Y atravesaron la barrera, el objeto que se encontraba protegido era un espejo decorado con piedritas igual diamantes. El espejo en forma de circulo fue guardado en una pequeña bolsita que se encontraba escondida entre el kimono del mayor. Después de guardarlo decidió que era hora de volver. Dejaron el campo de fuerza y empezaron a atravesar el túnel.

El tiempo que tenían juntos era mínimo.

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