•~~●~~•
Desde el principio de su existencia, tuvo un odio inimaginable hacia los seres humanos, eran visiblemente más débiles y miedosos. Pero eso no impediría a algunos querer ponerse a la misma altura que un yokai de más de mil años.
Y después estaban los hanyo, como el otro hijo de su padre, superaba en desagrado a los humanos, tiene la audacia de querer enfrentarlo y hacerse la ilusión de ser el más fuerte.
Y ahora necesitaba la ayuda de la miko, que vio en primera fila como el hanyo le arrebató su brazo.
—Sesshomaru, ¿pasó algo malo. Por qué te detuviste?
—Es aquí.
—¿Aquí? Pero si no hay nada— dijo la última parte para si misma, pero lo suficientemente fuerte como para que el Dai Yokai escuchara.
Era un lugar sumamente desagradable, un campo desértico cubierto por cadáveres que desprendían un olor repugnante.
El mayor la miró, mientras apuntaba con su dedo índice hacia el profundo del bosque que se encontraba pasando el enorme cementerio al aire libre.
~
La noche cayó y un malhumorado mitad bestia se encontraba sobre la rama de un árbol hablando con su idiotez que era personificada en su imaginación.
—¡Perro loco! ¿Hasta cuando estarás ahí hablando? ¡Mejor ve tras Aome!— dijo el pequeño zorro con la intención de que el inu dejara su berrinche de lado.
—Vamos Inuyasha, sinceramente; ustedes dos no tienen ni siquiera un buen motivo para estar peleados— esta vez habló el monje intentando iluminar al cabeza dura.
—Ven y baja a cenar, los pescados ya están cocidos— dijo la cazadora mientras entregaba uno de estos a su fiel mascota que maullo como agradecimiento.
—¡Fhe!— se plaguea innecesariamente para bajar del árbol y agarrar uno de los pescados.
Comió rápidamente, incluso tuvo tiempo para intentar comer la comida ajena, pero se calmó después de recibir un golpe con el hiraikotsu en la cabeza por parte de Sango.
Mientras limpiaba torpemente su rostro con las mangas de su vestuario, aprovechó para dar un salto con toda la agilidad digna de un gimnasta y limpiar sus colmillos y dientes con la lengua.
Todo esto, obviamente, casi ignorado olímpicamente por sus compañeros.
Digo casi, ya que la humana presente hizo una pequeña mueca al presenciar como su amigo mitad perro rascaba la nuca con las garras del pie.
—Voy a caminar— salió con los brazos alzados, hasta que giró en dirección a sus compañeros —¡Ni se les ocurra pensar en que iré tras Aome escucharon!.
Después de decir mentiras mal ocultas, se fue corriendo.
-Aome ya debe estar en su época. Pensó, habían pasado alrededor de diez a quince minutos desde que la gata demonio volvió.
Corrió lo más rápido que sus piernas le permitía moverse, ni siquiera se dio el cuidado de inspeccionar los alrededores del pozo devorador de huesos y simplemente saltó.
~
Aome sabe perfectamente que la era feudal no es exactamente la más hermosa, una época de guerra, donde muchas personas eran expulsadas de sus aldeas y terminaban por morir de hambre o en garras de alguna fiera.
Su grupo algunos días mal apenas conseguía comer lo suficiente, era gran suerte que la chica del futuro se las arreglaba para traer algo de su época.
Puede que no sea la comida más nutritiva para gente que tiene que pelear casi a diario, pero era la suficiente para llenar sus estómagos.
Se sintió aliviada y algo avergonzada a la vez, el hombre de cabellera plateada la había dejado sola a solo algunos minutos atrás; aprovechó el momento para caminar por los alrededores de la zona con ayuda de su linterna.
Para su felicidad, un río de agua cristalina corría muy cerca de ahí, aprovechó la ocasión ya que la presencia masculina no se encontraba por cerca y se dispuso a darse un baño.
-El agua está fría.- Pensó -No, más bien helada. Hasta parece la personalidad de Sesshomaru.
Este último pensamiento la hizo reír internamente, el yokai tiene una personalidad de cúbito de hielo y no es que la tonalidad blanca de sus vestimentas ayudara demasiado.
~
Había estado recolectando ramas para hacer una pequeña fogata, hasta se dio la molestia de recoger dos manzanas que se encontró en el camino.
-Esa humana necesita comer algo si es que quiero que rompa esa barrera.- Pensó, si contara con más iluminación hubiera terminado sus asuntos pendientes ese mismo día.
Algo que no se esperaba era llegar al lugar donde la había dejado y encontrarse con que la miko había desaparecido.
–Si ella piensa en escapar, ¡la mataré!
Se tomó la molestia de seguir el rastro de su olor, donde la encontró dándose un baño desprevenida de cualquier vestimenta.
La joven tenía su cabello totalmente empapado y cubría sus pechos bien formados con sus brazos, abrazándose levemente.
Su cuerpo, pequeño, era iluminado levemente por la luz de la luna, pero la buena visión del yokai dejaba poco trabajo a la imaginación.
–Pena que sea humana. Pensó, para enseguida darse cuenta de cómo temblaba la muchacha al estar en contacto con el agua helada.
Tenía los ojos puestos encima de aquella frágil existencia, hasta que un grito lo bajó de aquella nube.
–S-Sesshomaru, ¡eres un pervertido!– gritó con sus mejillas totalmente sonrojadas a pesar del frío que sentía.
El nombrado ni siquiera perdió su tiempo en decir algo, solo se retiró; dejando sola a la muchacha de gran importancia para terminar su misión.
Volvió hacia el pequeño campamento improvisado, y después de encender la fogata se sentó.
–Necesitas una esposa, Sesshomaru. Necesitas herederos. Fue un tema que una vez llegó tocar su madre.
–De seguro no será humana. Pensó, no caería en la vergüenza frente a otros yokais de tener hijos hayos. Y se río internamente.
•~~●~~•
ESTÁS LEYENDO
Solamente Tú| Sesshome
Hayran KurguSesshomaru es un yokai extremadamente fuerte y apuesto, cumple todo lo que se propone y nunca se arrepiente de sus decisiones. Pero determinada situación lo llevará a tomar una decisión que va en contra de sus principios, pedir ayuda a una humana; a...