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Aome y sus amigos habían retornado a su misión de recoger los fragmentos de shikon, las cosas se habían normalizado entre su amigo hanyo y ella.

Sango continuaba pendiente de querer saber noticias de su hermano menor, pero la cercanía de los demás y de su querida mascota Kirara la reconforta.

El monje Miroku seguía siendo un sinvergüenza, pero después de que casi siempre Sango le reventara el hiraikotsu en la cabeza se calmaba.

Inuyasha seguía robándole la comida al pequeño zorro mágico Shippo, pero también se calmaba después de que Aome le dijera unos abajo's.

Mientras estos estaban de lo más normal a Sesshomaru lo continuaban interrogando.

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—No puedes estar con una humana.

Y aquí vamos de nuevo.

Primero su madre y ahora él, ¿acaso no entienden que solo le dio el kanzashi a la miko para agradecer?

Debía de haber perdido como veinte minutos, que Murasakino no se callaba le estaba esgotando la paciencia.

—También escuché que la miko de la shikon no tama es un imán tanto como para hombres como para yokais. Los celos te van a volver calvo.

Eso ya lo sabía, apretó más el agarre desmoldando un poco más la copa.

Estaba el idiota de su medio hermano, el estúpido humano que se atrevía a llegar a la casa de la miko. También había escuchado sobre un hombre lobo que tenía la intención de tomarla como esposa.

—Oye cálmate, los celos hacen daño amigo. Necesitas unas vacaciones, ¿qué te parece?; hacia el sur hay aguas termales que dicen ser buenas para los guerreros.

Se levantó de su silla, el alcohol en sus venas lo hacia sentirse más suelto de lo normal.

—Estas muy tenso, ¿te hago un masaje?

—¡No me toques!

Tenía tremendas ganas de descargar este sentimiento molesto en la cara del entrometido, gruñó con rabia y se levantó dispuesto a retirarse.

Ya no le importaba la pregunta que tenía que hacerle, así que solo salió exclamando que tenia asuntos más importantes en aquel momento y que estaba demasiado ocupado como para escuchar sus boberias.

Resolverian en otro momento sobre la pregunta que tenia para hacerle.

Salió dando un fuerte portazo que le dio en los dedos de uno de los guardias que quizo detener la puerta antes de que cerrara.

—Bien, lo intenté— dijo cuando finalmente estuvo a solas, tomando un trago de la botella misma.

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—Amo Sesshomaru donde donde estará...

Cantó la pequeña Rin, su protector había dejado a ella y al dueño del Nintojo. Había salido sin decir palabra y estaba tardando en volver, la pequeña niña tenia unas flores en mano. Se las dará al Amo Bonito cuando vuelva.

Últimamente el los dejaba solos bastante de seguido, la pequeña extrañaba la compañía del dai yokai. Mismo que no lo parece el era muy amable con ella.

La pequeña alzó la mirada, en medio del denso pasto una figura blanca se hizo presente. Fue Sesshomaru, caminó en dirección a la pequeña y su sirviente; Jaken que se encontraba dormido se despertó de golpe cuando la niña saludo a su amo.

Rin entregó las flores que había recogido recién al Lord del Oeste, la niña ofreció las pocas florecillas color amarillo pálido y antes de que Sesshomaru las recogiera acarició la cabeza de la pequeña.

Después pronunció un simple vamos y tomó el frente a la dirección que le pareció mejor.

La niña de kimono de cuadros estaba sumamente curiosa para saber donde se había metido el Lord durante su ausencia, pensó que las flores ayudarían que lo dijera pero mismo así su pregunta fue palabras al viento.

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La noche cayó rápidamente y ahora Aome y sus amigos se encontraban frente a una fogata hecha para pasar la fría noche.

Se encontraba preparando varias porciones del ramen instantáneo, casi todos sus compañeros estaban reunidos. Todos menos Inuyasha.

—Iré a ver donde se metió esta vez— dijo la sacerdotisa con un suspiro mientras se levantaba.

—No hay de que preocuparse señorita, él sabe que si no llega tiempo se quedará sin cenar.

Las palabras del monje eran una discreta tentativa de hacer que la morena se quede, algo que no funcionó.

Aome tenía un presentimiento sobre todo esto, Inuyasha difícilmente salía del lugar elegido para pasar la noche sin haber cenado.

Aome sostuvo fuerte su linterna y se adentro en la oscuridad, pensó que dicho aparato era el único que proveía luz hasta que se dio cuenta de que un par de serpientes caza almas se dirigían a la puesta del sol.

-Inuyasha debe de haberlas seguido.- pensó.

A cada paso que daba su corazón latía con más fuerza, como un presentimiento de que no debería de haber venido. Pisó cuidadosamente para evitar el crujido de las ramas y hojas secas.

Avistó un enorme árbol, casi tan grande como el árbol de las edades. Bajo este habían varias serpientes flotando, y cerca del gran tronco estaban Inuyasha y Kikyo.

Estuvo cerca lo suficiente para escuchar su conversación:

—... y para el colmo se está metiendo con Sesshomaru.

Inuyasha relataba con enojo varios acontecimientos anteriores.

—Mismo siendo mi reencarnación no pensé que fuera una cualquiera— Kikyo incentivo el desahogo de su amado de una manera fría.

Aome retrocedió un paso cuando se dio cuenta de que hablaban de ella.

—Nunca pensé que me haría eso, ese idiota la buscó primero. Es un envidioso, primero me quiere quitar a tessaiga y ahora a la detectora de fragmentos.

Sus ojos ardían y se llenaron de lágrimas, dolió todavía más cuando Kikyo lo abrazó y dijo que la tenía a ella.

Después de ver como los dos unían sus labios en un beso para enseguida abrazarse, Aome salió a toda prisa del lugar. Sin preocuparse por el ruido de sus pasos apresurados.

Corrió hasta llegar a un lugar lo suficientemente lejos de todo aquello, pensó estar sola hasta que una voz la quitó de sus pensamientos.

—¿Todavía lloras por aquel idiota?

La voz la hizo que tuviera el susto de su vida, pensó que nadie más estaría en aquel lugar.

—¿S-Sesshomaru?

—¿No responderás mi pregunta?, ¿por qué lloras por el si tienes al gran Lord Sesshomaru?

Su pregunta la sorprendió, ¿que quería decir con algo así?

—¿Cómo así?

—Olvídate del híbrido.

—No lloro por él.

Sesshomaru buscó rastro de mentiras en sus palabras, pero no las encontró.

—Me duele lo que dijo a espaldas de mí.

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Solamente Tú| Sesshome  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora