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-El efecto que genera el veneno de dicha enredadera es crear agresividad hacia algo que el individuo odiara, en este caso. Los humanos.

Dicha frase quedó clavada en el pensamiento del hanyo, fue lo último que dijo la Pulga Wikipedia antes de saltar de su hombro a un lugar más seguro.

Esquivó un ataque del látigo venenoso de su medio hermano mayor, se había convertido también en su objetivo

Sango atacó con su hiraikotsu, pero el movimiento no hizo el efecto deseado, Kirara se aproximó del objetivo, pero cambió de dirección al ver como el látigo verde brillante casi entra en contacto con su pata delantera.

—¡Tú!, ¿tan débil sólo por un poco de veneno?

—¡No lo provoques Inuyasha! Tenemos que encontrar una manera de revertir esta situación.

—¡Pero cómo!

~

—¡Aome! No puedes irte así nomas.

—Tengo que ayudarlos Shippo, ya me cansé de estar escondiéndome mientras los demás tienen que hacer todo el trabajo.

Preparó las únicas tres flechas que le quedaban y las cargó sobre su espalda con ayuda de su soporte. Examinó el arco para darse cuenta de que su madera tenía una fisura que podría comprometerlo más tarde. Como no tenía opción decidió emprender camino de vuelta, pero se detuvo al sentir como su pequeño amigo trepaba hasta su hombro.

—Si no puedo detenerte me iré contigo Aome, te ayudaré con mis trucos y el fuego mágico.

—Gracias, Shippo— y sonrió agradecida.

Caminó hacia donde los demás se encontraban con el corazón en la garganta, una flecha estaba preparada lista para el uso en caso de necesidad. Escondió sus sentimientos detrás de una mirada neutra, su muro psicológico se desmoronó cuando vio la siguiente encena.

Garras brillantes por una coloración verde neón cubrían el cuello del hanyo, este tenía una expresión de dolor en su rostro y parecía estar al punto de desmayarse.

—¡Sesshomaru!, suéltalo— apuntó lo mejor posible hacia su mano, sintió un incómodo dolor en su brazo. Pero lo ignoró.

El amenazado, o la amenaza depende del punto de vista, tiró hacia un lado a su rival, este aterrizó sin ceremonias golpeando la espalda en el tronco de un árbol. Soltó un apenas audible quejido de dolor.

Esta vez se dirigió hacia ella, Sango se encontraba de rodillas frente al monje con Kirara lamiéndole la cara con la intención de despertarlo.

Su confiable amiga se puso en posición de ataque cuando vio el cambio en la encena, sujetó con fuerza a su hiraikotsu, estaba preparada para lanzarlo.

Así Aome lanza la primera flecha.

Su punta fue cubierta por un esplendor rosa, pero el dai yokai es demasiado hábil como para que aquel artefacto llegara cerca lo suficiente para purificarlo. Lo esquivó con un bello giro y solo le fueron arrebatados algunos cabellos que no hacían la mínima diferencia.

Este ahora se dirige hacia ella, con su gran velocidad en segundo recorrió hasta llegar a ella, cuando estaba a míseros cinco metros fue recibido por un ataque sorpresa.

—¡Fuego mágico!

El pequeño zorro lanzó su llama azulada con intención de crear distancia entre ellos. El fuego rozó su vestimenta dejando en negro el estampado que cubría su hombro.

—¡Corre Aome!— el hiraikotsu vino a toda velocidad, la morena no iba a reaccionar a tiempo, así que en el apuro Sesshomaru quitó su espada Colmillo Sagrado y detuvo al golpe de una. Empujando a la joven sacerdotisa a un lado para evitar que saliera lastimada.

-¿Él me protegió?. Pensó

Aome junto a Shippo corrió al ver como el dai yokai alzó su espada y nuestra protagonista se hizo a un lado.

—Ay... cof, cof— las heridas del hanyo estaban empezando a sanar, estaba profundamente agradecido de que su cuerpo fuera más resistente que el de un humano. —El idiota tiene a Colmillo Sagrado, ni con la mayor suerte del mundo puede cortar un cuerpo de este mundo— su voz se escucha ronca después de su largo discurso.

—Entonces supongo que debe de conservar algo de conciencia mismo con el veneno. Parece no querer lastimar a la señorita Aome— dijo el monje recién despierto, tenía el ceño fruncido por los martillazos que sentía dentro de su cabeza.

—¿A ustedes no les da vergüenza? Vamos, tenemos que ayudar a Aome.

—¡Mi hiraikotsu!

—Calma Sango Bonita, los traeré hacia ti con mi agujero negro.

—Espera...— dijo Sango, pero terminó siendo olímpicamente ignorada.

—¡Agujero negro!

Quitó el seguro de su maldición que inmediatamente empezó a succionar algunas piedritas y atrajo al bumerán de la cazadora. Y junto a esto a la flecha que la sacerdotisa había acabado de disparar...

Solo le queda una.

El hiraikotsu vino a toda velocidad como si acabara de ser lanzado y acertó de lleno en el estómago del hanyo.

—Ay...— casi aparecen estrellitas bailando a su alrededor como en las caricaturas antiguas y se volvió a caer.

Aome apretó con fuerza su arco, solo le quedaba una flecha y el arco estaba por romperse.

-Tengo que ayudarlo, ¿pero como?- Shippo no le había contado una manera de desvanecer el efecto del veneno. Pero se sentía segura de que el medio hermano de Inuyasha conservaba parte de su conciencia. O que tener dicho veneno en su cuerpo lo dejaba tonto lo suficiente como para utilizar a Colmillo Sagrado para atacar.

—¡Aome, sal de ahí!— grito el muchacho vestido de rojo, Colmillo de Acero se transformó para permitirle causar mayor daño a su oponente.

Pero como a la autora le gusta complicarle la vida a los personajes, y la suerte que dura poco; Aome se tropezó.

Y como si se olvidara de quien se trataba, Aome se atajó en las vestimentas del Dai Yokai de larga cabellera plateada.

La mirada de este se suaviza, y pierde el color rojo para volverse aquellos pozos de oro que tantas adoramos.

Simplemente soltó su espada, que cayó libremente al suelo y con su único brazo la abrazó levemente y acarició su cabeza.

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Solamente Tú| Sesshome  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora