23.

121 17 4
                                    

•~~●~~•

Lo estaba esperando en el lugar indicado como de costumbre, esta vez había dejado su gastado uniforme escolar en casa para lucir uno de sus buenos vestidos.

Había decidido cruzar el pozo mismo que esta idea la dejara nerviosa, ella notó cómo su novio se habia sentido incómodo cuando Sota le preguntó, -Si tu hermano es mitad perro y tu uno completo, ¿por qué el parece más perro y tu más humano?.

La comparación lo disgustó.

Pero esta vez algo se sintió fuera de lugar, ¿la había dejado plantada?. Bien que podía hacerle una pequeña visita a la anciana Kaede, pero un ruido entre las sombras la dejó alerta.

—¿Quién es?— preguntó, se sintió algo estúpida ya que era más probable que de una fiera sin inteligencia se tratara y que le saltara encima.

Y justo que lo fue, un yokai de gran tamaño pero carente de inteligencia la atacó, Debí de haber traído mi arco- pensó. Se había roto y la reparación no fue de las mejores, pero ya era algo.

Corrió a un lado, hasta que un látigo brilloso cortó a la fiera en dos.

Retrocedió más unos pasos, detrás del cadáver apareció una figura, primero tuvo el impulso de gritar ¡Sesshomaru!, pero se decepcionó al darse cuenta de que no era él.

Su cabello blanco se asemejaba mucho al de Inuyasha, con un flequillo desordenado y suelto. Ojos dorados delineados en rojo y rayas irregulares color azul grisáceo en sus mejillas. Llevaba un kimono morado con azul y pequeños detalles en dorado. Sin usar armaduras, sinónimo de que era luchador por instinto y no por pasión.

Sus botas negras pisaron con seguridad el suelo, no llevaba una estola. Pero las demás características hicieron que Aome llegara a la conclusión de que debía de ser alguien de la misma raza que su hombre.

Tiró su larga cabellera hacia atrás y la miró a los ojos, su rostro que hace pocos segundos era de expresión seria cambió drásticamente a una de sorpresa.

—¿Qué tal prima?, linda noche— dijo en un tono demasiado amigable, como si se conocieran a años.

—¿Prima?, ¿quién eres?— ¿de dónde carajos había salido este tipo?.

—Oh, que descortés de mi parte— se disculpó —Mi nombre es Murasakino.— se presentó. Dió un pequeño salto para bajar del cadáver partido en el piso como si fuera lo más normal del mundo.

Pero mismo así la miko continuaba en la defensiva, él se dió cuenta de esto.

Dió un suspiro y desordenó su flequillo mientras tenía su mano izquierda en su cintura. —Pensé que serias más amigable que Sesshomaru, pero bien— bromeó con una sonrisa en sus labios. Haciendo lo posible para demostrar estar relajado.

Aome sonrió un poco al notar sus intentos, pero como en este mundo hay demasiado buenos mentirosos...

—Dices ser su primo, pero tu personalidad es muy diferente a la de él— continúo la conversación, el hombre a su frente parecía tener la misma edad de Sesshomaru.

—Por estar relacionados por sangre no quiere decir que deberíamos de ser más parecidos— eso hizo que Aome se acordara de los medio hermanos. —Oh, ¿acaso este es el kanzashi que te dio Sesshomaru?.

Ella se sorprendió por la pregunta, había sido este sí sabía cosas.

La miró divertido, ¿acaso había tenido la suerte de verla antes mismo que Irazue?. En su cabeza empezó a armar un plan que posiblemente lo metería en problemas como cuando era apenas un niño.

Se había demostrado demasiado amable con ella, pero mismo así se sentía inquieta, —Él también tiene vida propia, ¿sabes?— la joven asintió, no es que no lo supiera.

No esperaba encontrase con este sujeto, más; ni siquiera le pasó por la cabeza de conocer a otro inu dai yokai.

—Señorita...— hizo pausa esperando que esta respondiera con su nombre, cuando lo hizo prosiguió. —Si él no aparece por tí, ¿qué te parece acompañarme?

Ella dudó, dudó mucho.

—Si Sesshomaru no aparece por tí puedes ir a su casa. Eres su mujer, ¿no?.

No muy lejos del lugar un hanyo de vestimenta roja observaba el cielo, hasta que apareció un gran perro yokai que se dirigía volando hacia el oeste.

—¿Será Sesshomaru?— preguntó la cazadora, no es que su raza sea demasíado común y corriente.

—No,— respondió, sin ánimos. —No son tantos pero hay más— las cosas no iban demasiado bien entre sus compañeros.

Se sentía feliz por el hecho de que Kikyo ahora estuviera presente, pero los demás no. Inclusive Sango le había gritado que quien debería de estar junto a ellos era Aome.

Le extrañaba que la chica futurista no hubiera vuelto, que así nomas les hubiera dejado. Los primeros días tuvo un impulso de ir tras ella, después decidió esperar. Pero nunca más la vio.

Todo esto había hecho a la sacerdotisa revivida llegara a la conclusión de que sería mejor que Aome volviera al grupo para que ella así pudiera marcharse.

Lo que él no se había dando cuenta era de que la chica que tanto anhelaba ver había pasado justo frente a él con un sujeto desconocido.

•~~●~~•

Solamente Tú| Sesshome  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora