Ezellahen

13.- Nueva vida

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~ Mundo mágico ~

Lucius desvió sus ojos grises de la ventana y miró con desgano la puerta al escuchar unos suaves toques. Sabía quién era y, sinceramente, no tenía ganas de hacerlo pasar. Sin embargo, ya había pospuesto demasiado esta charla y se lo debía.

– Adelante –

Draco Malfoy entró al despacho privado de su padre con el ceño fruncido. Saludó cortésmente a su padre y se sentó frente a él. Estuvieron allí sentados por largos minutos en silencio, el menor retorciéndose las manos contra sus piernas, inseguro de cómo comenzar. Estaba al tanto de que el humor de su padre no era el mejor desde hace días.

– Padre... yo... quisiera saber qué pasó con Remus. ¿No me dijiste que se iba a venir a vivir con nosotros...? – Preguntó tentativo.

– Eso te dije, Draco – Suspiró – Pero lastimosamente mis planes no salieron como lo esperaba –

– ¿Cómo dices...? – Frunció el ceño – ¿Acaso él debe hacer alguna otra cosa antes de venir? ¿No me dijiste que querías casarte con él antes de que mi hermanito naciera? Tampoco he visto que lo hayas anunciado en el Profeta –

Lucius suspiró nuevamente y masajeó sus sienes. Chasqueó los dedos y llamó a un elfo doméstico para que le trajera una botella de whiskey. Desde ese día que volviera de la casa de los Merodeadores, se tomaba al menos una botella entera de whiskey de fuego durante el día. Draco sabía esto y no pudo evitar que se le retorcieran las tripas debido a un mal presentimiento. Su padre era fuerte y orgulloso, algo muy malo tuvo que haber pasado como para que él actúe de esta manera.

– Antes que te diga nada hay algo que deberías saber, hijo – Murmuró, degustando su whiskey – Todo comenzó el día que Remus me dijo de su embarazo... –

Media hora más tarde, Lucius desvió la mirada, no pudiendo enfrentar los ojos furiosos de su hijo. Estaba seguro de que pasaría esto y por eso intentó evitar lo más que pudo esta conversación. Ahora veía sus miedos realizados, Draco sin duda estaba enfadado por sus acciones para contra el hombre que su hijo ya veía como un padre.

– ¡No puedo creer que hayas hecho eso! – Estalló el rubio menor al fin – ¡Pensé que lo amabas! ¡No me extraña que no esté aquí! –

– Cuida tu boca, jovencito – Siseó – Soy tu padre y no debes levantarme la voz, ni tienes derecho a juzgarme. Te dije que mis acciones fueron llevadas por las circunstancias y... –

– ¡Eso no me interesa! ¡Siempre haces las cosas mal! – Acusó, levantándose de su silla – ¡Primero mamá! ¡Ella se fue porque nunca le diste oportunidad para que se enamorara de ti! ¡He tenido que vivir de un lado a otro por eso! ¡Compartiendo mí cariño con personas que se odian! –

– ¡Tu madre tampoco me dio oportunidad! – Gruñó, desconcertado por el arrebato de su hijo – ¡Y sabes bien que eso fue lo mejor! ¡Ella y yo nunca hubiésemos llegado a nada! –

– Bien, bien, bien... eso puede ser. ¿Pero nunca lo sabremos, verdad? – Dijo con un sonrisa sarcástica – Lo mismo pasará ahora con Remus, nunca sabré como sería tener a alguien que me quiera como un hijo y me dé su cariño sin esperar recibir nada a cambio, porque eso es lo que sentí estando con él, un cariño que mis propios padres no saben darme – Dijo con amargura. Los ojos del mayor se abrieron como platos ¿Tanto así era...? – Y lo peor de todo... siempre quise tener un hermanito... y hasta eso me has quitado por tus estupideces –

– ¡Draco! ¿Cómo te atreves? –

– ¡Me atrevo porque es verdad! ¡Siempre antepones tus estúpidos ideales y no piensas en cuanto lastimas a la gente...! Ahora Remus se ha ido... y creo que para siempre... – Negó con la cabeza – No puedo creer que lo hayas hecho, con alguien que te amaba de verdad. Supongo que los Malfoy no fueron hechos para dar y compartir amor... –