23.- El amor está en el aire

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– ¿Estás bien, Adar? – Preguntó Elrohir, mirando con preocupación el semblante más pálido de lo normal de su padre.

– Sí, estoy bien – Siseó, cerrando los ojos. ¡Esto no puede estar pasando! ¡¿Qué tienen esos magos que atraen tanto a mis hijos?! – ¿Quisieras... elaborar... lo que acabas de decirme? –

– Um... bien... creo que no hay nada más de decir – Mordió su labio inferior en nerviosismo, mirando de reojo a Sirius, que se acercó a él para apoyar una de sus manos en su hombro, dándole reaseguro. – He sentido la fuerza del enlace y... es Sirius, papá. No tengo la menor duda... –

– ¿No la tienes...? – Angostó sus ojos.

El elfo se ruborizó profundamente y Sirius tosió nervioso, tratando de ocultar su sonrisa.

– Este... eh... nosotros... ya... –

– No quiero saberlo – Levantó una mano callando la posible confesión bochornosa. Suspiró. – No seré hipócrita, hijo. Así que no te diré que estoy satisfecho, en verdad esperaba que tu pareja pudiera ser uno de nuestra raza – Elrohir agachó la cabeza y Sirius le mandó una mirada enfadada al mayor. – Pero... te veo feliz y eso me basta para poder tapar toda mi decepción – Se levantó y se acercó para apoyar una de sus manos en la mejilla de su hijo. – Estoy alegre de que hayas encontrado tu camino a la felicidad, mi hijo. Y te doy mi bendición para que hagas lo que creas correcto con el Señor Black –

Una sonrisa hermosa se formó en los labios del elfo y se tiró sobre el cuerpo de su padre, quien apenas atinó a atraparlo.

– ¡Hantale, Adar! – Chilló.

Sirius sonrió y luego conectó miradas con Lord Elrond. Estaba claro el mensaje en los ojos del padre: "Cuida de mi hijo... o sino..." El animago hizo muecas y terminó asintiendo. Por supuesto, él ahora cuidaría del gemelo y haría todo lo posible por hacerlo feliz.

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~Tierra Media - Gondor~

– Pero papá... tengo que volver –

– Has estado allá por mucho tiempo, Eldarion. ¿Qué necesidad tienes en volver? – Preguntó por enésima Aragorn, rogando porque todo esto terminara pronto. ¡Tenía mucho trabajo y su hijo no paraba de gimotearle desde que volvió!

El muchacho se cruzó de brazos y miró para la ventana, viendo como el sol comenzaba a ocultarse.

– Es Ezellahen, padre. Deseo estar a su lado... –

– Si mal no recuerdo, él ahora está en esa escuela donde solo se permiten a niños con sus poderes. No podrás verlo seguido... ¿Por qué no esperar hasta que tenga vacaciones? –

– ¡No! ¡Tengo que estar con él, padre! ¡Debo evitar...! – Un rubor se extendió por sus mejillas y agachó la cabeza.

¡Aja! ¡Ya está a punto de decirme sus verdaderos motivos! Solo debo empujarlo más...

– Necesito una buena y poderosa razón para dejar que el siguiente heredero al trono de Gondor, mi hijo, se vaya a una tierra tan lejana, descuidando sus deberes como príncipe e interrumpiendo su educación, eso sin contar con que estarás alejado de tu familia que te ama tanto –

Eldarion hizo un puchero y miró con reproche a su padre. ¡Me está haciendo sentir culpable! Finalmente, suspiró, sabiendo que no había otra salida. Debería decir la verdad.

– Bien... yo... hace unos años tuve una conversación con madre. Yo... le pedí saber cómo sabría cuando conociera a mi... pareja destinada – Se removió incómodo. Aragorn enarcó una ceja. – Me dijo que, probablemente, siendo medio elfo iba a tener los mismos síntomas que un elfo cuando conoce a su pareja destinada. Me los describió y bien... desde que cumplí los 10 años... los siento cada vez que estoy con Ezellahen –

EzellahenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora