19.- Rumbo a Hogwarts

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Las cejas prominentes y canosas de Albus Dumbledore se levantaron hasta que casi desaparecieron bajo su sombrero púrpura con estrellas fugaces, cuando su más reciente profesor de DCAO le trajo la noticia de que su hijo, quien era conocido como El-niño-que-vivió-y-se-perdió, acaba de... bien, volver de donde sea que estuviera.

– ¿Estás seguro de que es él? – No pudo evitar preguntar.

– ¡Oh, si es mi Pronsgelt, Dumbledore! – Declaró James ansiosamente. – ¡Pude decirlo desde la primera vez que tocó mi puerta! –

James, Sirius, Frank, y los elfos habían hecho un trato, el asunto del portal iba a ser un secreto entre los que sabían de el, puesto que ahora estaba abierto, no querrían tentar a nadie para que deseara cruzar. Si bien ellos querían y respetaban al viejo mago director de Hogwarts, sabían que Dumbledore era muy mañoso y tener la posibilidad de ir a la dimensión donde estaba Harry podría ser una oportunidad que lo tentara para algo que podría resultar malo. Era entonces que por ello decidieron decir que Harry había vuelto a ellos por voluntad propia y que, hasta ahora, se negaba a decirles donde estuvo, pero que se lo sacarían eventualmente.

– Es... una interesante noticia – Masajeó su barba y James podía casi escuchar como los engranajes se movían dentro de su cabeza. – ¿Qué planeas hacer ahora? –

– Bien, todo este tiempo que me diste lo usé para conectar con él... y creo que lo estamos haciendo bien – Una sonrisa algo triste cruzó su cara. – Y actualmente... yo... deseaba saber si su plaza para ser alumno en Hogwarts aún está vigente –

Los ojos de Albus brillaron.

– ¡Por supuesto, mi muchacho! – Aplaudió sus manos. – Harry Potter será bienvenido a esta escuela cuando así lo desee –

– Eh... A él no le gusta ser llamado así – Suspiró, desinflándose un poco.– El desea ser llamado Ezellahen... –

– ¿Ezellahen? – Frunció el ceño. – Eso suena... como una lengua antigua, pero no logro recordar cual –

– Es élfico. La lengua de los Altos Elfos... Quenya – Dijo inseguro, no queriendo dar más datos con respecto al verdadero paradero del cual provenía su hijo.

– Oh... – Las cejas de Albus se levantaron y James se concentró en reforzar sus barreras mentales. Otra vez, Dumbledore podía ser muy curioso argumentando que lo hacía por el bien de la sociedad, pero Potter no iba a permitir que el pequeño enlace que estaba creando con su hijo se rompiera solo por caer en las manipulaciones del director. – Bien... – Dijo, sonando algo decepcionado. – Hablaré con Minerva para que complete los papeles y le envía su carta – Sacó un pergamino y comenzó a garabatear algunas cosas. – ¿Crees que es buen momento reincorporarlo ahora siendo que tenemos dos meses de inicio de clases? ¿O lo dejamos para el año que viene? –

– ¡Ahora! – Exclamó. – El motivo principal de que venga a Hogwarts a estudiar es para que esté conmigo –

– Bien, bien, bien – Escribió algo. – ¿En qué año? –

– Eh... – Suspiró. – Tengo entendido que en el lugar donde estaba le han dado enseñanza mágica, muy buena. Es más, creo que él podría estar años adelantado – Ignorando la mirada de sorpresa del Director, agregó – Pero creo lo mejor será que este con chicos de su edad. Así que tercero estará bien –

– Así será entonces, mi muchacho –

Dumbledore terminó de escribir y convocó a un elfo doméstico para que tomara el pergamino y se lo entregara a la Vice-Directora, algo que por supuesto la pequeña criatura aceptó gustosa.

EzellahenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora