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Sirius Black tenía este día de descanso de su trabajo como Auror, así que, como se encontraba solo en casa, porque sus amigos y sobrino estaban en sus respectivos deberes, él decidió prepararse un rico chocolate a la manera muggle y tomarlo en el pórtico de la casa. Hoy no era un día tan frío, sino perfecto para disfrutarlo. Así que, con un libro tomado al azar, se sentó en unos de los grandes sillones de madera y comenzó a leer mientras bebía de su chocolate.
La actividad pronto lo aburrió y el sueño tomó parte en su cuerpo. Sin embargo, una luz que lo hubiese enceguecido, si hubiese estado con los ojos abiertos, inundó todo el prado que rodeaba la casa, junto con una fuerte magia que zumbó por toda su piel. Se despertó de golpe, limpiando el hilo de baba que había salido de su boca cuando dormía. Frunció el ceño, preguntándose que rayos pudo haber sido eso. Si recordaba bien, la única vez que había visto una luz de tal intensidad fue...
– Oh, por Merlín... – Susurró, antes de levantarse de golpe y correr hasta el lugar que no visitaba desde hace años.
En cuestión de segundos, llegó al lugar donde las Runas fueron pintadas para el viaje de su mejor amigo. Lo primero que sus ojos azules vieron fue el alto y delgado cuerpo de su compañero Moony. Remus Lupin le sonreía, sus ojos dorados estaban brillosos, por las lágrimas que contenía. El animago pestañeó... casi no lo reconocía, su amigo estaba muy cambiado, las cicatrices que antes estaban frecuentemente en su cara habían desaparecido, su cuerpo parecía más macizo y su cabello corto brillaba como los de esos comerciales que pasaban en al aparato muggle llamado televisión.
– Hola, Siri –
Sin embargo, el animago no contestó, porque justo en el momento en que la voz de su amigo entraba por sus oídos sus ojos se posaron en la figura que estaba parada orgullosa junto al mayor. Remus Lupin no era una persona muy alta, pero tampoco tan baja, él rondaba el metro setenta y dos de altura. La figura que estaba junto al hombre-lobo le llegaba hasta el hombro, una gran altura para un adolescente de 13 años, su cabello negro azabache era semi corto y estaba atado en una media cola, pero fueron los ojos que más llamaron su atención, eran de un verde tan intenso que dio un escalofrío a todo su sistema, porque le recordaba al verde del Avada Kedavra.
Aun cuando estaba anonadado por los últimos acontecimientos, Sirius no pudo dejar de notar el atuendo que Remus vestía, que a sus ojos parecía el de un caballero medieval. El castaño llevaba una media túnica de color dorado, la que llegaba unos diez centímetros sobre sus rodillas y bajo estas unas calzas apretadas a sus piernas, sus pies estabas enfundados en unas botas de cuero ceñidas hasta la pantorrilla. En la cintura llevaba un cinto desde la cual, en una funda, colgaba su varita. Además de un pequeño bolso de cuero. El peculiar atuendo lo completaba una larga capa, también dorada, con capucha.
Sirius dejo de observar a Moony para fijar su vista en Harry. Observo al chico perplejo, el chico también vestía a la usanza de Remus. Lo que cambiaba eran los colores, la túnica del ojiverde era azul con ribetes plateados y sus calzas de un tono verde oscuro. En el cinto el joven llevaba una espada. La capa era del mismo tono azul que la túnica y completaba todo con una tiara que parecía ser de oro blanco adornando su frente, con motivos en forma de hojas pequeñas intercaladas con piedras preciosas blancas. ¿Diamantes? No sabía, pero eran brillosos y bonitas, que le daban un aire de realiza al adolescente moreno.
Dejando el mutismo en el cual estaba inmerso, principalmente por el impacto de ver el parecido que tenía el joven con su amigo James, murmuró un nombre.
– ¿Harry...? –
El niño pareció erizarse al escuchar el nombre, sus ojos se angostaron, pero la mano que se posó en su hombro, perteneciente a Remus, hizo que se tranquilizara. Sin embargo, el muchacho no contestó, solo dio un asentimiento tieso. Sirius sonrió de oreja a oreja y comenzó a acercarse al par, pero en ese momento se dio cuenta que no estaba ellos solos. Detrás de Harry la figura del hombre más hermoso que hubiese visto nunca estaba de pie, sosteniendo a un niño rubio platino de no más de tres años en sus brazos.
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Ezellahen
FanficCuando Lily Potter convocó la magia de protección para su hijo, antes de morir a manos de Voldemort, no solo logró salvarle la vida, sino que también lo transportó a otra dimensión. Esta dimensión no es otra que la Tierra Media. En este lugar, dos e...