~White Noise~

22. I can't feel pain

Una noche bebiendo para que al día siguiente en la tarde se levantara como si hubiera una construcción en su cabeza, como si el suelo se tambaleara o que él de repente despertara en un barco que no dejaba de mecerse.

––¡Mierda! ––Exclama mientras lleva una mano a su cara––. Maldita sea ¿qué fue lo que ocurrió?

Se queda un instante mirando un espacio vació en su cama recordando una pesadilla, un viento gélido y un aroma que le pone los nervios de punta, el corazón se acelera y el cuerpo solo no puede hacer más que moverse hacía lo que parece ser un camino sin fin.

––Fue diferente esta vez ––se dijo a sí mismo luego de alejar esa pesadilla de su mente. Las manos que querían rodear su cuello, ese humo que le ahogaba hasta matarlo y luego una voz que le apartó del peligro.

Aun así fue en su mayor parte terrorífico.

Se reincorpora en su cama sentándose encogiendo sus piernas hacía él, intenta recordar un poco lo sucedido en el instante que llegó al hotel. Al correr la sabana nota que no trae nada más que su ropa interior puesta y es cuando más se preocupa y se esfuerza en recordar qué pasó después de regresar al hotel.

––Ah... no puede ser.

Su rostro se calienta, oculta entre sus manos su gesto avergonzado. Llegan todas sus palabras, su interacción con Alastor durante los efectos de la bebida cuando ya no traía cuidado en sus palabras. Su casi caída del taburete y como Alastor una vez más ha impedido que bese el suelo como el idiota que es.

––¡Ay que idiota soy! ––vuelve a dejarse caer en las almohadas aun ocultando su rostro por la vergüenza.

Entonces esta su ascenso a su cuarto, en un instante cuando se había desmayado solo quería seguir junto al reconfortante tacto de algo muy cálido.

Viendo que ha despertado en la tranquilidad de su cuarto y no en la bulliciosa mañanera sala de estar, era mucho peor de lo que creía; Alastor le había llevado hasta su cama y también le cambio de roba ¿habría sido como aquella vez en que con un chasquido la vestimenta de todos cambio repentinamente durante el numerito del demonio? Esperaba que sí, solo imaginar otra cosa deseaba estar doblemente muerto.

––Y yo que creía que me quedaba algo de dignidad ––se lamentó extendiendo sus brazos a los lados.

Se quedó mirando el techo hasta que escuchó los ruiditos de un pequeño cerdito que se posaba al lado derecho de la cama. Se asoma por el borde y toma a la bolita rosa que pide por su atención.

––¿Tienes idea de lo que paso anoche? ––lo tiene cargado flotando frente a él.

Fat Nuggets inclina la cabeza a un lado sin tener idea a lo que podría referirse su dueño.

––Olvídalo ––rueda los ojos al tiempo que apapacha al cerdito contra su pecho mientras le acaricia entre las orejas.

Le da incomodidad recordar lo sucedido de anoche, pero no puede evitar traer a la memoria el instante en que Alastor impide su caído y sus ojos rojo traen un gesto hipnotizador, casi seductor que le deja con la piel de gallina. Es casi como un instante en que lo intimidante del Radio Demon se hubiera desvanecido, algo que jamás ha notado antes.

La verdad, es extraño. Es un poco absurdo pensar que Alastor le salvara, si quiera pensarlo podría ser una tontería. Se imaginaba escenarios de ese tipo y que al no ser mujer lo mínimo que esperaría es que lo dejara caer de sopetón sin importarle el daño que se hiciera. Sin embargo, es totalmente diferente.

––Pero él es extraño. Supongo que solo actúa por conveniencia ––se respondió a sí mismo por lo pensado anteriormente.

Si Charlie era el objetivo o su propio entretenimiento, era de esperar que comportarse tan amable con quienes están más cerca de ella es lo que busca para así luego usarlos. Si tienen utilidad se vuelven algo indispensable.