~White Noise~

25. Seamless

Una noche realmente larga, Valentino no le tuvo ninguna piedad, horas de grabación en donde tuvo que repetir dos escenas unas cuatro veces solo por gusto de su jefe, luego horas más de sesión de foto, práctica de pole dance con los nuevos y una vez más unas horas más de cogida con el overlord.

—Agh —se dejó caer en el sofá de la estancia, estaba tan molido.

—¿Noche larga? —preguntó Husk rondando por ahí con una taza de café a la cuál le agregó algo de alcohol.

—Hola, gatito —saludó Angel con una de sus sonrisas socarronas.

—Agh, no me llames así —dijo apoyándose del espaldar del sofá—. Ten —le pasa su taza.

—Oh, gracias —dijo tomando la taza de café y elevando su cabeza al brazo del sofá—. ¿Por qué tan amable? y ¿Por qué el hotel se siente más tranquilo?

—Bueno —dejó escapar un suspiro—. La princesa fue convocada a una reunión con su padre.

—¿Su padre? ¿Hablas de Lucifer? —dio un sorbo al café—. Sabes, en mis años en el infierno la única vez que he visto a ese sujeto es en la plaza al ver sus estatuas. —le daba igual realmente, solo sabía que no podías meterte con él o tomartelo a la ligera.

—Yo sí, hace muchos años atrás —comentó tomando alcohol de su petaca—. Y con respecto a los demás, salieron aprovechando que la princesa no está.

—Ya van ¿conociste a Lucifer? —le importó muy poco lo de los demás.

Husk le miró de reojo, no parecía tener ganas de hablar, pero conociendo a Angel no se iba a detener hasta obtener una respuesta.

—Fue cuando tenía mi propio negocio, vi a su esposa también, cantaron en el escenario y básicamente el hombre brindó varias rondas a todos los pecadores —comenzó a contar—. No intercambie muchas palabras con él, iba seguido hasta que un día simplemente no vino más y nadie se preguntó a dónde se largó. La única explicación simple que asumieron todos fue que se aburrió de todo y se aisló en su castillo. Se dice que solo era visitado por los demás mandamás de los círculos. En especial por Belcebú y Leviatán.

—Sabes mucho para no interesarte en los chismes o rumores.

—No son chismes ni rumores —dijo mirando con el entrecejo fruncido a Angel—. Es información verídica, pero no se sabe más que eso.

Angel no tuvo la oportunidad desde que se conocieron de preguntar acerca del pasado de Husk, solo sabe que está enlazado con Alastor quién sabe por qué.

—Por cierto —sacó algo de sus alas y se lo entregó a Angel—. Te dejaron una carta.

—¿Ah? ¿Quién escribe cartas hoy en día? —preguntó arqueando una ceja y tomando aquella carta con uno de sus brazos inferiores, luego la abrió mientras se enderezaba un poco más en el sofá y tomaba la taza que le sirvió Husk.

Lo escrito en la carta le hizo escupir el café justo en la cara de Husk.

—¡Mierda, Angel! —le gritó Husk con las garras levantadas.

—¡Ma'am Rosie me invitó a su tienda para modelar uno de sus nuevos vestidos! —la sonrisa instalada en su rostro era un contraste para la rabiosa cara de Husk—. Ups, lo siento, Husk.

Iba a escupir un insulto hasta que cayó en cuenta de quién hablaba Angel.

—¿Rosie? —arqueó una ceja—. ¿La misma Rosie que vive en Villa Canibal? —parpadeó varias veces y miró con sospecha.

—¿Qué pasa, gatito? ¿Celoso?

—Voy a arrancarte un brazo si me sigues llamando así —amenazó dejando un vaso que estaba limpiando en la barra—. No estoy celoso, me mantengo alejado de esa villa, no es territorio al que desee ir en estos momentos.