Llegó al recinto como una sombra siniestra que a más de un testigo hizo temblar pese a que solo se mostró en su aspecto formal, pero ya su presencia en cualquier lugar era señal de alerta, levantar las defensas u acudir a la huida.
Caminando hasta la entrada, unos demonios se apartaba de mala gana y otros con terror en sus rostros deseando ser invisible para el demonio que pasaba en línea recta hacía la entrada de aquel bar tan concurrido.
Ya estaba acostumbrado a ese tipo de reacciones tan solo mostrar su presencia, no era nada nuevo y para él era lo mejor, nadie se atrevería a acercársele al menos que él lo quisiera. Lastimosamente para uno de esos demonios, uno al cual arrojaron por busca problemas, echado a patadas por el corpulento guardia que cubría la entrada con sus fornidos brazos, un demonio pasado de copa que tuvo la desgracia de vomitar no muy lejos del demonio de vestimentas rojas. Lo peor, lo que era imperdonable y un tremendo error fue que al levantarse lo tomo del traje, más especifico, de la manga del antebrazo.
Levantando la mirada sin fijarse de quien se trataba la persona que acababa de vomitar cerca de sus zapatos (mas no sobre ellos) y de paso, agarrado la manga, tan solo se giro y exclamo una que otra barbaridad al local.
—Parece —comenzó a decir el demonio con su voz radiofónica captando la atención del pobre demonio bajito de cola retorcida y oreja de coyotes. El demonio menor giro aterrorizado pues aquella voz era más que conocida por todo el infierno, el alcohol de su sistema desapareció de repente— que esos modales no son aceptados. No me parece que sea cortes insultar el establecimiento de mi querida amiga, dudo que se le haya tratado con mal gesto ¿O sí?
El demonio menor quedo mudo, bajando sus orejas tan solo atino a negar con la cabeza con rapidez, no se podía mover, el miedo le dejo plantado en el suelo, temblando como gelatina, y la sombra del demonio rojo creció hasta tomarlo de la parte de atrás del cuello de la camisa como si fuera tan solo un objetivo insignificante.
—Estorbas —pronuncio antes de que la sombra arrojara al sujeto lejos de su vista sonriendo macabramente.
Quien sabe hasta dónde habrá llegado el sujeto, mas ese no era la mayor interrogante. Los que se encontraban haciendo fila para entrar al club se desaparecieron, dejando solo al chico de la lista y al guardia. El muchacho, el demonio que llevaba la cuenta de quienes entraban y quienes no, vio al demonio acercarse y solo atino a la huida, debía avisarle a la dueña.
A diferencia, el guardia se quedo en su sitió con su rostro ceñudo en un esfuerzo de no salir corriendo, si llegaba a moverse de su sitió, Alastor sería el menor de sus problemas. No era la primera vez que se encontraba con el demonio, iba cada cierto tiempo a visitar a su jefa, pero esta vez había pasado largo tiempo desde su última visita, no espero en serio su presencia ese día, el peor de hecho.
Solo se hizo a un lado, no tenía que hacer fila, pese que ya no existe si quiera la larga fila que una vez se llego a encontrar a su lado, las personas no volverían hasta que el demonio haya entrado y era mejor que los próximos clientes no se enteren de su presencia en el bar.
—Una sonrisa sería mejor para atraer a los clientes, mira que hacen falta —dijo observando la inexistente fila.
El grandulón se abstuvo de responder, valoraba bastante su estabilidad en ese momento para reclamarle al demonio que la culpa había sido suya. Solo dejo soltar un gruñido y medio sonrió para complacerle, pero en cuanto paso y le dio la espalda volvió a su gesto normal sintiéndose aun más tenso, esperando que el demonio desapareciera del eterno pasillo y entrara completamente al bar.
Alastor no era mucho de estar en ese tipo de lugares, si no fuera que se trata del negocio de su amiga, ni se molestaría en dar su presencia ahí. Con un perfil bajo, sin ser notado, sin llamar la atención entro al lugar. Dos pisos, el escenario en el centro, el bar en el piso inferior tan largo que ocupaba casi toda la pared de uno de los lados, el lugar tenía ese encanto de los 20 y un poco de la fantasía de lo actual. La iluminación adecuada, las meseras sirviendo cada mesa, los encargados del bar atendiendo de lado a lado; miles de olores se mezclaban, entre dulce y agrio, entre el humo del cigarrillo y alguna que otra bebida derramada, más otros olores que no hacía falta mencionar. Muchos demonios, que concurrido lugar.
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~White Noise~
FanfictionDicen que el amor no muere, tal vez tengan razón o quizá no. Lo sentimientos pueden cambiar mas no ser olvidados ¿Puede alguien asegurarse de que algo es eterno? La frase "para siempre" ¿Tendrá algún significado? ~¿Podrías cantar? ...Estoy cansado d...