~White Noise~

8. Without a break

¿Cómo podría describir la ausencia de su razón? Fue como si por su propia cuenta tomara la elección de marcharse de vacaciones. Que fatídica decisión, ya cuando volvió fue demasiado tarde. Cuando más lo necesitaba decidió optar por la huida y burlarse en su cara, dando a la consecuencia del abandono de cualquier oportunidad de marcharse, de seguir su camino y hacer la vista gorda.

Y todo por una sola razón, quien iba a pensar que elegir tal oportunidad le llevaría a ese suceso.

Llegó como un simple visitante a la ciudad más ruidosa de su nación, no por gusto, la única razón fue para saldar una cuenta pendiente con un viejo colega. Trató de evadirlo con miles de sutiles excusas que su compañero logró, con mucha sagacidad, casi imposible de refutar; hallar solución para cada una de ellas.

Le negaría su asistencia con un simple no, pero, tiempo atrás le dió su palabra de ayudarle cuando lo requiriera y, por desgracia, le fue a pedir saldar su cuenta en el momento menos oportuno y no por los sucesos que se efectuaban en el país por aquel año, no era nada de ello, eso era un gran entretenimiento, las noticias volaban y su estación era escuchada por miles ¡Que espectáculo! Llegó a exclamar en más de una ocasión en su soledad cuando preparaba su siguiente libreto para la próxima transmisión.

¡La diversión nunca acababa!

Algo bueno sacó al tener que atender viejos asuntos. Y para su fortuna, su visita era tan temporal como el humo del cigarrillo, no tendría que preocuparse por mantener su estación de radio por mucho en aquel lugar solo para complacer a su compañero. Admitía que fue una grandiosa oportunidad para ampliar su estación y subir su popularidad, mucho dinero cayó en su bolsillo, pero eso no era lo que más le satisfacía. Mudarse por un lapso corto de tiempo, fue suficiente para desviar la atención de uno de sus más adictivos hobbies.

Todo lo planeó a la perfección, todo salía de acuerdo a como él lo planeo, nada se interponía en sus asuntos y si lo hacía, solo bastaba apartarlo sin levantar sospechas.

Y entonces, esa mañana, su razón lo abandonó sin previo aviso, sin siquiera dejarle una nota o avisarle de antemano. Descaradamente se atrevió a desobedecerlo y tomarse un tiempo libre, perjudicando todos sus planes.

—Parece que me he encontrado con algo interesante.

*.*.*

A pesar de ser tan pocos en el hotel, eran un gran desastre, Charlie mantenía su lado positivo a flote a pesar de en más de una ocasión su rostro de frustración salía sin permiso complaciendo al demonio de la radio. Los demonios iban, esperanzados de que la idea de la princesa funcionara, mas una sorpresa no debería ser que con desengaño se marchen, pues su paciencia se iba junto con sus esperanzas.

Para su deleite, el hotel nunca dejaba de estar activo, siempre algo nuevo llegaba a pasar de manera repentina. Le daba igual los efectos colaterales y Charlie era su entretenimiento más grande, ver a un miembro de la realeza pasar por tantos estragos solo para que esos casos perdidos pudieran pisar el paraíso.

Sueños infantiles de una chica que aún no pisa tierra, que no ha visto la cruel realidad. Sin embargo ¿qué más da? Sus objetivos estaban puestos y sus planes no serían perturbados.

Eso pensaba.

—¡Alastor! —llamó por los pasillos al demonio vestido de rojo. El mencionado al escuchar su nombre no tuvo que girarse para percatarse de quien se trataba. Antes de girarse la persona quien clamó su nombre, se encontraba frente a él con expresión cansada pues hora tenía recorriendo el hotel buscando algo.

—Charlie ¿Qué puede hacer este humilde servidor por ti? —exclamó con elegancia llevando un brazo a su espalda.

—¿Has visto a Angel? —preguntó sin esperar ser respondida, pero nada tenía con inquirir que el demonio de la radio supiese algo. Alastor arqueó una ceja y una interferencia fue captada. Se hizo el desentendido—. Lo he buscado por el hotel.