16. Out of order

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Tomó el primer taxi que se paró, se montó en él ordenándole al conductor de inmediato que lo llevase rápido al Porn Studio. En todo el camino no paró en pensar en qué momento su teléfono fue a dañarse de esa forma, esto se lo reprocharía su jefe y quién sabe qué consecuencias le traería por ahora estar incomunicado ¿Podría pasar algo peor?

—Genial, Angel, ahora estas frito —se decía pasando por los pasillos del estudio, ignorando a todo demonio con quien se topaba.

Había pasado desde la recepción hasta el ascensor, ignorando a todo demonio que trataba de atraer al actor, no tenía el tiempo para lidiar con poca cosa como ellos. Incluso ignoro a Velvet, pero no porque él quisiera, sino porque en serio no la vio cuando pasó a su lado, la chica no se vio molesta pero si curiosa, viendo en una de las manos del actor el maletín que tanto buscaba su gente entre los escombros del edificio.

Oh, las cosas se veían más interesante, incluso podría aprovechar la oportunidad.

Angel llegó a la oficina, detuvo en seco su mano, no quería entrar y encontrarse con el idiota de su jefe para que le gritase o hiciera cualquier cosa. Estaba tan enredado ahora consigo mismo ¿Por qué fue que llegó a eso? ¿Por qué se sentía tan nervioso? Era como si hubiera hecho algo malo, más refiriéndose al haber hecho algo imprudente. Hasta las palabras de ese viejo resonaron en su cabeza sin saber el por qué ¿Por qué la maleta era importante? Era tan solo dinero... eso creía.

Lo peor del caso, es que otro infructuoso pensamiento vagaba por su cabeza como una escurridiza sanguijuela. Alastor llegó a invadir parte de su cavilación, por algún motivo no podía quitárselo de la cabeza, probablemente sea por ese raro sueño que tuvo. Luego pensó en su regreso misterioso al hotel, luego en Tyco, demasiadas cosas para tenerlas en mente en un momento como ese.

Debía estar en blanco.

El toqueteo de la puerta sonó y él no lo había provocado, giró a su lado encontrándose con la causante del sonido y de su despertar, sonriéndole de lado a lado como una niña divertida por su travesura.

—¡Tu...!

Se escuchó la voz de Valentino del otro lado indicándole su permiso, sonaba áspero, Angel tenía un mal presentimiento al respecto.

—Humhum suerte, Angie —le deseó Velvet con descaro—, no está de humor.

—Maldita.

La expresión de molestia en el rostro de Angel fue un gusto para la chica, riendo por lo bajo mientras sacaba su celular comenzando a teclear en él.

—No le hagas enojar más, Angie, no le des más trabajo al conserje —fue lo único que dijo antes de retirarse yendo en dirección contraria de dónde vino el actor—. Debiste atender mi llamada, te hubiera salvado.

Si tan solo supiera que su teléfono estaba hecho mierda. Se maldijo internamente pues que le haya ocurrido justamente ese día era tener demasiada mala suerte.

La observó marcharse, a veces no la entendía, sabía que está más loca que cualquiera que haya conocido, pero también tomaba en cuenta que es lo bastante astuta para crear sus propios planes para su simple entretenimiento, probablemente Angel sería parte de su juego.

Dejó de pensar en ella cuando la voz de Valentino se escuchó por segunda vez haciéndole temblar. No era tonto, sabía que tarde o temprano tendría que enfrentarse a su jefe, pero al menos quería cumplir con varias de sus exigencias antes para amortiguar los posibles golpes que vendrían. Suspiró, resignado, era más que obvio que no iba a pasar, lo que tendría que ocurrir que ocurriese, de todas maneras, esa era su castigo eterno.

Entró esperando lo peor.

.*.*.*.

Nunca pensó que tendría que filmar escenas diferentes para cinco películas distintas, le habían puesto el doble de trabajo y uno de esas escenas era de amo y sirviente, a parte que el director mando a su co-estrella que se diera la libertad de actuar como quisiera.

~White Noise~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora