7. You are in trouble

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Tocó la puerta dos veces anunciando al mismo tiempo quien era. No sabía cómo empezar una conversación con Angel, eran muy pocas las veces en que ellos hablaban a solas y cuando tenía la oportunidad algo más tomaba su atención. Esta vez iba a ser diferente, tenía un buen presentimiento; solo rogaba que nada los fuera a interrumpir cuando empezaran. Con los pacientes llegando al hotel, sus días se convirtieron en un movimiento constante de cambios lleno de momentos inesperados. Le gustaba, amaba ver como empezaban a creer en su idea, mas el cansancio comenzaba a apoyarse en sus hombros; sin embargo, no haría de ello un motivo para detenerse, aunque fueran pocos.

En su camino al cuarto de Angel, miles de temas para romper el hielo cruzaron por su mente, una mejor que la otra, ojala hubiera tenido una libreta para anotarlas, pero opto por algo más casual, sin notas y sin pensar tanto, aunque ahora se encontraba en blanco. No obstante, de una u otra manera ambos debían hablar, de lo que sea. 

Sí, Angel es difícil. Sí, quizá vaya a evadirla. Posiblemente suelte uno que otro chiste solo para poder cambiar el tema. Aunque, no iba a retroceder por minucias.

—¡No estoy completamente vestido! —en cuanto lo escuchó Charlie arqueó una ceja antes de escuchar nuevamente la voz del actor—. ¡Pasa!

Rodó los ojos formando en sus labios una media sonrisa, esperaba algo así. Cuando abrió la puerta se encontró con Angel sin camisa y solo con su short negro más sus calcetines rosa puestos; el celular entre un par de manos recostado en su cama boca arriba.

Los ojos de la princesa no vagaron mucho por la habitación, la última vez no fue grato recorrer cada esquina del cuarto, encontrando una que otro objeto usado para el  trabajo del actor  y placer personal. Mas, por donde paso la vista, la camisa del de ojos bicolor se encontraba arrojada en el suelo cerca del ropero y sus botas en el suelo cerca al otro extremo de la cama.

—¿Vas a pasar? ¿O te quedaras como maniquí de exhibición? —soltó Angel viéndola de reojo antes de volver su atención a su teléfono.

La señalada dejó escapar un suspiro y pasó a la habitación de su paciente. Cerró la puerta una vez adentro para luego caminar hasta acercarse a la cama de Angel encontrándose con sorpresa al cerdito mascota recostado cerca de su costado mientras el actor le acariciaba el lomo. Fat Nuggets daba la impresión de un niño mimado que buscaba los mimos de su madre pues así solo lograría dormir.

Charlie no podía creer que el demonio arácnido no tenía algo bueno en su interior cuando a su lado se encontraba un ser que era tratado con amor y cariño por un demonio que daba la impresión que no le importaba nadie más que él mismo. No era así, ella lo sabía y le haría ver de alguna forma que su alma podría ser salvada.

—¿Puedo? —pidió señalando su cama.

La estrella porno se encogió de hombros y sin decir nada encogió una pierna hacía él para así darle un poco de espacio a su lado. Angel se pregunto ahora qué podía querer la princesa, lo que más curiosidad le daba, pese a su indiferencia por su presencia, era que llego a su cuarto sin compañía de algún demonio, menos de la demonio de grisease piel.

Quitó ligeramente la vista de la pantalla de su celular para observar a la reflexiva chica, suponía que buscaba las palabras adecuadas para empezar la posible conversación de alguna inconveniente que posiblemente haya sido culpa suya. Pese a que no recordaba haber participado en ningún incidente esa semana.

—¿Hay algo de lo que quieras hablar o solo vienes a esconderte de todos los fenómenos del hotel? —se acomodo en su cama sentándose en una de sus almohadas apoyando su espalda contra el espaldar de la misma.

El movimiento despertó a Fat Nuggets al sentir que los suaves dedos de su dueño se aislaron de su lomo, hizo un ruido con la nariz que llamó la atención de Angel quien al percatarse del disgusto de su mascota estiró uno de sus brazos inferiores para seguir con sus caricias.

~White Noise~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora