6. It will be friday

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Una vez ignoró su buen juicio.

Fue hace ya décadas atrás; encontró a un chico en la calle, cerca de una de las esquinas menos transitadas de la ciudad, a la entrada de un callejón en la mañana. El chico se encontraba recostado del muro al lado de una restaurante/bar, sentando con las piernas aún lado y sus manos caían en su regazo. No le vió el rostro pues era tapado por un Borsalino blanco de cinta negra. Creyó que estaría borracho así que decidió ignorarlo, no iba a gastar su valioso tiempo en un ebrio que daba la impresión de estar más muerto que vivo.

El viento sopló con fuerza, el frío viento tan típico del otoño, arrastrando la basura y el polvo con ella haciéndolos girar a lo lejos, además del sombrero que traía aquel muchacho el cual floto junto a ella. El hombre que transitaba cubrió su rostro con su brazo izquierdo y viovolar el sombrero delante de él, flotando con la brisa justo a un metro de él. Supondría que era porque no podía dejar que un fino sombrero, de una costosa marca y un color tan puro, fuese arrollado en la calle como un objeto cualquiera.

Quizá fue estúpido, una estúpida curiosidad. Solo extendió su mano para tomar el sombrero que bailaba frente a él antes de que siguiera bailando en la carretera y al final su color tan puro fuese ensuciado por algún descuidado conductor. Ahí lo tenía, lo acercó a él para sacudirla con su otra mano, apartando el polvo que el viento sin querer arrojó encima de él. Ya se lo devolvería al muchacho, si lo perdía después de que se marchara sería su problema, no iba a sacar a un chico de las calles por pura obra de caridad, no le convenía.

Mas, cuando volteó a verle, a ese chico de cabellera rubia y piel nívea, pudo jurar que una enorme curiosidad llegó a invadir su interior, lo llamaría así hasta descubrir que fue ese rayo de luz que cruzó por sus ojos. No había visto un rostro como el de él que pudiera lucir tan encantador embarrado de maquillaje negro.

Su traje, una curiosidad más, de camisa blanca de tres botones, pantalón rosa flamenco de rayas blancas con tirantes y zapatos negros de punta cuadrada. Su cabellera rubia tendría reflejos oscuros que le hacían lucir incluso más interesante y en su manga derecha, la más oculta en su regazo, manchada de un líquido rojo, era su sangre que se deslizaba por su antebrazo hasta la muñeca.

Debió haberse metido en una pelea que no le favoreció para nada, el maquillaje que traía se corrió y se secó hace ya rato, quedando líneas negras como lágrimas mezclada en tinta y un golpe en su mejilla izquierda hinchada, roja con la sangre seca reteniendo el resto del líquido en ella. No se percató el rato que llevaba admirando al muchacho que se encontraba recostado en el muro hasta que escuchó un autobús pasar lanzando un sonoro Hung de su claxon.

Meneó su cabeza de un lado a otro espantando sus pensamientos. Todavía llevaba el sombrero en sus manos y solo tenía que inclinarse, dejárselo sobre su cabeza y macharse, hacer como si nunca lo hubiera visto para seguir con su vida tal cual estaba. Lo hubiera hecho, marchado en cuanto le dejase el Borsalino, pero algo que paso por alto, un detalle que dejó escapar de su vista por distraerse con minucias, ese simple pero importante detalle ahora se encontraba apuntando su frente.

Una enorme simpleza de su parte, pareciese que todo a su alrededor se le hubiese escapado de su percepción, de su análisis y razón, dejó huir el ambiente que lo rodeaba. Autos que pasaban a su espalda en la calle, las aceras a esa hora se encontraban casi en soledad, apenas uno que otro transeúnte pasaba, pero en la posición que estaba no podrían notar nunca que el chico que creía no despertaría hasta el medio día, aquel que creyó estaba inconsciente, en esos momentos apuntaba a su frente con una snub nose revolver manchada de sangre en la boquilla de esta.

Ya le había puesto el sombrero, su mano quedo en el aire cuando vió la boquilla del arma, cuando le apunto con aquella pequeña arma a su frente, justo en medio. El hombre no se inmuto, solo seguía sonriendo mientras veía al muchacho, con el sombrero puesto y el flequillo tapando uno de sus ojos el cual vagamente se veía que estaba cerrado, le daba ese aire amenazante. El único ojo visible le miraba entre abierto, el joven dejaba escapar el aire en calmadas exhalaciones, pero aspirando rápido y aún con su herida podría tenerla suficiente energía para dispárale, para volarle los sesos ahí mismo sin importar que alguien le viera.

~White Noise~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora