10. No foam

405 60 36
                                    

Era divertido, obtenía mucha diversión a su lado, cada día era una experiencia nueva y ante sus ojos era lo más hermoso que alguien pudiera tener. En sus manos tenía la joya más codiciada y hacía alarde de ello, mirando a los demás con una sonrisa de complacencia al ser alagado cuando lo llevaba con él, hinchando más su pecho de orgullo cuando le preguntaba de dónde había sacado tal gema, pero era insoportable en cierto punto cuando sus palabras se cruzaban con otras que no deberían ser pronunciadas en su presencia. Era suyo, de nadie más y era lo que más había deseado por tanto tiempos sin siquiera saber que lo necesitaba, solo lo supo cuando la venda que cubría sus ojos cayó y su mano tomó la de él para evitar su ida.

Fue un juego, solo eso, un poco de entretenimiento, pero entonces se lo arrebataron y él no se dio cuenta, ni un solo momento pensó que le harían eso, que le arrebatarían todo lo que obtuvo con tanto esfuerzo, que se lo quitarían de sus manos y que él le haría el daño que jamás supo que le había suministrado, un dolor que ambos compartieron pero jamás supieron.

¡Qué horror!

Lo que era curioso es que no se arrepentía de nada, mucho más interesante de lo que pensaba.

Recordar el primer momento en que llegas y te das cuenta en el lugar dónde has acabado, sentir el poder en tus manos y hacer lo que sea con él, pero que fatídico sería darte cuenta que aún teniéndolo, aún teniendo el poder que tanto deseabas, falta algo, algo pequeño y se podría considerar "insignificante" para aquellos idiotas que no conocen su valor.

No lo tengo a él.

***

No dejaba de mirarte.

¿Por qué? Alastor no tenía motivo más que visitar a Mimzy, ese debió ser el motivo por el cual se apareció de casualidad en el club, pero lo dicho por la rubia le intrigaba ¿No paraba de mirarlo? Eso querría decir que aquella expresión que llego a captar por segundos no era una ilusión, realmente Alastor le estaba viendo mientras cantaba.

Arreglándose el traje frente al espejo notó un poco de calor en sus mejillas, se sentía tan avergonzado por ser visto de esa forma por él ¿Por qué se sentiría así? No es como si alguna vez se sintiera apenado de subir al escenario y mostrarse así frente a un público ¿Por qué con Alastor se sentía tan diferente?

Durante toda la noche sus pensamientos rondaron a Alastor, buscando alguna razón lógica pues no conseguía el sentido de que aquel demonio no dejaba de mirarle ¿Por qué? Mimzy había estado después de eso igual de pensativa, notaba en la demonio de rubios cabellos lo desilusionada que estaba, quería preguntarle más acerca de ese amigo que supuestamente no tenía alguna idea, pero ella dejo el tema con una sonrisa triste que trataba de disimular.

Al final de la velada, Angel quedo totalmente exhausto y ya era hora de marcharse, recogería sus cosas para marcharse sin que la dueña del local se diera cuenta pero al abrir la puerta ella se encontraba en frente con el puño levantado a punto de tocar. Angel la miro notándola cansada y con ojos caídos.

—¿Ya te vas? —preguntó Mimzy juntando ambas manos y mirando con esos ojitos de cachorro a Angel.

—Ehh sí, necesito tomar un descanso después de esta larga noche jejeje —se cruzo de brazo mirando a su amiga, ladeo un poco la cabeza y no podía adivinar los pensamientos de la chica—. Mim ¿Algo pasa? Puedo quedarme un rato más, si tienes algo de lo que quieres hablar.

—No... bueno sí, pero es algo... Arg —soltó frustrada llevando ambas manos para cubrir sus ojos y próximo ir al sofá dentro del camerino de Angel.

Los planes del chico de irse temprano tuvieron que retrasarse, ahora tenía a su amiga con algún problema que ojala pudiera solucionar sin tanto drama, era obvio que después de la visita de Alastor sus ánimos bajaron de pronto.

~White Noise~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora