Capítulo 13

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NARRADOR OMNISCIENTE

-¿¡POR QUE LA TRAJERON?!- preguntó Antonella desesperada mientas sostenía su brazo.

-¡QUISO VENIR!- Joshua estaba tan nervioso como ella manejando lo más rápido que podía.

-¡VA A MORIR!- las lágrimas empezaron a correr por su rostro -joder, TIENE UNA PUTA BALA Y ESTA PERDIENDO MUCHA SANGRE, va a morir- y era cierto, si no la llevaban rápido al hospital moriría, le quedaba solo una hora aproximadamente y acababan de salir del lugar que quedaba a dos horas de la ciudad.

4 HORAS ANTES...

Antonella estaba siendo secuestrada por los famosos "escorpiones" la banda más peligrosa de España, se trasladaron hasta aquí buscando venganza y queriendo hacerle la vida imposible a Joshua Evans y a más de una persona le estaban jodiendo la vida. Mientras que Joshua flaqueó por un momento y se dejó llevar por el placer los escorpiones lograron capturar a Antonella, le amordazaron la boca, le amarraron las manos y los pies y a demás le pusieron una bolsa negra en la cabeza. La metieron en un camión y de un fuerte golpe en la cabeza lograron desmayarla. La llevarían a un sitio escondido que habían elegido los escorpiones y según las órdenes de su principal líder sería llevada a España.

Dos horas más de camino hasta que llegaron al lugar. Era una fábrica abandonada escondida en medio de un bosque, casi nadie sabía de su existencia y los que sabía no se atrevían a acercarse a ella por su aspecto, parecía estar embrujada.

Entre 5 escorpiones llevaron a Antonella a dentro y la amarraron a una silla, la chica seguía desmayada y aprovecharon para llamar a su jefe.

-señor- todos usaban pasamontañas y unos aparatos que le robotizaban la voz para que nadie los descubriera.

-¿como estuvo?- pregunta su jefe del otro lado de la pantalla.

-sin interrupciones, todo salió como lo planeó- el jefe sonrió de medio lado.

-déjame verla- el chico fue hacia donde estaba Antonella y le sacó la bolsa que le habían puesto en la cabeza. Al jefe se le iluminaron los ojos, pues todo Cross era un Dios de la belleza y la más joven de la familia no se quedaba atrás. Por dentro el jefe se imaginaba una y mil formas de follarse a la pequeña aún se resistiera pero no lo diría, tenía una reputación que cuidar.

-es muy bella ¿podemos divertirnos antes?- Ante aquella pregunta al jefe se le oscureció la mirada, de un momento a otro se le creó un gran capricho con esa chica, la quería para él y no quería que estuviera en brazos de nadie, sería quisiera ella o no la nueva reina de los escorpiones, gobernaría a su lado.

-¡NO!- levantó la voz y golpeó la mesa -¡QUE NADIE LA TOQUÉ!- el chico asintió -vendrán mañana al atardecer - sin que el chico pudiera contestar el jefe colgó y en ese momento los hermosos ojos grises de Antonella se abrieron, estaba asustada y quería gritar pero no podía porque tenía la boca amordazada, se removió inquieta en la silla y el chico le dio una fuerte bofetada que hizo que su labio comenzara a sangrar.

-¡NO TE MUEVAS MÁS!! Ya no hay escapatoria linda, Evans clavó tu propia tumba al elegir a Gala en vez de a ti- Antonella en seguida frunció el ceño ¿elegir? ¿Joshua sabía que iban a por ella antes de aquella noche en el parque? ¿Él había causado todo eso? En su cabeza habían una y mil interrogantes que no podría saber la respuesta, tendría que morir con la duda porque cuando eres cazada por los escorpiones lo mejor es dejarte matar que comenzar a huir porque sino estarás huyendo toda la vida y cuando te canses, ellos te capturarán y te matarán entonces la huída no habrá valido de nada.

Por otro lado Joshua ya no sabía que hacer, había llamado al número privado donde lo llamaban siempre los escorpiones que querían comunicarse con él para amenazarlo pero como era obvio nadie contestó. También llamó a los calaveras y nadie contestó, no sabía a donde ir, por donde empezar a buscar, estaba en blanco.

JOSHUA

Desesperación era lo único que sentía, estaba en medio de la calle moviéndome en círculos sin saber que hacer, todo por mi puta culpa. No tengo idea donde pueden estar, la primera y única vez que me junté con los escorpiones en su lugar de reuniones fue en España, tal vez los calaveras sepan pero no me agarran el teléfono tampoco.

-¿Joshua?- levante la mirada y vi a Lorena mirarme extraño desde el segundo piso de su casa -¿que haces ahí?- ¿y si ella me podía ayudar? Tal vez me quiera matar por lo que hice con su amiga pero lo menos que puede hacer es ayudarme.

-necesito hablar contigo- frunció el ceño -¿puedes bajar?- a su lado se asomo Leo, creo que así se llama el Primo de la rubia, genial lo que faltaba.

-si claro en seguida bajo-

Después de contarle todo a ella y desgraciadamente a Leo también omitiendo mi parte de culpabilidad obvio los dos tenían las bocas llegando al suelo.

-¿que hacemos? Hay que salvar a Ella- suspiré poniendo las manos en el puente de mi nariz.

-lo se joder lo sé pero no tengo ni puta idea de donde pueden estar- de pronto un mensaje llega a mi celular.

De: número privado.
Coordenadas de Antonella, se que para eso nos llamabas.

Es de los carabelas.

-¿que ocurre?- pregunta Leo.

-los espías que les dije- si, mentí sobre eso -me mandaron su ubicación-

-tenemos que ir en seguida- Leo la miró con una ceja encarnada.

-¿tenemos? Oh no de eso nada tú te quedas-

-¡claro que no!! Es mi mejor amiga y a demás creo que deberíamos llevar a Leah- los dos abrimos demasiado los ojos.

-¿¡QUE!?- preguntamos al unísono.

-creo que ella estudió defensa personal o algo de eso, puede ayudarnos a la hora de rescatarla-

-lo poco que la conozco que sé que no hará nada que sea para el bien-

-por Ella si- después que Lorena les inventara una excusa a sus padres y Leo a los de él subimos a mi auto y fuimos en busca de Leah, seguía pensando que nos iba a mandar a tomar por culo y era una pérdida de tiempo, a demás yo también sabía defenderme pero según la pesada de Lorena era mejor tener a dos que superan luchar en el equipo.

Llegamos a su casa y sus padres nos dejaron pasar amablemente. Una vez en su habitación primero nos quiso botar pero luego terminamos contándole todo y se mantenía en silencio.

-Leah pero di algo por favor me tienes nerviosa- le reclamó Lorena mordiéndose las uñas.

-no voy a dejar que le toquen un pelo a mi chica- se levantó decidida, estuve a punto de reírme ¿su chica? Por favor la rubia no quería oír ni su nombre, la odiaba por no se que que le hizo en el pasado, pero no dije nada porque quería evitar que se retractara.

Dos horas de camino y menos mal que llegamos porque estaba a punto de coger un cuchillo y cortarles la cabeza a los tres que traía conmigo, eran insoportables. Lorena llorando y Leo diciéndole cosas azucaradas para que se calmara, casi me vuelvo diabético de tanta azúcar que soltó por la boca y por otro lado estaba Leah contando sus "momentos felices" con la rubia como si estuviera muerta y la estuviéramos recordando a demás me importaba una mierda si nunca logró follarse a Antonella, mejor así no tiene impregnado el veneno de esa víbora.

Llegamos al lugar y estacione un kilómetro antes para no levantar sospechas.

-Tomen- abrí la guantera y les di a cada uno una pistola, me miraron como si me hubiera salido otra cabeza -¿que?- casualmente tenía cuatro pistolas siempre en el auto, para por si na atacaban coger Gala dos y yo dos.

-¿por que tienes pistolas en el auto?- preguntó Lorena horrorizada.

-me las robé de un club de tiros cuando empecé a proteger a Antonella ¿que pasa?-

-somos chicos de 17 años Joshua, ninguno sabe usar una pistola- me dijo Leah y bufé. Se las quité y le entregué a cada uno una navaja.

-al menos saben cortar con eso- las miraron y un poco dudosos asintieron -bien pues, vamos a ello-

Vuélveme a querer Donde viven las historias. Descúbrelo ahora