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Temprano por la mañana, lo Kakushi habían llegado del monte Natagumo y con ellos varios de los cazadores que estaban heridos. Kyojuro por su parte había asistido a una reunión con los pilares en la sede, por lo que ahora me encontraba de camino a la finca mariposa a ayudar a Aoi con sus ahora cientos de tareas debido a la cantidad de heridos que requerían atención.

Mientras caminaba por el sendero que llegaba a la sede pude ver salir a dos de los Kakushi quienes, por alguna extraña razón, regañaban a alguien. La curiosidad me invadió acercándome con cautela y rapidez hasta que uno de ellos se dio cuenta de mi presencia deteniéndose al momento, por lo que intenté saber quién era el chico que uno de ellos cargaban en sus hombros.

—Joven Minako-san —habló entre titubeos— nos dirigíamos a la finca mariposa ¿Es necesaria nuestra presencia? ¿A caso quiere que vayamos a reparar algo a la finca de la flama?

—No, nada de eso —por fin dije mientras los tres me miraban—. Al igual que ustedes me dirijo a la enfermería ¿Podría acompañarlos?

Comencé a caminar a la par de ellos, un Kakushi que sujetaba al pelirrojo con un haori de cuadros me miraba avergonzado, mientras yo intentaba no reírme de lo que le decían. La finca mencionada no quedaba muy lejos y tan solo ver la entrada corrí para buscar a Aoi, no lográndolo solo con la mirada y en su defecto encontrando solo a Kanao en el jardín. Poco después de ese encuentro Aoi me saludó dirigiéndola con el resto, para así despedirme de todos y encaminarme a otras salas.

Iba de habitación en habitación en parte esperando encontrar a aquel misterioso chico de haori a cuadros, Shinobu-san interrumpió mi búsqueda al encontrarse caminado en mi dirección deteniéndos a saludar.

—¡Minako-chan! Rengoku-san está buscándote, informaré que estás aquí ¿Acaso estas ayudando a Aoi-chan?

—Sí, de hecho, regreso de ver algunas de las habitaciones. Tal parece que estarán muy ocupados por aquí y también quería saber si puedo regresar a entrenar la siguiente semana con algunos de los cazadores que están en entrenamiento de recuperación.

—Claro, pero por ahora necesito que lleves esto a la habitación del fondo. Hay dos chicos de nombres Tanjiro y Zenitzu a quienes necesito que les des su medicina, aunque te aviso que será un poco difícil con el segundo.

Una risa corta se escuchó en el pasillo, dejándome una bandeja en las manos y mirándola alejarse. Shinobu-san era quien cuidaba de mi cuando Kyojuro, mi hermano, no estaba en casa. Aunque en realidad solo me quedaba a dormir en su finca y ayudar a entrenar a quienes se encontraban ahí.

Sin darme cuenta el pasillo había acabado y frente mía estaba la puerta del lugar donde debía dejar las medicinas recetadas. Abrí con cuidado mirando que en ella había tres personas del mismo lado del cuarto todos con el pijama puesto y mirando en mi dirección cuando escucharon en el momento que escucharon la puerta abrir. Reconocí al pelirrojo que hace un momento llegó a la par de mí, quien ahora me sonreía con alegría. Entré sin hacer mucho ruido y comencé a dejar las medicinas en su lugar.

Al llegar al lado de la camilla de uno de ellos solo giró a mirarme mientras dejaba las cosas en la mesa agradeciendo dulcemente para después colocarme frente a ellos.

—Shinobu-san me indicó que tomaran sus medicamentos, me quedaré aquí hasta que los vea acabárselo.

El rubio de nombre Zenitzu comenzó a gritar tan fuerte que podía jurar que sus gritos se escuchaban hasta mi finca, no dejaba de quejarse sobre el sabor al grado de que mi paciencia no dio para más. Tras la ventana pude notar a Kyojuro quien se acercaba a la finca. Amenazante me acerqué a la camilla rubio con el vaso en la mano colocándolo frente a él.

—Tomarás esto o te lo tiraré encima.

Con miedo tomó el reciente y comenzó bebió su contenido con asco. El pelirojizo detrás mía solo soltó una risa causando que mirara en su dirección y respondiendo con una mirada segura. Al alejarme de ellos, pues los vasos yacían vacíos en la mesilla opté por conducirme a la puerta notando la voz de uno de ellos.

—¿Vendrás a dejarnos medicamento todos los días? —era Tanjiro expectante mientras Zenitzu seguía lloriqueando.

—Tal vez, aun así, estaré aquí por un tiempo ayudando a las personas que este en entrenamiento de rehabilitación. Pero si quieres solo verme puedes ir a mi finca —guiñé el ojo y pude notar como sus mejillas se enrojecían a la par que intentaba desviar su mirada de mí. No pude evitar no reír por su reacción para sonreírle poco después—. Nos vemos luego.

—Gracias por cuidarnos...

—Rengoku, Minako Rengoku.

—¿Rengoku? ¿Eres familiar del pilar de cabello amarillo y rojo?

Asentí contenta y me despedí para salir antes de quedarme más tiempo ahí, aunque no me molestaba quedarme, tenía más tareas que hacer.

Mientras me acercaba a la salida podía escuchar la ruidosa y cálida voz de mi hermano. Tanto él como Shinobu se encontraban hablando de algo importante, tanto que al llegar con ellos me miraron y Kyojuro me indicó que me acercara a donde estaban. Di pasos pequeños logrando pararme a su lado sintiendo la calidad mano del pilar de la llama sobre mi cabeza. Poco después de esa acción se despidió y comenzó a caminar hacía la salida yendo detrás de él.

No mencionó una sola palabra durante el trayecto, el sol se estaba poniendo y podía escuchar sus pasos sobre la gravilla del camino, su agradable olor, las plantas de los alrededores y los sonidos del canto de los pájaros era lo único que le daban a esta caminata un particular sentimiento de calidez. Nuestra finca no se encontraba muy lejos, pero requeríamos caminar por alrededor de 20 minutos entre los árboles de Glicinia, incluso a lo lejos se podían ver por entre los arbustos algunos techos más de otras fincas y partes del jardín de la sede recorriendo en silencio.

—¿Cómo llevas el entrenamiento Min? Shinobu me dijo que quieres unirte a los cazadores en recuperación —su alegre voz resonó inmediatamente haciéndome mirarlo a él y su extravagante cabello—, considero que mientras llega esa semana tú podrías acompañarme a alguna misión.

—¿Hablas en serio? Hace meses que no vamos juntos a ninguna.

Escuché su risa deteniéndose a mirarme, su mano se posó en mi hombro notando sus dorados ojos brillar con intensidad así el día estuviera por acabarse ya—. Eres ahora mi sucesora, que mejor que... ¡Enseñarte todo lo que sé mientras combatimos demonios como el gran equipo que somos!

Mi cara se llenó de emoción asintiendo sin dudar, nuevamente su risa se hizo presente continuando el camino a casa.

Antes de entrar me quité el haori que llevaba y lo lancé sobre las escaleras, aun tenía algunas dudas respecto a Tanjiro, dudas que sabía quien podría responder.

—Kyo —llamé si atención— El chico pelirrojo de haori de cuadros y con una extraña marca en la frente. ¿por qué estaba en la sede hoy a la misma hora de tu reunión? —me miró curioso y si decir nada.

—Al parecer viaja con un demonio, que claramente sabes es contra las reglas, pero el patrón le permitió seguir viajando con él. Sanemi estuvo muy a la defensiva también debería considerar hablar con él.

No di contestación más que desearle buenas noches y subí las escaleras para ir a dormir.



𝙆𝙤𝙞𝙨𝙝𝙞𝙩𝙚𝙧𝙪. (𝙏𝙖𝙣𝙟𝙞𝙧𝙤 𝙭 𝙤𝙘)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora