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La recuperación de los chicos fue más rápida de lo esperado, excepto Tanjiro, que despertó de su trance al segundo día. Me encontraba dormitando en una orilla de su cama con el cuerpo encorbado y cubriendo mi rostro con ambos brazos. Había pasado poco más de cuatro horas con él desde que había llegado a la finca esperando que respondiera favorablemente. Cuando estaba por quedarme dormida su cálida mano sobre mi espalda me sacaron de mi sueño, levantándome poco a poco mientras estiraba mi cuerpo. Sus rojos ojos me miraron por unos segundos, observando como masajeaba mi cuello por el cansancio. Le miré unos segundos sin asimilar que había despertado y le seguí mirando un momento más debido al cansancio.

—Si no fueras un sueño te besaría —dije tallando mis ojos y bostezando. La risa nerviosa de Tanjiro desconcertó mi poca capacidad cognitiva y volví a mirarle— ¡TANJIRO! Has despertado, deja llamar a Shinobu-san. No te muevas, ya vuelvo.

Salí rápidamente chocando con Zenitzu que traía cosas de la cocina y le miré

—Tanjiro ha despertado.

Seguí corriendo por el pasillo buscando a Shinobu-san para darle la noticia. A quien encontré en su oficina y le informé. Caminó a mi lado todo el trayecto, estaba feliz de que Tanjiro estuviera bien, después de la revisión le dieron una tanda de medicamentos que debía comenzar a tomar y volví a sentarme a su lado. Nuevamente estiré todas las extremidades de mi cuerpo y me recosté sobre su cama una vez más para volver a dormitar un poco antes de regresar a casa a tomar un baño. 

—Meu-san ¿Hace cuanto estás aquí?

—Desde ayer que llegué en la mañana. Tuve que ir a la casa de mi padre y me invitaron a dormir ahí. En cuanto llegué a la sede vine a verte y me quedé a cuidarte. 

—¿Por qué no vas a descansar? —su cara estaba completamente roja y levanté la vista para encontrar sus manos nerviosas queriendo tomar las mías—. Ya has hecho mucho por mi, me siento mejor. 

sonreí por lo bajo y volví a esconder mi rostro entre las sabanas soltando cortos suspiros.

—Estar en casa me causa incomodidad por ahora, así que prefiero pasar tiempo fuera y que mejor que cuidarles mientras están aquí. Además, Oyakata-sama dijo que debía tomar una semana para mi antes de regresar a cualquier misión. Menos mal ya despertaste, así podré entrenar sin preocupación. 

Escuchamos a una de las niñas entrar con un plato enorme de comida que le entregaron a Tanjiro. Zenitzu e Inosuke salieron de la sala para ir a su entrenamiento, dejándonos solos. 

—¿Ya comiste Meu-san? —negué y se hizo un lado para darme un espacio y permitirme sentar a su lado, palmeó ligeramente la cama y me senté con él. Colocó la bandeja sobre las piernas de ambos y comencé a comer de poco en poco—. No te preocupes por mi, come lo que necesites. 

—No podría si quiera hacer eso, es tuyo. Comeré solo un poco y el resto te lo dejaré a ti. Yo puedo caminar a la cocina. 


Nos mantuvimos en silencio durante el tiempo que ambos tardamos en terminar nuestros alimentos. Poco después de ello Inosuke entró a la sala golpeando a Zenitzu y haciendo que todos riéramos a la par. Se sentaron en la cama más cercana y comenzamos a hablar. No tuvimos un tema en especifico, solo nos mantuvimos entretenidos durante casi dos horas. Había olvidado que estaba triste y que sentía un poco de ausencia, pero realmente ellos me daban animo al compartir momentos como estos. 

Dentro de poco comenzaría a oscurecer, por lo que me levanté de mi lugar que anteriormente Tanjiro me había permitido tener, con cuidado y procurando no despertarle logré ponerme de pie. Le cubrí con la sabana y salí de la sala. 

Me dispuse a entrenar casi al momento, no podía quedarme atrás. Oyakata-sama me había hablado sobre mi deber como sucesor, debía ser el nuevo pilar de la llama, pero yo sabía que aún no era lo suficientemente fuerte para poder lograr como mi hermano, proteger a todos. Me sentía indefensa y poco capaz. Mi cuerpo y mi respiración estaba tan perfeccionada que podría lograr fácilmente derrotar a una luna inferior con solo dos movimientos, pero necesitaba disciplina o al menos eso decía Kyojuro. 

—Minako-chan, ve a descansar. Es muy tarde ya —escuché la voz de Shinobu—. ven, te prepararé un cuarto para que no tengas que ir a tu finca.

—No, desperdicié mucho tiempo, trataré de ponerme al corriente con todo esto nuevamente. Debo poder merecer el titulo que se me será entregado. 

—Entrenando por las noches no podrás avanzar nada, tu progreso se verá afectado por tu falta de sueño y por tu mala alimentación. Si realmente quieres ser tan fuerte como Rengoku-san debes cuidar de tu cuerpo también. Ahora ven a dormir y mañana me encargaré yo misma de entrenarte. 

Dejé caer mi espada y seguido de ello mi cuerpo, tenía los ojos llenos de lagrimas por el dolor que sentían mis aún atrofiados músculos. 

—Kyojuro realmente no regresará ¿verdad?

no escuché contestación de su parte, solo un fuerte suspiro.

—Vayamos a dormir, en cuanto tengas la menté más fría podrás pensar en eso. Vamos...

sus brazos rodearon mi cuerpo y caminamos dentro de la finca. Habían arreglado ya una habitación para que pudiera dormir ahí por el tiempo que quisiera, que a decir verdad tomaría la propuesta. 




Estaba limpiando algunas de las cosas que habían en mi finca. Despejando mis ideas y pesando que seria lo primero que haría si tomaba el lugar de mi hermano. Podría seguir creciendo como cazadora, muchos de los pilares desarrollaban respiraciones, cosa que jamás intenté porque siempre fui por lo seguro. Divagué por ratos mientras me deshacía de todas las cosas que solo acumulaba en casa. Dejé la puerta abierta para sacar diferentes cajas llenas al tope. Mientras limpiaba una de las habitaciones alguien llamó a la puerta ignorando que esta estaba abierta. Supuse que era un Kakushi, pues Sanemi hubiera entrado sin permiso y si me hubiera visto se habría lanzado contra mi, Shinobu-san solo habría hablado al entrar. Me asomé por el pasillo lentamente para ver quien era. El cabello rojo del intruso me hizo caer en cuenta que estaba ahí. Corrí rápido a sostenerle antes de que se forzara más a caminar. Le hice pasar dentro de casa y con irá, cuidando mis palabras solté mi queja.

—Deberías estar descansando ¿Qué haces aquí?

—Necesito ir a casa de tu padre.

—¿Para qué irías a la casa del viejo?

—Rengoku-San me encomendó ir...

Resoplé con enojo y le di la espalda mientras pensaba. No podía permitirle ir en estas condiciones, pero se veía muy desesperado. Giré a verle nuevamente y apreté los labios no queriendo darle una respuesta.

—Iremos, y volveremos hoy mismo ¿Entendido?

asintió con una sonrisa y me acomodé a su lado para salir y guiarlo a la casa donde había crecido. 

𝙆𝙤𝙞𝙨𝙝𝙞𝙩𝙚𝙧𝙪. (𝙏𝙖𝙣𝙟𝙞𝙧𝙤 𝙭 𝙤𝙘)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora