𝐌𝐲 𝐬𝐮𝐠𝐚𝐫 𝐃𝐚𝐝𝐝𝐲 © [✔]

Twenty-One

T/n Jones

— ¿Entonces es aquí? — Pregunte con curiosidad al darme cuenta que supuestamente ya habíamos llegado a la fiesta.

— Sip, es aquí — Dijo Mateo soltando mi mano.

— Bien, cuídate mucho, vengo por ti justo cuando se acabe la fiesta y por nada del mundo te vallas con alguien que no conozcas ¿Bien? — El solo asiente — Te quiero — Dije sonriendo y el solo me abrazo.

— Yo también — Susurro y yo sonreí aun mas.

Me despedí de Mateo, vi como saludo a su amiguito y tomados de la mano entraron a la casa donde seria la fiesta de cumpleaños. Mori de ternura al ver aquella linda imagen.

Comencé a caminar en dirección hacia a casa pero me detuve al escuchar como mi teléfono comenzó a sonar. Lo tome y me di cuenta que era de Aidan así que conteste.

[Llamada]

¿T/n? — Hablo.

¿Qué pasa Aidan? — Pregunte.

¿Podrías venir a mi oficina? — Pregunta y yo asiento aunque el no pueda verme.

Ehh si, ahora voy hacia haya — Digo algo confundida.

Gracias, nos vemos aquí — Dice y yo cuelga.

[Fin De La Llamada]

— ¿Okey? — Digo para mi misma algo confundida.

Guarde mi celular y me di la vuelta para dirigirme hacia el gran edificio donde trabaja Aidan.

Después de unos cuantos minutos había llegado al gran edificio. Entre e inmediatamente me dirigí hacia el elevador, entre y apreté el botón que daba hacia la ultima planta.

Cuando las puertas del elevador se abrieron mi ceño se frunció ya que la recepcionista que siempre me atiende no se encontraba por ningún lugar.

Confundida camine hacia la oficina de Aidan, mirando a todos lados para ver si alguien no se acercaba a regañarme por entrar a la oficina de Aidan.

Toque la puerta e inmediatamente recibí un Pase de parte de Aidan así que algo nerviosa entre a la oficina de Aidan.

— Al fin llegamos — Dijo y yo lo mire.

— ¿Para que me querías? — Pregunte y el me examinó con la mirada.

— Cierra la puerta con seguro — Evito mi pregunta.

Lo que dijo que hizo ponerme nervios, la ultima vez que me dijo eso no resulto del todo bien y presiento que esto tampoco resultada bien. Aun así, lo obedecí.

— Acércate — Hizo una señal y yo nerviosa me acerque hacia el.

Dio media vuelta junto con la silla en la que se encontraba sentado y yo me quede quieta justo cuando estuve frente a el.

— Recuerdas — Se levanto de su asiento — Cuando... — Su voz me encantaba, murmuraba roncamente, parecía furioso pero caliente a la vez, hablaba con firmeza — Mencionaste que tu y yo no éramos nada — Pregunta y yo trago algo de saliva.