Eight

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T/n Jones

Al llegar a casa nos cambiamos rápidamente para  poder salir a pasear un rato. Es como parte de nuestra rutina, los viernes salimos a pasear, comemos un helado y le compro algún juguete a Mateo, para que no pierda la emoción que se siente el ser niño.

Al terminar de arreglarnos tome algunas cosas que necesitaría, dinero, lo mas importante y ya listos tome la mano de Mateo para así salir de casa.

— ¿De que pedirás tu helado? — Pregunte después de un rato de caminar.

— ¡De fresa! — Brinco emocionado mientras que aun me tomaba de la mano a lo que yo solo reí levemente, me parecía adorable.

Seguimos caminando hasta llegar a la heladería, pedimos nuestros helados, pague y mientras dábamos unas cuantas lamidas al helado caminamos hacia una banca que se encontraba en un parque cerca.

— ¿Por qué mama no pasa tiempo con nosotros? — Pregunto mirándome curioso aun comiendo su helado.

— Antes lo hacia — Dije sin respuesta a su pregunta.

— ¿Pero porque ahora no? — Pregunto aun curioso y yo solo suspire cansada.

Estas preguntas que hace sobre mama me cansan un poco, no se que responderle a mi pequeño hermano lo que me desespera y me hace sentirme molesta hacia mama.

Por lo menos no pregunta por nuestro padre, eso es un milagro

— Es una persona ocupada — Dije sonriendo forzada.

— Quiero ser una persona ocupada, mama siempre se la pasa en su habitación, acostada, eso debe ser divertido — Dijo el y yo lo mire sorprendida, la había cagado.

— No, mata, mama hace mas cosas, no solo estar en la cama — Digo rápidamente.

— ¿Ah no? — Dijo confundido y yo negué.

— Ella trabaja desde su habitación solo que cuando nosotros entramos ella ya se encuentra muy cansada — Dijo y el asiente, entendiendo.

Odio mentir y mas si es a el

Pero así son las personas mayores ¿No? tener que mentirle a un pequeño y dulce niño para que el no pierna aquella ternura e inocencia que carga en su pequeño ser.

Estaba tranquila, mirando con una sonrisa a Mati desde la banca donde estaba sentada, en unos cuantos segundos ya se había hecho una amiga y estaban jugando felizmente en el césped fresco con un verde increíble.

Los miraba atenta, no quería que por un descuido mío Mateo ya no este, seria otra carga que tengo que lidiar si el llega a perder. Estaba tranquila, mirándolo hasta que de reojo veo como alguien se sienta a mi lado.

— Es un niño muy dulce — Su voz firme y gruesa me hace saltar y mirarlo inmediatamente.

— Idiota, me asustaste — Dije con una mano en mi pecho mientras lo miraba.

— Disculpe por haberla asustado bella dama — Dice sarcástico y yo solo ruedo los ojos mirando una vez mas a Mateo.

— ¿Qué haces aquí? — Pregunte con fastidio mirando a mi hermanito.

— ¿Qué no puedo ver a mi pequeña? — Pregunto irónico y yo lo mire con una ceja alzada.

— ¿Tu pequeña? — Pregunte y el asintió confundida — Para tu información, yo no le pertenezco a nadie — Dije egocéntrica y el me miro aun mas confundido.

— ¿Qué carajos te pasa? — Pregunto un poco molesto.

Yo reaccione al como estaba actuando, me estaba comportando bastante molesta y el ni siquiera me había hecho enojar.

Karla me preocupaba bastante y solo por eso es mi reacción, Karla es mi amiga desde hace mucho, pude ser algo fastidiosa y creída pero sigue siendo mi amiga y me preocupo por ella.

— No es nada, lo siento — Dije en un susurro por la pequeña pena que había en mi.

El tomo ligeramente mi mentón, obligándome a mirarlo, sonrió ligeramente para luego tomar mi rostro entre sus manos y estampar sus labios con los míos en un beso dulce.

— No pasa nada — Dijo tranquilo mientras me sonreía.

Yo solo sonreí, lo tome por el cuello y uní nuestros labios en otro beso pero eso fue interrumpido por la dulce voz de un pequeño niño confundido.

— T/n — Escuche su voz e inmediatamente me separe de Aidan.

— ¿Si? — Dije algo nerviosa mientras lo miraba.

— ¿Quién es el? — Pregunto confundido mirando detalladamente a Aidan.

— Bueno el es... — Iba a decir cualquier cosa, amigo, lechero, compañero o algo por el estilo pero Aidan me interrumpió.

— Soy su novio, un gusto Mateo — Dijo estirando su mano para poder estrecharla con mi hermanito a lo que Mateo lo hizo algo confundido.

— ¿Novio? — Dijo confundido — Nunca hablaste de un novio — Dijo Mateo mirándome — No después de Marco — Dijo inocente y yo solo mordí mi labio inferior por los nervios.

— ¿Quién es Marco? — Pregunto Aidan tensando su mandíbula mientras me miraba.

— Ehh — Mateo me interrumpió.

— Es un chico del colegio, ella dijo que se le hacia muy lindo, perfecto, un príncipe azul con armadura — Dijo y yo lo fulmine con la mirada para luego mirar a Aidan con una sonrisa inocente.

— Hay estos niños de hoy en día — Dije nerviosa mientras que intentaba no hacer contacto visual con el.

— Aja — Dijo algo molesto.

— ¿Por qué no vas a seguir jugando con tu amiguita? — Dije nerviosa mientras que ponía mi mano en su hombre y le sonría forzadamente.

— Bien — Dijo sin importancia y sonriendo se fue corriendo con la niña con la que antes jugaba.

— ¿Ah si que Marco ehh? — Pregunto sarcástico mientras me miraba.

— Eh...¿Si?  — Dije nerviosa y el paso su lengua por sus labios con fastidio.

— ¡T/n, óyeme bien! — Dice tomando mi rostro, ahuecando mis mejillas — Eres mía ¿Entiendes? — Yo asiento ligeramente — Deberás de dejar de hablar con Marco o con cualquier otro chico con el cual hables ¿Escuchaste? — Yo lo mire ofendida, quitando su mano de mi rostro.

— ¡No por ser mi Sugar Daddy tengo que obedecerte en todo! — Le dije molesta y el volvió a jalarme hacia el.

— Si, si tienes que hacerlo, yo soy el que te da el dinero — Dice molesto mirándome fijamente, hablando con su voz seria y firme.

— Suéltame, me lastimas — Dije y el algo brusco me soltó.

— Te lo mereces, eres una niña mal portada — Dijo molesto mientras que se acomodaba mejor en el lugar donde se encontraba sentado.

— ¡Jodete! — Le alce la voz molesta para luego tomar mis cosas y levantarme — Mateo es hora de irnos — Digo mientras que camino hacia el.

Me toma del brazo — Tu no te vas de aquí — Susurra molesto en mi oído.

— ¿A donde vamos? — Pregunto Mati, el cual estaba ya enfrente de nosotros.

— Vamos a la feria ¿Quieres ir a la feria? — Dice Aidan descaradamente mientras que me suelta del brazo para agacharse a la altura de mi hermano y fingir una dulce sonrisa para el.

— ¡Si! — Dice Mati feliz mientras da un pequeño brinco.

Aidan me mira seriamente y yo solo lo miro molesta. ¿Cómo pudo haber dicho eso? Es un maldito descarado.

— Bien, vámonos entonces — Dice Aidan tomando el cuerpo de mi hermanito para poder cargarlo — Vamos cariño, no queremos llegar tarde a la feria — Dice Aidan mirándome con una sonrisa y yo solo sonrió forzadamente y sarcástica.

— Si claro, no queremos llegar tarde — Digo sarcástica mientras que camino de mala gana.

Hijo de puta

𝐌𝐲 𝐬𝐮𝐠𝐚𝐫 𝐃𝐚𝐝𝐝𝐲 © [✔]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora