Eleven

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T/n Jones

Me encontraba recargada en la barra donde debo de atenderé a los clientes que vienen a la pequeña cafetería donde trabajo.

Pensaba en Aidan y lo imbécil que había sido esta mañana. Después de haberle hecho lo que el me pidió me miro sonriendo para luego tomar su billetera y lanzarme el dinero como si no hubiese pasado nada.

Lo peor fue que aun fingiendo que no había pasado nada mientras que se subía los pantalones me dijo "Gracias por la ayuda, ahora puedes irte". La sangre me hirvió así que antes de irme le di también una pequeña sorpresa.

Le di una gran cachetada que ni siquiera le dio tiempo de gritarme algo ya que yo ya me había ido de ahi, así de rápido amigos. Salí de aquel lugar mas que molesta.

¿Qué se creía ese idiota?

Apreté mis puños tan solo pensarlo, había sido una idiota por jugar su maldito juego pero ya paso y no puedo hacer nada para remediar lo que paso.

Comencé a reír levemente tan solo recordar el gran gesto de confusión y dolor que hizo cuando le di la cachetada. Deje de reír cuando la pequeña campana que hay en la entrada, arriba de la puerta, comenzó a sonar, dándome a entender que alguien había llegado.

Arregle el mandil que tenia puesto para luego tomar una pequeña libreta junto con una pluma.

— Bienvenido ¿Qué va a querer? — Pregunte mirando la libreta.

— Dos capuchinos — Responde sin mucha importancia.

— Bien, dos capuchinos en marcha — Dije para luego arrancar la hoja y pegarla en la misma barra — ¿Dos capuchinos? — Pregunte tomando la hoja — Bien — Dije sin importancia para luego darme la vuelta y comenzar a hacerlos.

Escuche la pequeña risueña risa que soltó aquel chico que pidió los dos capuchinos por ver el espectáculo que hice por estar aburrida, yo solo sonreí mientras que lo seguía haciendo esta que termine.

— Dos capuchinos para... — Espero una respuesta mientras que sigo girándome.

— James — Responde y yo inmediatamente lo miro con asombro.

— ¿James? — Digo asombrada.

— Ese soy yo — Dice sonriendo amable.

Yo dejo los capuchinos en la barra y tomo del cuello de la camisa a James para poder acercarlo a mi.

— ¿¡Donde carajos esta Karla!? — Le pregunto molesta.

— ¿En el auto? — Dice confundido — Espera...¿De donde conoces a Karla? — Pregunta curioso y confundido aun.

— Eso no debería importarte — Respondo de mala gana mientras que lo miro con rabia.

— Oye...¿Podrías soltarme? — Pregunta y yo inmediatamente lo miro mal.

— ¡No! — Digo inmediatamente — No hasta que me digas que le pasa a Karla — Digo con esperanzas de que me diga.

— A ella... — Alguien lo interrumpió.

— Daddy ¿Por qué tardas tanto? — Al escuchar su voz, ambos, inmediatamente la miramos y observamos que miraba como nos encontrábamos.

Yo lo tomaba del cuello de su camiseta, la cercanía era poca y no dudo de que Karla puede estar pensando que me estaba besuqueando con su Sugar.

— ¿Qué carajos esta pasando? — Pregunta molesta mientras que se acerca lentamente.

— No es lo que parece — Digo rápidamente mientras que suelto a James.

— Creí que eras mi mejor amiga — Iba a hablar pero ella me interrumpió — Pero me doy cuenta de que eres una maldita zorra — Dice molesta.

— Karla yo... — James interrumpe.

— ¿Ustedes se conocen? — Pregunta James confundido ante la situación.

— Sí, oh eso creía — Dice Karla con decepción mientras que tomaba el brazo de James.

James confundido y Karla molesta-decepcionada, salieron de la pequeña cafetería, dejándome sola y con la palabra en la boca.

¿Qué le había pasado a Karla?

[...]

La noche había llegado, yo realmente me encontraba algo mal, este día había sido una total mierda. Quite el pequeño mandil que llevaba puesto para luego doblarlo y dejarlo en su lugar de siempre.

Tome mis cosas con algo de pereza para luego caminar hacia la entrada de la cafetería, salí y cerré con llave para luego comenzar a caminar por las oscuras calles de la ciudad, tratando de ponerme el suéter que tenia porque hacia algo de frio.

Seguí caminando hasta que escuche el sonido de un claxon, algo confundida mire hacia atrás y pude ver el auto de Aidan.

— Sube, te llevare a casa — Grito y yo con mala gana camine hacia su auto.

Realmente no quería hacerlo pero sinceramente si me daba algo de miedo caminar por las calles a estas hora de la noche. Entre a su auto, me puse el cinturón de seguridad y agache mi mirada hacia mis muslos.

— T/n yo... — Lo interrumpí.

— No quiero escucharte, solo quiero que me lleves a casa — Murmure algo molesta para luego mirar hacia la ventana.

Escuche el suspiro que soltó para luego comenzar a conducir hacia mi casa, el camino era silencioso, a veces podía llegar ser incomodo pero aquella incomodidad desaparecía de la nada hasta que llegamos a mi casa.

— Gracias por traerme — Dije sin importancia quitando el cinturón de seguridad.

Iba a salir pero las fuertes manos de Aidan me detuvieron.

— Perdóname — Murmura y yo lo miro — Se que fui un completo imbécil al tratarte de aquella manera — Se disculpa mientras que toma delicadamente mis manos.

Suspiro — Si, fuiste un completo imbécil pero...te perdono — Digo sonriendo ligeramente.

— Gracias pero te lo recompensare. Mañana vengo por ti, a las 2 de la tarde te quiero bien arreglada porque vamos a tener todo un día juntos, solo tu y yo — Dice dulcemente mientras que sonríe ligeramente.

— Mañana no puedo, tengo que trabajar y no tengo nadie el cual pueda cuidar a Mati — Digo no muy convencida.

— Oh vamos, debes dejar de trabajar tanto, no creo que por faltar un día te despidan — Dice algo irónico — Y de Mati, es un niño grande, sabe cuidarse solo — Dice sin mucha importancia y yo lo miro mal.

— Tiene cinco años — Digo algo irónica.

— No es para tanto — Le resta importancia — Además, solo serán unas cuantas horas. ¿Ándale, si? — Pregunta, insistiendo.

Suspiro — Bien — Respondo sin ninguna otra opción.

— Genial, nos vemos mañana, pequeña — Sonríe pero toma delicadamente mi mentón y estampa sus labios con los míos.

Nos separamos y yo solo puedo sonreír algo nerviosa, nos despedimos una vez mas y yo salgo de su auto para poder dirigirme hacia mi casa. Entro y encuentro el lugar arreglado, sonrió y me dirijo hacia la habitación.

Entro y encuentro a Mati acostado en la cama. Me acerco y aparto los pequeños mechones que tiene en su rostro para poder besar su frente.

— ¿T/n? — Dice algo adormilado.

— ¡Shh! — Le acaricio el cabello para que se vuelva a dormir.

El se mueve un poco pero al final se queda totalmente dormido. Sonrió y me levanto de la cama con cuidado, apago la luz de la habitación y salgo para poder dirigirme hacia la cocina. Me senté en una silla y comencé a pensar algunas cosas.

¿Es posible que alguien pueda gustarte tan ripidio?

𝐌𝐲 𝐬𝐮𝐠𝐚𝐫 𝐃𝐚𝐝𝐝𝐲 © [✔]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora